La ciudad de Cajamarca
Descripción
Es la capital del departamento del mismo nombre, se ubica en el valle del río Mashcón, en la vertiente occidental de los Andes del norte. Su nombre, de origen quechua, significa tierra fría y se caracteriza por su historia representativa, su espléndida arquitectura y los pintorescos paisajes que la rodean, ya que es motivo de inspiración de renombrados pintores locales.
Cajamarca estableció vínculos muy estrechos con las culturas de la costa norte. Los vestigios humanos más antiguos de esta región datan desde hace aproximadamente 3000 años, cuando la zona recibió una fuerte influencia de la cultura Cupisnique y, posteriormente, de la Chavín.
Hacia los siglos VI y VII d. C., recibió influencias de la cultura Wari, cuyo centro de desarrollo se hallaba en Ayacucho, y en siglo XIII fue el centro de una confederación de reinos independientes que se extendía hasta el río Alto Marañón. Tras una fuerte resistencia, alrededor del año 1450 d. C. la región fue anexada al imperio incaico y Cajamarca pasó a ser un importante centro administrativo y un sitio de descanso de la realeza incaica.
En 1532, donde hoy en día se encuentra la Plaza de Armas de Cajamarca, el marqués Francisco Pizarro capturó al Inca Atahualpa, quien se había rehusado a someterse a la Corona española y a la fe cristiana. A cambio de su liberación, el inca ofreció llenar un recinto con oro y dos veces con plata, se dice que la fundición de los metales duró más de 30 días. A pesar de ello, 9 meses después de su captura los conquistadores lo condenaron a la pena del garrote.
A partir de entonces, los españoles se asentaron en la ciudad y adaptaron su trazado incaico al diseño en cuadrícula o en damero y, por esta razón, quedan pocos vestigios de la presencia inca en Cajamarca.
En los tiempos de la colonia, la economía de Cajamarca giraba en torno a la agricultura, la ganadería y la fabricación de prendas textiles y, en el siglo XVII, con el descubrimiento y la explotación de las minas de plata de Hualgayoc alcanzó su apogeo.
Cajamarca conserva numerosas construcciones coloniales lo que le otorga un ambiente muy especial, por esto, en 1986 fue declarada por la Organización de los Estados Americanos (OEA) como Patrimonio Histórico y Cultural de las Américas.
Hoy en día, Cajamarca es la ciudad más importante de la sierra norte del Perú, su crecimiento económico está impulsado por el desarrollo de la minería aurífera, su tradicional ganado vacuno, la agricultura de secano (con el maíz como principal cultivo) y, más recientemente, por el turismo. La ciudad refleja la influencia española en la arquitectura de la Catedral, y las iglesias de San Francisco, Belén y la Recoleta, así como en sus casas de dos pisos y techo a dos aguas.
Al este de la ciudad, se encuentra el distrito Baños del Inca, famoso por las aguas termales donde el Inca acostumbraba bañarse y, también, porque ahí se encuentran las Ventanillas de Otuzco, conjunto de nichos de los antiguos habitantes del lugar.
En la provincia de Cajamarca se halla el Complejo Arqueológico Cumbemayo, vestigio de altares ceremoniales y acueductos pre incas y, en la provincia de San Pablo, se encuentra el Complejo Ceremonial Kuntur Wasi, de varias plazas y plataformas sostenidas por muros de piedra de gran tamaño en la época pre inca.
El paso del tiempo no ha modificado la ciudad que mantiene sus calles trazadas como un damero. Tiene gran número de casas coloniales que han sido convertidas en restaurantes y hoteles muy atractivos por sus pórticos y piedras labradas.
Las casonas, junto con las edificaciones de tipo religioso de mediados del siglo XVII, representan una valiosa parte del patrimonio cultural y turístico, la afluencia de turistas es reducida por la falta de promoción. A pesar de ello, la celebración del carnaval cajamarquino sigue congregando a propios y extraños en una de las más concurridas y alegres fiestas de todo el territorio nacional.