Lonchera escolar: ¿qué debemos saber?
Nota de prensa
10 de junio de 2002 - 12:00 a. m.
El contenido de la lonchera escolar de los hijos siempre es un problema con el que cotidianamente se ha enfrentado la madre o, en estos tiempos en los que los progenitores deben compartir las diversas responsabilidades de la familia, el padre. El refrigerio escolar no es un simple “alto” de la jornada escolar, sino que es necesario para que los niños repongan la energía gastada en las actividades estudiantiles de las primeras horas.
En ese sentido, especialistas del Ministerio de Salud precisan que el refrigerio por ningún motivo puede sustituir a cualquiera de las comidas principales. El refrigerio se ingiere “entre comidas”. Sin embargo, éste debe ser nutritivo, es decir, incluir un alimento proteico (queso, huevo, carne, embutido); un alimento energético (pan con mermelada u otras combinaciones); un alimento que proporcione vitaminas, minerales y agua (fruta al natural, jugo de frutas).
Cabe señalar que si el refrigerio es nutritivo, contribuye con la quinta parte de las necesidades alimenticias de los niños y niñas y les asegurará un crecimiento adecuado y capacidad para tener un buen rendimiento escolar.
CULTURA DE BUENA ALIMENTACIÓN
Una buena alimentación es factor elemental en el desarrollo adecuado de los niños y también para mantener la salud de las personas de mayor edad. Por ello es importante promover una cultura de hábitos adecuados de alimentación y de higiene desde los primeros años de vida.
El refrigerio escolar que se toma en la festejada “Hora de recreo”, a mitad de la jornada estudiantil, evita el riesgo de que las niñas y niños presenten síntomas de disminución de glucosa, cansancio, y un bajo rendimiento por falta de energía.
Al respecto, los especialistas de la Dirección General de Salud de las Personas – DGSP del MINSA recomiendan que la lonchera escolar proporcione el 20% de las necesidades nutritivas diarias de los pequeños, lo que equivale a la quinta parte del total diario o 350 a 400 calorías en promedio.
Asimismo, en el momento en que se prepara el contenido del refrigerio debe tenerse en cuenta y promover el consumo de los alimentos producidos localmente. Además es necesario enseñar a los hijos, en forma práctica, el valor nutritivo de los alimentos que van a comer. El refrigerio debe estar compuesto por alimentos o preparaciones alimenticias de fácil digestión, transformación, y fácil manipulación por el niño o niña; no deben ser fermentables y deben estar libres de contaminantes.