Inseguridad urbana aumenta ansiedad, insomnio y estrés postraumático en la población

Nota de prensa
Estudios del Minsa revelan incremento de ansiedad, insomnio y estrés postraumático en zonas urbanas. La hipervigilancia emerge como síntoma silencioso pero grave.
Inseguridad urbana aumenta ansiedad, insomnio y estrés postraumático en la población

6 de setiembre de 2025 - 6:34 p. m.

La inseguridad ciudadana en el Perú no solo se refleja en cifras policiales, sino también en la salud mental de millones de ciudadanos. El miedo sostenido a robos y extorsiones está generando consecuencias invisibles, pero devastadoras.

Según el Ministerio de Salud (Minsa), los trastornos de ansiedad han aumentado significativamente en los últimos cinco años, con mayor incidencia en áreas urbanas donde la delincuencia es más frecuente. Uno de los síntomas más característicos es la hipervigilancia, reconocida por el Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado-Hideyo Noguchi” (INSM “HD-HN”) como un componente del trastorno de estrés postraumático (TEPT).

Los reportes del Ministerio de Salud (MINSA) indican que los trastornos de ansiedad, insomnio y estrés atendidos en servicios de salud mental muestran una correlación significativa con factores de inseguridad y violencia urbana. Según datos epidemiológicos, las atenciones por estos motivos son particularmente elevadas en áreas metropolitanas con altos índices de delincuencia, donde se estima que entre el 30 % y 40 % de los casos de ansiedad y estrés están asociados directamente a experiencias de victimización (robos, agresiones) o percepción de peligro en entornos urbanos. La población más afectada incluye a adultos jóvenes (20-39 años) y mujeres, quienes reportan mayor vulnerabilidad psicosocial debido a la exposición recurrente a entornos violentos o la sobrecarga del cuidado en contextos de riesgo.

La hipervigilancia mantiene a la persona en estado de alerta constante, interpretando ruidos o movimientos cotidianos como posibles amenazas. Se trata de una respuesta del sistema nervioso ante la percepción continua de peligro.

Este estado anormal activa el sistema nervioso simpático: aumenta la frecuencia cardiaca, eleva la tensión muscular y dificulta el descanso, lo que puede llevar a fatiga crónica, dolores de cabeza e incluso exacerbar condiciones médicas.

A nivel emocional, la persona puede experimentar ansiedad excesiva, irritabilidad, miedo irracional y aislamiento social. Estos síntomas deterioran la vida familiar y laboral, generando un impacto colectivo.

En las personas el impacto puede ser más grave: traduciéndose enansiedad excesiva, permanente que deteriora la vida diaria, los estudios, lo laboral, la relación de pareja, la convivencia familiar, etc. y puede derivar en depresión si no se trata a tiempo.

El INSM “HD-HN” advierte que la exposición constante a situaciones violentas o traumáticas refuerza la hipervigilancia y facilita la aparición del TEPT, caracterizado por recuerdos intrusivos, insomnio y preocupación constante. De hecho, documentos institucionales señalan la hipervigilancia como uno de los síntomas claves del TEPT, junto con la ansiedad y las reviviscencias traumáticas.

La recomendación ante situaciones que resulten difíciles de superar o manejar es buscar ayuda con su entorno cercano incrementando los hábitos saludables y si es necesario, acudir al centro de salud más cercano al lugar donde uno vive o un Centro de Salud Mental Comunitario. También pueden llamar gratis a la línea 113 opción 5.

La integración de políticas públicas de prevención del crimen en cada territorio y la mejora de las condiciones sociales y comunitarias son pasos clave para mitigar estos efectos. Además, es crucial trabajar en la construcción de una sociedad más cohesionada, con espacios de apoyo emocional y colectivo que permitan a las y los ciudadanos sentirse más seguros y menos vulnerables.

Atender los primeros signos de ansiedad o hipervigilancia es fundamental para proteger no solo la salud individual, sino también la estabilidad de nuestras familias y comunidades.