Salud mental: las personas con depresión no son débiles ni anormales y debemos ayudarles a buscar apoyo profesional

trastorno depresivo”, reflexionó el Dr. Adrián Arévalo Alván, médico psiquiatra de la Dirección de Salud Mental del Ministerio de Salud (Minsa), en el marco del Día Mundial de Lucha Contra la Depresión que se conmemora cada 13 de enero.

Para el especialista, la depresión se comporta como una enfermedad crónica, inflamatoria y sistémica, y existen estudios que asocian el tener depresión con desarrollar enfermedades cardiovasculares (infarto e hipertensión), diabetes mellitus tipo 2, obesidad, deterioro cognitivo, discapacidad, algunos tipos de cáncer y un incremento en el riesgo de mortalidad. 

Por ello, explicó que, si por más de dos semanas la persona mantiene un ánimo depresivo, anhedonia (pérdida de interés por hacer las actividades diarias), sentimientos de culpa o minusvalía, ideas, planes o intentos suicidas; fatiga o pérdida de energía; incremento o disminución del sueño; incremento o disminución del apetito o peso baja capacidad para concentrarse; y retraso o agitación psicomotora debe acudir de inmediato a un especialista.

“Como Minsa contamos con los Centros de Salud Mental Comunitaria en donde la persona será evaluada por un equipo profesional, el cual le evaluará para determinar si tiene o no depresión y con ello acceder a un tratamiento rápido y adecuado”, indicó. 

Arévalo Alván comentó que detrás de los síntomas, no hay una única respuesta, pues las personas con depresión tienen muchos matices, es una población muy variada, por ello no se puede hablar de un solo tipo de depresión.

“Tenemos que entender que no hay dos personas con depresión que sean iguales, cuando hablo de depresión, hablo de diferentes fenómenos muy distintos entre sí”, dijo.

En ese sentido, resaltó que existen factores de riesgo como el antecedente de que en la niñez o adolescencia la persona ha pasado por alguna adversidad (abuso físico, emocional, psicológico). Es importante resaltar el abuso emocional, en donde se le transmite al niño, niña o adolescente el mensaje de que no vale, de que estorba, que no es deseado, que no pertenece a la familia o que es parte de un grupo porque representa una ganancia secundaria o interés. 

“También están las negligencias, y eso sucede cuando el cuidador, el padre, la madre o el adulto con quien tiene el vínculo primario, pudiendo hacerlo, no cuida al menor, no provee para sus necesidades básicas y además hay una ausencia emocional. El niño vive en un entorno de violencia o experimenta la pérdida de uno de sus cuidadores (divorcio, abandono, fallecimiento) y todo ese conglomerado de abuso, experiencias disfuncionales y adversidad, genera una carga difícil de sobrellevar”, sostuvo. 

Los adultos con mayor carga de adversidades tienen mayor riesgo (4 veces más) de desarrollar un trastorno depresivo que las personas no expuestas. El tipo de depresión más común es la asociada a las adversidades infantiles o estrés crónico. 

“Es frecuente que en una misma noche un niño, niña o adolescente atraviese por muchas de estas experiencias o adversidades como son que el padre maltrate a la madre, e insulte o agreda de la misma manera al hijo o hija”, refirió. 

Por tanto, desde nosotros mismos debemos modificar algunos hábitos para enfrentar un posible caso de depresión, por ejemplo, realizar actividad física, cortar el consumo de alcohol y tabaco, practicar una alimentación saludable para no incrementar la inflamación de nuestro organismo y seguir el tratamiento o terapia que se nos asigne. 

“Si tienes alguno de los síntomas mencionados, no es tu culpa, no es un signo de debilidad o de que te falte algo. Trata esta enfermedad con la misma seriedad y responsabilidad con lo que tratarías una fractura, debes buscar ayuda con un equipo multidisciplinario. Las personas con depresión no son débiles, no son anormales. Son comentarios estigmatizantes que no son correctos ni se corresponden con la evidencia científica”, puntualizó.