Sensibilizar a escolares para que reconozcan el abuso ayuda a prevenir el bullying

Nota de prensa
Una de las claves para eliminarlo es acabar con el ‘codigo del silencio’ de los espectadores

24 de marzo de 2014 - 12:00 a. m.

Una de las primeras acciones para prevenir el bullying es sensibilizar y formar a los menores para que reconozcan cuándo se está cometiendo abusos con sus compañeros de clase y contribuyan a identificar a los agresores e intervenir antes del momento del acoso escolar, dijo la Dra. Isabel Vásquez Suyo, médico psiquiatra del Servicio de Salud Mental del Hospital Nacional Arzobispo Loayza.

La especialista asegura que los menores también deben conocer sobre los derechos ajenos y deberes propios. “Una de las claves para disminuir el bullying es acabar con el ‘código del silencio’ de los espectadores, quienes por miedo, indiferencia o porque lo toman como algo ‘normal’ o ‘gracioso’ no informan de estos abusos.

“El silencio que guardan las víctimas de bullying y los espectadores condiciona que los agresores tengan la seguridad de que sus actos gozan de aceptación y con ello, aumentan sus conductas agresivas”, advirtió.

De igual manera, añade la especialista, el niño agredido debe saber actuar ante estos casos, no mostrar inseguridad ante su agresor, tampoco sentirse mal si habla sobre los abusos que se están cometiendo; no debe responder a los agresores con acciones violentas, pero sí estimular a los líderes para que promuevan entre sus compañeros la no violencia y el respeto al derecho ajeno.

“Estas acciones preventivas lograrán desalentar las prácticas de abuso y el agresor se dará cuenta de que no puede actuar libremente para someter a su víctima”, concluyó.

El bullying es el hostigamiento o acoso escolar que ocurre en los centros educativos y en sus alrededores (parques, espacios donde se realizan actividades culturales y deportivas); tiene como principales protagonistas a la víctima, el agresor y el espectador.

Vásquez Suyo afirma que la influencia de la familia, la falta de comunicación, la sobreprotección de los hijos y la tolerancia de conductas agresivas son algunos factores que incrementan el riesgo de este fenómeno.

“Si el menor presenta bajo rendimiento escolar, falta de apetito, autoestima baja, insomnio, entre otros cambios, es recomendable el diálogo de padre a hijo para conocer lo que le está ocurriendo y actuar de inmediato. De esa manera, el agresor recibirá un castigo o medida correctiva y esta situación no llegará a consecuencias fatales como el suicidio”, recalcó la especialista.