El maltrato en la vejez deja huellas invisibles que afectan la salud mental y vulneran la dignidad de los adultos mayores
Nota de prensaEl INSM alerta sobre las graves consecuencias del abuso en la salud mental de las personas mayores y llama a la acción interdisciplinaria para prevenirlo.

15 de junio de 2025 - 10:00 a. m.
Cada 15 de junio, el mundo alza la voz para conmemorar el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, una fecha oficializada por las Naciones Unidas para reconocer un problema creciente y, a menudo, invisibilizado: la violencia hacia los adultos mayores.
Especialistas del Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado - Hideyo Noguchi” (INSM “HD-HN”) advierten que el abuso en la vejez no solo vulnera derechos fundamentales, sino que también deja profundas secuelas en la salud mental, interfiriendo con el bienestar emocional, social y cognitivo de quienes lo padecen.
El maltrato puede manifestarse de múltiples maneras: desde agresiones físicas y verbales, hasta negligencia, manipulación económica y abandono. Según especialistas del INSM “HD-HN”, estas experiencias son altamente traumáticas y pueden desencadenar cuadros de depresión, ansiedad o deterioro cognitivo.
“Muchas personas mayores llegan a consultas con signos de sufrimiento psicosomático crónico que tiene raíces en relaciones abusivas o negligencia. El trauma acumulado durante años puede generar una sensación de desesperanza, aislamiento y miedo persistente”, advierten los especialistas.
Uno de los efectos más alarmantes del maltrato en la vejez es el aislamiento social. Al sentirse desvalorizadas, maltratadas o desatendidas, las personas mayores tienden a retraerse de sus vínculos familiares o comunitarios, lo cual incrementa los factores de riesgo para trastornos mentales.
“El abandono emocional es una forma de violencia silenciosa que causa tanto daño como el abuso físico. Si no se detecta y se atiende, puede dejar huellas psicológicas profundas”, precisan los especialistas.
Este tipo de violencia también erosiona la confianza interpersonal, dificultando que los adultos mayores busquen ayuda o se integren a espacios seguros. Muchas veces, los agresores son familiares o cuidadores, lo que agrava el impacto emocional del abuso.
La salud mental en la vejez debe entenderse como un derecho esencial. “No podemos hablar de envejecimiento saludable si toleramos entornos violentos o negligentes. Prevenir el maltrato es promover dignidad”, subraya uno de los especialistas en salud mental.
El INSM “HD-HN” recomienda una serie de acciones urgentes: educar a la población sobre los signos del maltrato, implementar protocolos de prevención en centros de salud y promover redes comunitarias de protección y apoyo psicológico.
Asimismo, destaca la necesidad de fortalecer la formación interdisciplinaria entre profesionales de la salud, el derecho y la asistencia social, para detectar, denunciar y atender los casos de forma integral.
“Combatir el abuso hacia las personas mayores es responsabilidad de toda la sociedad. Escuchar, respetar, incluir y cuidar son verbos que deben guiar nuestra relación con ellas”, afirma una trabajadora social del INSM “HD-HN”.
En este 15 de junio, se hace un llamado firme a las instituciones, familias y ciudadanía a tomar conciencia, actuar con empatía y erradicar toda forma de violencia contra quienes nos antecedieron y aún tienen mucho que aportar: nuestros adultos mayores.
Especialistas del Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado - Hideyo Noguchi” (INSM “HD-HN”) advierten que el abuso en la vejez no solo vulnera derechos fundamentales, sino que también deja profundas secuelas en la salud mental, interfiriendo con el bienestar emocional, social y cognitivo de quienes lo padecen.
El maltrato puede manifestarse de múltiples maneras: desde agresiones físicas y verbales, hasta negligencia, manipulación económica y abandono. Según especialistas del INSM “HD-HN”, estas experiencias son altamente traumáticas y pueden desencadenar cuadros de depresión, ansiedad o deterioro cognitivo.
“Muchas personas mayores llegan a consultas con signos de sufrimiento psicosomático crónico que tiene raíces en relaciones abusivas o negligencia. El trauma acumulado durante años puede generar una sensación de desesperanza, aislamiento y miedo persistente”, advierten los especialistas.
Uno de los efectos más alarmantes del maltrato en la vejez es el aislamiento social. Al sentirse desvalorizadas, maltratadas o desatendidas, las personas mayores tienden a retraerse de sus vínculos familiares o comunitarios, lo cual incrementa los factores de riesgo para trastornos mentales.
“El abandono emocional es una forma de violencia silenciosa que causa tanto daño como el abuso físico. Si no se detecta y se atiende, puede dejar huellas psicológicas profundas”, precisan los especialistas.
Este tipo de violencia también erosiona la confianza interpersonal, dificultando que los adultos mayores busquen ayuda o se integren a espacios seguros. Muchas veces, los agresores son familiares o cuidadores, lo que agrava el impacto emocional del abuso.
La salud mental en la vejez debe entenderse como un derecho esencial. “No podemos hablar de envejecimiento saludable si toleramos entornos violentos o negligentes. Prevenir el maltrato es promover dignidad”, subraya uno de los especialistas en salud mental.
El INSM “HD-HN” recomienda una serie de acciones urgentes: educar a la población sobre los signos del maltrato, implementar protocolos de prevención en centros de salud y promover redes comunitarias de protección y apoyo psicológico.
Asimismo, destaca la necesidad de fortalecer la formación interdisciplinaria entre profesionales de la salud, el derecho y la asistencia social, para detectar, denunciar y atender los casos de forma integral.
“Combatir el abuso hacia las personas mayores es responsabilidad de toda la sociedad. Escuchar, respetar, incluir y cuidar son verbos que deben guiar nuestra relación con ellas”, afirma una trabajadora social del INSM “HD-HN”.
En este 15 de junio, se hace un llamado firme a las instituciones, familias y ciudadanía a tomar conciencia, actuar con empatía y erradicar toda forma de violencia contra quienes nos antecedieron y aún tienen mucho que aportar: nuestros adultos mayores.