Ministra de Salud presentó sello de fortificación de la harina de trigo

Nota de prensa

19 de julio de 2005 - 12:00 a. m.

Con el propósito de reducir los índices de anemia y otras enfermedades causadas por la carencia de micronutrientes, la ministra de Salud, Pilar Mazzetti Soler, y el Comité de Molinos de Trigo de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), presentaron el sello que certifica la fortificación de las harinas nacionales con vitaminas y minerales necesarios para mejorar la alimentación de nuestra población.

La titular del Minsa indicó que los niños son los principales afectados por problemas de tipo nutricional y las intervenciones que realiza su sector para corregirlos no necesariamente llegan a todas las personas afectadas, por lo que colocar micronutrientes en productos accesibles para la mayoría de la población marca el camino a seguir. Por ello se espera seguir adicionando micronutrientes en otros productos de consumo masivo.

Sostuvo que la fortificación está relacionada a la anemia y a las malformaciones congénitas, ya que la ausencia de ácido fólico está asociada a malformaciones en la columna o en el sistema nervioso, mientras que el consumo de esta sustancia en gestantes disminuye las probabilidades de tener un hijo con síndrome de Down.

Resaltó que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) está dispuesta a trabajar con el Minsa en la elaboración de un proyecto que también permita el enriquecimiento de las pequeñas producciones locales de harina. De esta manera se complementará la estrategia de fortificación.

Por su parte, el presidente del Comité de Molinos de Trigo de la SNI, Alejandro Daly, dijo que la harina de trigo fortificada que fabrican las empresas que integran dicho comité tiene un sello distintivo de color azul en el cual se señala; “Dales un mejor pan, dales un mejor futuro”. Este insumo contiene hierro y vitaminas que permiten combatir la anemia y la desnutrición.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la fortificación de harina como vehículo ideal para proveer micronutrientes, ya que este insumo se destina a la fabricación de panes, fideos y galletas, productos básicos en la dieta diaria de la población.

Según la OMS la deficiencia de hierro es uno de los mayores problemas nutricionales en las Américas. En el Perú el 57% de niños menores de cinco años y el 53% de gestantes tiene anemia.

Con la fortificación de la harina de trigo, además de cumplir con las recomendaciones de la OMS, el Perú se incorpora al grupo de países que realizan esta fortificación.

Obligatoria

El enriquecimiento de la harina se hace en cumplimiento del Decreto Supremo 008-2005-SA, emitido por el Minsa y que establece que toda la harina de trigo de producción nacional o importada debe estar fortificada a partir del próximo 04 de agosto de manera obligatoria.

Esta fortificación tiene como objetivo prevenir o corregir las deficiencias de nutrientes en la población. Teniendo en cuenta esta necesidad en agosto del año pasado se aprobó la Ley Nº 28314 que dispone la fortificación de harinas con micronutrientes.

Dicha Ley establece que la harina de trigo debe contener hierro (55 mg/kg), niacina (48 mg/kg), ácido fólico (1.2 mg/Kg), vitamina B1 (5mg/kg) y B2 (4mg/kg), con la finalidad de contribuir a la reducción de la deficiencia de estos micronutrientes en nuestra población.

La adición de nutrientes y vitaminas en la harina no produce cambios en las características de este producto ni representa un aumento significativo en los costos de su producción.

Tuberculosis

De otro lado, al comentar la presencia de tuberculosis en los trabajadores de salud, la titular del Minsa afirmó que este grupo laboral enfrenta un mayor riesgo de contraer esta enfermedad, aunque aclaró que es un “disparate” afirmar que alrededor del 50% de servidores de los hospitales tendría TBC.

Señaló que si se realiza una prueba de tuberculina a todas las personas presentes en determinado encuentro (como la Conferencia de prensa donde hoy estuvo presente), el 40% arrojaría positivo, lo que significa que en el Perú una buena parte de la población ha estado en contacto en determinado momento con alguna persona con TBC, pero no implica que este porcentaje se encuentre enfermo.

Se estima que entre el 2% y el 3% de los trabajadores de salud infectados desarrollará la enfermedad en algún momento de su vida, mientras que la transmisión ocurre en los establecimientos de salud o servicios donde se diagnostican y tratan casos de tuberculosis.