Historia de la Marina de Guerra del Perú
Desde 1969 a la actualidad
Durante la década de los '60, fue preocupación del Alto Mando Naval el dotar a las fuerzas navales de nuevas unidades, e ir empezando a reemplazar a las que por su obsolescencia eran dadas de baja, como el caso de las viejas fragatas Ferré y Palacios retiradas en 1966.
Tras los estudios a cargo del Estado Mayor y las gestiones respectivas por los comisionados navales en Europa, entre los años 1968 y 1969 se concretó la compra de dos destructores británicos de la clase Daring, el Diana y el Decoy, rebautizados Palacios y Ferré respectivamente, que se hallaban en excelente estado de operatividad.
El Alto Mando Naval peruano, consideró someter ambos buques a un proceso de modernización, y de manera acertada se incluyó en su nuevo sistema de armas, la instalación de misiles superficie-superficie, nueva y efectiva arma que había hecho su debut durante la guerra árabe-israelí de 1967, cuando una lancha misilera egipcia de origen soviético hundió al destructor israelí Eliath.
Tomada esta decisión, se realizó gestiones reservadas con los fabricantes franceses de un nuevo tipo de misil, el Exocet, que aún se hallaba en fase de pruebas, a fin de instalarlos a bordo de los nuevos destructores. De esta manera fueron sometidos a una completa modernización en astilleros británicos.
Finalizada su modernización, ambos buques llegaron al Callao en 1973, constituyéndose como los primeros buques en la región en poseer misiles superficie-superficie.
Ese mismo año, se adquirió el crucero holandés De Ruyter que, bautizado como Almirante Grau, pasó a ser el nuevo buque insignia de la Escuadra; y el antiguo Grau pasó a denominarse Capitán Quiñones.
Prosiguiendo con el plan de adquisiciones navales, en el mismo año 1973, se firmó un contrato con el astillero italiano Cantieri Navali Riuniti para la construcción de cuatro fragatas misileras tipo Lupo, dos de ellas en astilleros italianos y las otras dos con asistencia técnica en los astilleros del SIMA, en el Callao.
La primera de ellas, la Carvajal fue incorporada al servicio en 1978, y al año siguiente lo hizo la Villavicencio. Las fragatas construidas en el Callao fueron la Montero, entregada en 1984, y la Mariátegui, en 1986.
Adicionalmente, en 1976 fue adquirido en Holanda otro crucero, el De Zeven Provincien, el que rebautizado Aguirre fue sometido a un proceso de conversión a portahelicópteros, con capacidad para operar tres helicópteros Sea King armados con misiles aire-superficie Exocet AM-39 o de torpedos para guerra antisubmarina.
Este nuevo crucero hizo su arribo al Callao en mayo de 1978 acompañado del destructor García y García, también adquirido en Holanda. Entre 1979 y 1983 se sumaron otros siete destructores antisubmarinos de la misma procedencia: Villar, Quiñones, Gálvez, Diez Canseco, Castilla, Bolognesi, y Guise.
Otra adición a la escuadra fue el proyecto Tiburón, que consistió en la construcción en astilleros franceses de seis corbetas misileras del tipo PR-72P, que con los nombres de Velarde, Santillana, De los Heros, Herrera, Larrea y Sánchez Carrión, fueron construidas entre los años 1978 y 1981.
Por otro lado, el crucero Almirante Grau fue modernizado en Holanda entre 1985 y 1988 siendo dotado de nuevos sistemas de combate y de misiles superficie-superficie Otomat.
La renovación e incremento de las fuerzas navales no sólo se dio con unidades de superficie, sino también se hizo extensivo a las demás fuerzas. Entre 1974 y 1984 se construyeron en Alemania seis submarinos de la clase 209, que fueron incorporados con los nombres de Islay, Arica, Pisagua, Chipana, Casma y Antofagasta. Asimismo, en 1975 se adquirió en los Estados Unidos dos submarinos oceánicos del tipo Guppy IA, rebautizados Pacocha y La Pedrera.
