Guardianes de la salud infantil: Enfermeras y enfermeros del INSN Breña, pilares humanos de la pediatría peruana

Nota de prensa
El INSN Breña celebra el Día de la Enfermera Peruana honrando a quienes sostienen pequeñas vidas con manos firmes y corazón inmenso.
Enfermeras y enfermeros del INSN Breña, pilares humanos de la pediatría peruana
Enfermeras y enfermeros del INSN Breña, pilares humanos de la pediatría peruana
Enfermeras y enfermeros del INSN Breña, pilares humanos de la pediatría peruana
Enfermeras y enfermeros del INSN Breña, pilares humanos de la pediatría peruana
Enfermeras y enfermeros del INSN Breña, pilares humanos de la pediatría peruana

Fotos: Instituto Nacional de Salud del Niño

Instituto Nacional de Salud del Niño

27 de agosto de 2025 - 9:00 a. m.

Breña, 27/08/25.- En el Perú, cada 30 de agosto, el calendario se tiñe de gratitud y reconocimiento para quienes, con pasos silenciosos y manos firmes, sostienen pequeñas vidas en sus momentos más frágiles: las enfermeras y enfermeros del Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN). Estos profesionales de turquesa son los vigías de la salud que, en la penumbra de una sala de emergencias, hospitalización o consultorio, permanecen firmes, cuidando, escuchando y acompañando. No distinguen horarios, pues su reloj es el pulso de cada niño o adolescente que proviene de alguna región del país.

Este año, la celebración llega en medio de un proceso que busca abrir caminos hacia un nuevo instituto y centrado en una atención integral a los pacientes. Y en ese cambio, la enfermería se erige como un pilar humano irremplazable: profesionales que, más allá de la metodología, llevan consigo el calor del hogar para reconfortar al pequeño paciente y la fortaleza necesaria para sostener al vulnerable.

Y es precisamente bajo este enfoque que el INSN Breña celebra el Día de la Enfermera Peruana presentando a tres profesionales que reflejan vocación hacia nuestros pacientes pediátricos. Ellos representan a los más de 670 licenciados en Enfermería del instituto.

CUIDANDO CON EL CORAZÓN

Tenía el sueño de ser doctora, pero la vida le cambió el rumbo cuando perdió a su hermano en un trágico accidente. “No tenía quien me apoyara económicamente para estudiar en Lima”, recuerda la licenciada en Enfermería Teodosia Cuestas Zavala, quien labora en el Servicio de Otorrinolaringología. Así, decidió estudiar Enfermería en su ciudad natal: Tarma. El destino la llevó primero a trabajar para una minera, luego siguió ejerciendo su carrera en Cerro de Pasco, hasta que recibió la llamada que marcaría su historia: ingresar al entonces Hospital del Niño, hoy INSN Breña. En noviembre cumplirá 43 años de servicio y se despedirá del centro pediátrico al cumplir su ciclo como servidora pública.

Su trayectoria en el centro pediátrico empezó en Emergencia en 1982, cuando las jeringas eran de vidrio y los casos más complejos eran niños que convulsionaban o morían por deshidratación. Pasó unos 39 años en Cirugía General —diez como enfermera asistencial y los años restantes como jefa de enfermeras— y, tras la pandemia, encontró un nuevo hogar en Otorrinolaringología. “Me manden al servicio que me manden, uno sabe desempeñarse con base en la experiencia. Lo que se siembra, se cosecha”, dice con una sonrisa.

Teodosia siente que cada niño que cuida es suyo, sobre todo los que llegan desde provincias y necesitan más apoyo. Entre los recuerdos que guarda en el corazón está Patrick, un niño proveniente de Huaraz que, a sus cuatro años, ingirió lejía y sufrió graves quemaduras en el esófago. Con el apoyo de médicos, fue operado en Estados Unidos y pudo volver a beber y alimentarse sin dolor. “Vino al instituto hasta cuando tenía 17 años por chequeos, y ahora trabaja en España porque estudió aviación comercial. Hasta hoy me escribe y me invita a pasear por allá”, cuenta con orgullo.

Hoy, a meses de terminar su etapa asistencial en el centro pediátrico, Teo confiesa que su mayor aprendizaje no está solo en la técnica. “Ser enfermera es ser más humana, condescendiente y además ser cercana al niño y su familia. Hay que comunicarse, abrazar, jugar e involucrarse. Lo que nos hace grandes es la empatía”, afirma. Y su mensaje para las nuevas generaciones es claro: “Que Dios les dé salud y perseverancia, que sigan preparándose y den todo de sí a los pacientes, porque nos necesitan física y psicológicamente”.

