Evita las quemaduras y el cáncer de piel usando adecuadamente los bloqueadores solares

El uso adecuado de bloqueadores durante el verano, cuando se realizan actividades al aire libre o se acude a la playa, protegerá la piel de la radiación solar, de sufrir alguna quemadura o de padecer algún tipo de cáncer de piel, informó la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid) del Ministerio de Salud (Minsa).

“Las personas deben ser muy cuidadosas al adquirir un bloqueador solar, deben comprarlo solo en establecimientos formales y evitar los productos que ofrecen los vendedores ambulantes o los que se ofertan en lugares clandestinos. Se debe verificar que el envase se encuentre sellado, en buen estado de conservación y cuente con Notificación Sanitaria Obligatoria (NSO), que es el equivalente al registro sanitario”; explicaron especialistas de la Digemid.

Durante la feria informativa “Verano saludable” organizada por el Minsa en la playa Agua Dulce (Chorrillos), los representantes de la Digemid recomendaron que al comprar un protector solar se debe leer las indicaciones, modo de uso y advertencias, además, verificar que el producto tenga un factor de protección solar (FPS) de 30 o superior y sea resistente al agua.

“Se sugiere verificar que el bloqueador sea de amplio espectro y proteja contra los rayos ultravioleta UVA (que broncean de inmediato, penetran la dermis, causan el envejecimiento prematuro de la piel y aumentan el riesgo de contraer cáncer de piel) y los UVB (que pueden causar quemaduras solares y algunos tipos de cáncer de piel)”, enfatizaron. 

Asimismo, recomendaron aplicar el protector solar media hora antes de exponerse al sol y reaplicar cada dos horas, utilizarlo incluso en días nublados y no usarlo en menores de seis meses.

“También se debe usar prendas de manga larga, gafas de sol, sombreros o sombrillas, no exponerse al sol entre las 10 a. m. y las 4 p. m. e hidratarse con agua, frutas y jugos naturales, evitando en lo posible líquidos azucarados”, concluyeron.

El FPS indica el tiempo máximo que puede estar la piel expuesta al sol antes de que aparezca el enrojecimiento o se produzca una quemadura solar.