MITOS Y LEYENDAS

Leyenda El guitarrista Encantado

En el caserío Campana, de la provincia de San Ignacio, existe un camino de herradura que conduce al caserío de Huangari. En el cruce de los caminos que se reparten para este caserío y el caserío Santa Rosa existe una caída de agua 6 m. de altura aproximadamente. Cuentan que esta caída de agua es rica en cuando a biodiversidad, tiene especies que tienen un efecto hechizante para aquellos que son tentados por el sonido agudo  de una guitarra. Este cruce es muy conocido por los pobladores, se dice que en semana santa, cuando atardece las personas pasan por ahí, sin compañía, escucha el sonido agudo de una guitarra, es entonces cuando recuerdan al joven guitarrista que años atrás se perdió en la inmensidad de la noche.

Hace mucho tiempo, un viernes santo, un grupo de jóvenes optimistas contagiados por la alegría decidieron dirigirse al caserío Santa Rosa a dedicar una serenata a la novia de Juan, un integrante del grupo en el transcurso de la aventura Rodolfo y Jorge comenzaron a contar viejas historias, Sebastián, Rodolfo y otros estaban muy concentrados en los relatos, a excepción de Juan que tubo ganas de miccionar y se alejó un poco de ellos, introduciéndose en un pequeño matorral, llevando consigo su guitarra.

Pasados algunos minutos, uno de los jóvenes se percató que faltaba Juan, inmediatamente dio por enterado a sus compañeros; empezaron a llamarlo pero al no haber respuesta de su llamado, se sentaron a espérarlo, sus amigos esperaron su llegada pero esto no sucedió; preocupados y aterrorizados por la idea de que le sucedió algo, decidieron esperar que rayase la aurora para luego dirigirse a su búsqueda. Estando en el lugar rastrearon minuciosamente esperando encontrar algún indicio de su compañero; pero cansados de tanto buscar, reposaron al lado de la caída del agua.

Uno de ellos que no se había dado por vencido siguió buscando y se dio con la sorpresa de que la clavija de la guitarra estaba colgada en la parte alta de la peña. Juan nunca fue encontrado, jamás apareció por ningún lugar, solo quedaron sus recuerdos. Hoy  en día se  dice que en semana santa y en algunos días y a media noche, aquellos que pasan por este lugar, solo escuchan el agudo sonido de una guitarra que incita a buscar al guitarrista.