Desnutrición infantil y anemia causan daños en la capacidad funcional del cerebro

Nota de prensa

17 de marzo de 2007 - 12:00 a. m.

Actualmente se estima que la anemia nutricional afecta a más del 49% de la población infantil menor de 5 años y que la desnutrición crónica o retardo de crecimiento infantil afecta alrededor del 25% del mismo segmento de población. Frente a esta realidad expertos del Ministerio de Salud (Minsa) advierten sobre los efectos negativos del inadecuado estado nutricional.

La Dra. Rosa Vilca, responsable de la Etapa Niño de la Dirección General de Salud de las Persona del Minsa, advirtió que la desnutrición y la anemia no sólo traen consigo problemas en el plano físico en las niñas y niños, tales como perdida de oportunidad de una mayor talla y disminución de la capacidad estructural corporal, sino también daño de las capacidades funcionales nobles del cerebro, tales como la abstracción, la integración, el análisis, el pensamiento matemático, la capacidad de respuesta ante situaciones no estructuradas, alteraciones afectivas y emocionales.

El adecuado estado nutricional durante la gestación e infancia tiene efectos en el mayor rendimiento intelectual y físico de las personas y contribuye a una mayor productividad y consecuentemente a un mayor crecimiento económico del país.

El Minsa ha reconocido entre las prioridades nacionales de salud la atención de los problemas de nutrición, por el impacto que tiene durante el ciclo de vida sobre el desarrollo humano y su calidad de vida. Se recomienda identificar y actuar tempranamente sobre los riesgos e implementar acciones preventivas promocionales para asegurar una buena nutrición de las personas y evitar efectos irreversibles.

Lactancia materna
La lactancia materna exclusiva es esencial en los primeros seis meses de vida. Se debe continuar con la lactancia materna hasta los dos años de edad, después de los seis meses en que el niño empieza a comer, pues su composición nutricional sigue siendo beneficiosa para el niño.

Se debe tener en cuenta que la lactancia materna protege contra las infecciones y reduce el riesgo de morbilidad y mortalidad. Asimismo, el impacto nutricional de la lactancia materna es importante durante los períodos de enfermedad, cuando el apetito de los niños se ve disminuido.

Alimentación complementaria
- A partir de los seis meses los niños mantienen el crecimiento rápido y se vuelven más activos por eso la lactancia materna debe ser complementada, para cubrir las necesidades nutricionales, con alimentación complementaria basada en comidas espesas que el lactante debe recibir cinco veces al día.

- Se debe incluir diariamente dos cucharadas de alimentos de origen animal como hígado, bazo, bofe, carnes, pescado o sangrecita.

- Diariamente consumir una fruta y una verdura disponible en la zona, puede ser papaya, naranja, mandarina, mango, zapallo, acelga, espinaca y zanahoria. Además de incorporar leche o productos lácteos en las comidas de la niña o niño.

- Incluir además la suplementación preventiva de hierro como refuerzo de la alimentación hasta los dos años de edad. Es recomendable del mismo modo darle pecho después de cada comida.

- De acuerdo a la edad de los niños, se debe modificar gradualmente la consistencia de las comidas, ofreciendo alimentos aplastados, triturados y luego picados, hasta que el niño se incorpore a la alimentación familiar.

- Se debe enriquecer la comida de los niños con una cucharadita de aceite, mantequilla o margarina para incrementar el aporte energético de las comidas.

- Durante los procesos infecciosos, fraccionar las comidas ofreciéndoles pequeñas porciones con mayor frecuencia, a fin de mantener la ingesta adecuada de nutrientes. Es conveniente ofrecer una comida extra hasta por dos semanas después de superada la enfermedad.

Alimentación interactiva
Es la manera adecuada de alimentar al niño, incluye comportamientos que permiten una óptima interrelación entre el niño y la madre o la cuidadora, proponiéndose:

• Hablar con los niños durante las comidas, con contacto ojo a ojo, reconociendo que los momentos de comer son espacios de aprendizaje y amor.
• Alimentarlos despacio y con paciencia, y animarlos a comer pero sin forzarlos.
• Dar de comer directamente a los niños pequeños y ayudar físicamente a los niños mayores cuando se alimentan solos, estando atentos y respondiendo a sus señales de apetito y saciedad.
• Cuando los niños no desean comer, se debe experimentar con diferentes combinaciones de alimentos, sabores, texturas y maneras de animarlos de comer.
• Minimizar las distracciones durante las comidas.

Prácticas de higiene
• Es importante cuidar la higiene personal como el lavado de manos con agua y jabón, antes de preparar los alimentos, dar de comer al niño, después de usar el baño, y luego del cambio de pañales. Igualmente mantener limpia las manos y cara del niño.
• Mantener los alimentos tapados y servirlos inmediatamente después de prepararlos.
• Utilizar utensilios limpios para preparar y servir los alimentos.
• Evitar el uso de biberones y chupones debido a la dificultad de mantenerlos limpios, además de otros efectos negativos.
• Utilizar agua segura (potable, clorada o hervida) y mantenerla en recipientes limpios, tapados y en lugares frescos.
• Conservar los alimentos en lugares seguros, libres de polvo, insectos, roedores y otros animales.
• Colocar la basura o restos de comida en recipientes tapados y fuera de la vivienda.
• Los restos de comida que los niños dejan en el plato no se deben guardar para consumirlos posteriormente, pues se descomponen fácilmente, por ello se deben consumir al momento.