El estigma social es el principal enemigo de la salud mental asegura especialista del INSM del Minsa

Nota de prensa
La población debe tomar conciencia y ayudar a desterrar los mitos que generan estigma y prejuicio

7 de noviembre de 2014 - 12:00 a. m.

El estigma contra la salud mental continúa siendo hoy uno de los principales problemas generados por los mitos y prejuicios que existen, por ello muchas personas temen ser rechazadas, prefieren callar y no buscar ayuda profesional, señaló el Dr. Humberto Castillo Martell, director general del Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado- Hideyo Noguchi.

El experto indicó que en el Perú alrededor del 84 por ciento de las personas que tienen problemas de salud mental no aceptan ni reconocen su padecimiento, y una de las causales es por el elevado estigma social. Dijo que cada año el 20 por ciento de la población adulta en el país sufre de algún tipo de trastorno mental, y la depresión es la más predominante.

Explicó que la salud mental significa el bienestar emocional, psíquico y social de la persona. Cuando esas condiciones se alteran puede afectarse la manera de pensar, el humor y el comportamiento. Entre sus causales, la historia genética familiar asume un rol importante, así también el entorno familiar y social. Otras causas pueden ser biológicas.

“Las enfermedades que afectan la salud mental no respetan raza, sexo, edad ni condición social. Se puede trabajar en su prevención, detección y tratamiento oportuno; ahora el Seguro Integral de Salud (SIS) cubre su financiamiento”, acotó.

En esa línea exhortó a la población a tomar conciencia y ayudar a desterrar esos mitos que generan estigma y prejuicio. “Salud mental no es sinónimo de locura”, subrayó.

Mitos y verdades sobre la salud mental
Mito: Las enfermedades mentales aparecen como consecuencia de la debilidad de carácter.
Verdad: Las enfermedades mentales se desarrollan como consecuencia de múltiples factores biológicos, psicológicos y sociales.

Mito: Las personas con problemas mentales son violentas y peligrosas.
Verdad: En realidad son más susceptibles de ser víctimas de un acto violento. Esta imagen distorsionada está muy relacionada con la imagen que dan algunos medios de comunicación a través de titulares sensacionalistas utilizando términos como “loco” o “maniático”, “psicópata”.

Mito: No hay esperanza para las personas con enfermedades mentales.
Verdad: Hay más tratamientos, estrategias, y apoyo de la comunidad para la gente con problemas de salud mental que nunca antes, ahora el SIS cubre el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades mentales activas y productivas.

Mito: Las enfermedades mentales no pueden afectarme.
Verdad: Las enfermedades mentales no discriminan raza, sexo, edad o condición económica. Pueden afectar a cualquiera. Son múltiples los factores que intervienen y nuestra salud mental es algo que debemos cuidar y prevenir.

Mito: Las enfermedades mentales son incurables e irrecuperables.
Verdad: La mayoría de gente con enfermedades mentales pueden mejorar y llevar una vida plena. Lo más adecuado es que la persona reciba un tratamiento desde un enfoque integrado que pueda combinar tratamiento con medicinas, terapias de rehabilitación socio-laborales y apoyos psicológicos y familiares.
Mito: Los niños no padecen de enfermedades mentales, sus acciones son solo el producto de una mala educación en la casa.
Verdad: Los niños también experimentan perturbaciones emocionales, estas condiciones clínicas diagnosticables son producto de la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales.

Mito: Los niños se comportan mal o fallan en la escuela para atraer la atención.
Verdad: Los problemas de comportamiento pueden ser síntomas de trastornos emocionales, mentales o de comportamiento. Estos niños pueden tener éxito en la escuela con la comprensión, y la atención especializada en servicios de salud mental.

Mito: Las personas con problemas de salud mental no pueden trabajar.
Verdad: SI pueden, pero la sociedad aún no está preparada para integrar, aceptar y dar el apoyo necesario para que las personas afectadas en su salud mental puedan llevar una vida plena. El derecho a acceder a un empleo digno, en las mismas condiciones que otro trabajador que ocupe el mismo o similar puesto de trabajo, es lo único que garantiza a las personas la plena integración social en su comunidad.