El Servicio Aeronaval incorporó aviones antisubmarinos Tracker S-2F, de exploración marítima Fokker F-27MP, helicópteros antisubmarinos AB-212 y helicópteros Sea King en versión antisubmarina y antisuperficie. La Infantería de Marina igualmente recibió equipamiento nuevo, entre ello una compañía de vehículos de reconocimiento Chaimite de fabricación portuguesa, adquiriendo asimismo mayores capacidades para operaciones de reconocimiento anfibio y aerotransportadas.
Finalmente, en 1969 se creó la Escuela de Demolición Submarina, que sería la base de la actual Fuerza de Operaciones Especiales.
La Marina en estos últimos treinta años ha tenido que enfrentar grandes retos y dificultades. Participó activamente en dos conflictos internaciones con Ecuador (1981 y 1995), cubriendo como era del caso el flanco marítimo y el flanco fluvial. En ese mismo contexto, varios de miembros participaron activamente en el proceso de negociación que siguió a cada uno de estos conflictos.
Por otro lado, debió lamentar la pérdida de varios de sus miembros a consecuencia del hundimiento submarino Pacocha en aguas del Callao, el 26 de agosto de 1988, luego de ser colisionado por un pesquero japonés. El heroico comportamiento de su comandante, capitán de fragata Daniel Nieva, y de todos sus tripulantes, estuvo a la altura de las circunstancias. El posterior reflotamiento de la nave fue un triunfo del Servicio de Buceo y Salvataje que contribuyó a aliviar el pesar institucional por esas pérdidas.
Al inicio de un nuevo siglo, la Marina de Guerra del Perú, se avocó a un proceso de modernización institucional con miras a hallarse preparada a los retos que el nuevo orden mundial demandan del país.
Es así que, dentro del marco general de reestructuración y en virtud a un acuerdo firmado entre los gobiernos de Perú e Italia, se adquirieron cuatro fragatas misileras clase Lupo, con el fin de asegurar el mantenimiento del equilibrio naval en nuestra región y resguardo del territorio y la soberanía nacional, así como colaborar en la solución de problemas internacionales contemporáneos que tienen como escenario el mar.
En una primera etapa, la incorporación de este tipo de unidades navales a la Escuadra de nuestra Marina de Guerra, se materializó con el arribo del BAP Aguirre y el BAP Palacios al Puerto del Callao en el 2005.
Estas unidades tienen un desplazamiento de 2,280 toneladas a plena carga y armamento de gran poder como misiles superficie-superficie OTOMAT MK-2, misiles superficie-superficie Sea Sparrow en lanzador óctuple MK-29 y lanzatorpedos triples MK-32.
Posteriormente, arribaron al país las dos últimas fragatas: la Bolognesi en agosto del 2006 y la Quiñones en enero del 2007, unidades con capacidad de realizar patrullajes marítimos contra acciones delictivas como la pesca ilegal, el narcotráfico y la piratería.
Su presencia en el territorio nacional permite a nuestra Marina de Guerra, ampliar su participación con un mayor número de unidades navales para ayudar en el mantenimiento de la paz mundial a solicitud de las Nacionales Unidas, y en operaciones multinacionales.
Está demostrado que la excelente operatividad de las fragatas misileras clase Lupo en el Mar de Grau y en aguas internacionales, se debe al gran profesionalismo del marino peruano y a la experiencia que tiene en la conducción de este tipo de unidades navales.
La adquisición de estas fragatas misileras clase Lupo son la síntesis de la visión del alto Mando Naval y el Gobierno Peruano que constituyen un tributo al Gran Almirante Miguel Grau y al Mariscal Ramón Castilla, que desearon una Marina de Guerra del Perú con una poderosa Escuadra con el fin de garantizar la integridad territorial en el frente interno y externo.