Rubéola en el embarazo causa síndrome de rubéola congénita en niños
Nota de prensa
14 de octubre de 2005 - 12:00 a. m.
La rubéola es una enfermedad infectocontagiosa transmitida por un virus y se caracteriza por la presencia de erupción en la piel y fiebre, aunque no todas las personas presentan estos signos y síntomas. Si bien se considera que esta es una patología es benigna, el verdadero riesgo es que una persona con esta enfermedad puede contagiar a una embarazada, lo cual ocasiona el Síndrome de Rubéola Congénita (SRC).
El Ministerio de Salud (Minsa) recuerda que si una mujer embarazada adquiere la rubéola en los primeros meses de gestación, el virus puede infectar al bebé en formación y afectarlo severamente. Cuando el contagio se produce en las 10 primeras semanas, un 90% de los niños pueden presentar SRC.
El SRC es una consecuencia grave de la infección por el virus de la rubéola, ya que afecta al bebé en gestación y puede producir muerte intrauterina, aborto, parto prematuro o alteraciones congénitas del sistema nervioso, de corazón, hígado, bazo, huesos y órganos de los sentidos, los cuales pueden causar sordera, ceguera, hemorragias, bajo peso al nacer y retraso del crecimiento o retardo mental.
Prevención
No existe tratamiento alguno contra la SRC, pero si se puede prevenir mediante la vacunación. Esta es la única medida efectiva para prevenir la rubéola y el SRC.
La aplicación de una dosis de vacuna permite desarrollar inmunidad contra la enfermedad para toda la vida. Por ello, el Ministerio de Salud realizará el próximo mes una Campaña Nacional de Vacunación contra la Rubéola y el Síndrome de Rubéola Congénita.
Una sola dosis protege, pero si después de un tiempo se vuelve a aplicar otra vez, por ejemplo durante las campañas, no le pasará nada malo a la persona, por el contrario con la segunda vacunación es posible lograr una mayor protección.
¿Quiénes se vacunan?
Ninguna persona sabe con certeza si tuvo o no rubéola, ya que la confirmación sólo es posible hacerla por laboratorio. Por ello la mejor medida de prevención es vacunarse.
De esta manera deben vacunarse todas las personas, menos las mujeres gestantes. A pesar de que los estudios han demostrado que la vacuna es inocua para el recién nacido, no se vacuna a madres embarazadas para evitar que la vacuna sea asociada con cualquier complicación que se presente durante el embarazo.
Las gestantes pueden vacunarse inmediatamente después del parto y en caso que tengan previsto un embarazo, la vacuna debe ser aplicada tres meses antes. Es necesario inmunizar también a los varones para evitar la circulación del virus entre la población.