DAR LO MEJOR, POR LA VIDA QUE CONFÍA EN TI

Desde hace 35 años, el rostro sereno y la voz calmada del licenciado Antonio Gutiérrez Montes recibe a miles de niños y adolescentes en el Servicio de Emergencias del INSN Breña. Proveniente de Huancayo, llegó a Lima para formarse en la Universidad San Martín de Porres (USMP) y, pese a trabajar en el Ministerio de Defensa, donde atendió a adultos, el destino le reservaba un lugar especial: la pediatría. “A los niños se les conversa para que no sientan ansiedad ni miedo antes de un procedimiento”, afirma, convencido de que el carisma es tan vital como la técnica.

En el trajín de áreas como observación, reposo, tópico, cirugía y pacientes críticos, Antonio ha escrito silenciosas historias de esperanza. Una de ellas es la de un pequeño paciente hematológico, de apenas tres meses, al que lograba canalizar la vía cuando nadie más podía. La madre lo buscaba siempre, y con el tiempo, el niño creció y ya hablando le solicitaba que él le haga el procedimiento. “Ese tipo de cosas no se olvidan, los niños se congracian”, recuerda con emoción.

Otra historia que marcó su carrera ocurrió en 2017, cuando llegó un niño de Pichanaqui (Junín) sangrando por la boca y nariz. La causa: el contacto con una oruga venenosa al trepar un árbol. En coordinación con pediatras y especialistas de Brasil, lograron traer la vacuna en menos de 24 horas. “Se la colocamos y le salvamos la vida. Hasta le celebramos su cumpleaños en el hospital, y se fue feliz durante su alta”, cuenta. Ese día, más que un equipo médico, fueron familia.


Hoy, además de su labor asistencial, Antonio cumple funciones administrativas. También recordó su vocación como docente, con 27 años formando profesionales en Enfermería, en universidades de la capital.

Padre de dos hijos y esposo de una tecnóloga médica, sabe del sacrificio y del equilibrio entre familia y profesión. Su mensaje para las nuevas generaciones es: “La profesión es de cada uno. Hay que autoesforzarse, especializarse y dar siempre lo mejor, porque detrás de cada procedimiento hay una vida que confía en ti”.

LIDERAR CON MANOS FIRMES Y CORAZÓN MATERNAL

Desde abril, la licenciada Magali Paz Cuéllar dirige con compromiso y cariño al equipo de más de 70 enfermeras del Centro Quirúrgico del INSN Breña. Nacida en Lima, lleva 19 años en la institución, siempre trabajando con niños y adolescentes. Su vocación nació como un homenaje a su madre, técnica en Enfermería. “Quería satisfacer las necesidades básicas de un paciente, desde llevarlo al baño hasta darle de comer, y luego sumar el conocimiento médico”, recuerda.

Su carrera comenzó en los servicios de Medicina D, C y A, pero un diplomado en instrumentación quirúrgica la llevó al corazón del hospital: el quirófano. Allí, entre luces frías y silencio expectante, aprendió que detrás de cada intervención hay ansiedad y miedo, no solo en el paciente sino también en su familia. “En la sala de recuperación damos más cariño y hasta atención maternal. El llanto es parte de su comunicación de los pacientes”, dice. Aún recuerda cuando, en sus inicios de la carrera un niño le dijo: “Usted es como mi mamá”.

Hoy enfrenta el gran reto de su primer cargo como jefa de Enfermeras del Centro Quirúrgico, un puesto que asume con disciplina y amor por su equipo. Coordinar con anestesiólogos y cirujanos, planificar cada procedimiento y garantizar que las necesidades quirúrgicas pediátricas se cumplan, es parte de su día a día. “Somos un equipo, y mi labor es dirigir, organizar, planificar, ejecutar y, sobre todo, controlar para que todo salga bien”, afirma.

Fuera del hospital, Magaly es madre de María Fernanda, de 18 años, quien sueña con estudiar Medicina en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Con una sonrisa, la licenciada en Enfermería reconoce que equilibrar la vida familiar y profesional es un desafío que ha sabido afrontar con organización. “Es cuestión de planificar”, asegura. Y lo dice con la misma certeza con la que, cada día, guía a su equipo y acompaña a pequeños pacientes que, en medio del miedo, encuentran en ella una voz serena y un gesto de amor.
OFICINA DE COMUNICACIONES