Esquizofrenia: mitos que aíslan, verdades que salvan. Día Mundial llama a eliminar el estigma y fomentar el acceso a tratamiento
Nota de prensaEspecialista del INSM “HD-HN” insta a reconocer los síntomas, buscar ayuda temprana y desterrar prejuicios que impiden la recuperación de quienes viven con esquizofrenia.

24 de mayo de 2025 - 1:48 p. m.
Cada 24 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Esquizofrenia, una fecha que invita a la reflexión colectiva, la empatía y la acción informada frente a un trastorno mental grave que afecta al 1% de la población peruana. En Lima, se estima que cerca de 32 mil personas sufren síntomas de esquizofrenia sin tratamiento adecuado.
Según la médica psiquiatra Vanessa Herrera López, directora ejecutiva de la Dirección de Salud Colectiva (DEIDAE) del Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado - Hideyo Noguchi”, aproximadamente el 1% de la población peruana vive con esquizofrenia. Sin embargo, muchos no reciben el tratamiento adecuado debido al estigma social y la falta de información.
“En Lima hay cerca de 32 mil personas que podrían estar sufriendo síntomas de esquizofrenia sin recibir atención. Lamentablemente, siguen siendo tildadas de ‘locos’, un término peyorativo que solo refleja nuestra ignorancia”, señala la especialista.
“Muchos creen erróneamente que una persona con esquizofrenia es violenta o irrecuperable. Eso es falso. Estudios internacionales demuestran que no hay mayor riesgo de violencia en estos pacientes que en la población general”, aclara la doctora Herrera.
Además del tratamiento farmacológico con antipsicóticos –como la risperidona, que está cubierta por el Seguro Integral de Salud (SIS)–, el manejo adecuado incluye psicoterapia individual, grupal y familiar, seguimiento por enfermería y apoyo social. “La intervención terapia familiar es imprescindible. Ayuda a prevenir recaídas,mejora la convivencia y prevenir la violencia”, sostiene la especialista.
El estigma es uno de los principales enemigos. El uso de términos como “loco” deshumaniza, aísla y retrasa el acceso a la atención. “A veces, la persona misma o su familia no buscan ayuda por vergüenza o miedo a ser señalados. Eso hay que cambiarlo”, enfatiza la psiquiatra.
La esquizofrenia no debe ser motivo de vergüenza ni de encierro. “Aún hay familias que, por desconocimiento, esconden al paciente, lo aíslan o lo internan en lugares no autorizados. Eso es una violación de derechos humanos y no contribuye en nada a su rehabilitación”, advierte la especialista.
La familia cumple un rol decisivo. “Una madre, un hermano, un amigo que detecta señales como aislamiento, cambios en el sueño, descuido de la higiene o lenguaje desorganizado, debe acudir inmediatamente al centro de salud más cercano. Mientras más rápido se actúe, mejor será el pronóstico”, indica la experta.
Los síntomas de alerta que deben motivar una consulta inmediata en un centro de salud incluyen: aislamiento repentino, ideas delirantes, escuchar voces inexistentes, cambios drásticos en el comportamiento o higiene, y expresiones incoherentes.
El Ministerio de Salud cuenta con una red de establecimientos comunitarios, centros de salud mental comunitaria y hospitales especializados como el INSM “HD-HN”, donde cualquier persona puede acudir, con o sin SIS, para recibir evaluación y tratamiento.
“El tratamiento temprano es clave. Si actuamos en los primeros episodios, la recuperación es más rápida, se reduce el riesgo de recaídas y la persona puede continuar su vida con autonomía”, afirma Herrera. Lo esencial es romper el silencio y acudir sin demora.
Cualquier persona puede acceder a los servicios de salud mental, muy cerca a sus domicilios acudiendo a un centro de salud mental comunitario que forma parte de la Red Nacional de Centros de Salud Mental Comunitarios perteneciente al Ministerio de Salud. Además, se tiene la línea gratuita del MINSA 113 opción 5, donde se brinda orientación en temas de salud mental en general.
La salud mental también depende del entorno. La urbanización descontrolada, el estrés laboral, la desconexión familiar y la falta de espacios de descanso aumentan el riesgo de trastornos mentales. “Cuidar la salud mental es tan vital como cuidar el corazón. Es una inversión en vida y bienestar”, remarca la psiquiatra.
En este Día Mundial de la Esquizofrenia, el llamado es claro: informarse, no juzgar, actuar con empatía y promover entornos inclusivos. La esquizofrenia no es una sentencia. Es un desafío que, con apoyo, ciencia y solidaridad, puede superarse.
Según la médica psiquiatra Vanessa Herrera López, directora ejecutiva de la Dirección de Salud Colectiva (DEIDAE) del Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado - Hideyo Noguchi”, aproximadamente el 1% de la población peruana vive con esquizofrenia. Sin embargo, muchos no reciben el tratamiento adecuado debido al estigma social y la falta de información.
“En Lima hay cerca de 32 mil personas que podrían estar sufriendo síntomas de esquizofrenia sin recibir atención. Lamentablemente, siguen siendo tildadas de ‘locos’, un término peyorativo que solo refleja nuestra ignorancia”, señala la especialista.
“Muchos creen erróneamente que una persona con esquizofrenia es violenta o irrecuperable. Eso es falso. Estudios internacionales demuestran que no hay mayor riesgo de violencia en estos pacientes que en la población general”, aclara la doctora Herrera.
Además del tratamiento farmacológico con antipsicóticos –como la risperidona, que está cubierta por el Seguro Integral de Salud (SIS)–, el manejo adecuado incluye psicoterapia individual, grupal y familiar, seguimiento por enfermería y apoyo social. “La intervención terapia familiar es imprescindible. Ayuda a prevenir recaídas,mejora la convivencia y prevenir la violencia”, sostiene la especialista.
El estigma es uno de los principales enemigos. El uso de términos como “loco” deshumaniza, aísla y retrasa el acceso a la atención. “A veces, la persona misma o su familia no buscan ayuda por vergüenza o miedo a ser señalados. Eso hay que cambiarlo”, enfatiza la psiquiatra.
La esquizofrenia no debe ser motivo de vergüenza ni de encierro. “Aún hay familias que, por desconocimiento, esconden al paciente, lo aíslan o lo internan en lugares no autorizados. Eso es una violación de derechos humanos y no contribuye en nada a su rehabilitación”, advierte la especialista.
La familia cumple un rol decisivo. “Una madre, un hermano, un amigo que detecta señales como aislamiento, cambios en el sueño, descuido de la higiene o lenguaje desorganizado, debe acudir inmediatamente al centro de salud más cercano. Mientras más rápido se actúe, mejor será el pronóstico”, indica la experta.
Los síntomas de alerta que deben motivar una consulta inmediata en un centro de salud incluyen: aislamiento repentino, ideas delirantes, escuchar voces inexistentes, cambios drásticos en el comportamiento o higiene, y expresiones incoherentes.
El Ministerio de Salud cuenta con una red de establecimientos comunitarios, centros de salud mental comunitaria y hospitales especializados como el INSM “HD-HN”, donde cualquier persona puede acudir, con o sin SIS, para recibir evaluación y tratamiento.
“El tratamiento temprano es clave. Si actuamos en los primeros episodios, la recuperación es más rápida, se reduce el riesgo de recaídas y la persona puede continuar su vida con autonomía”, afirma Herrera. Lo esencial es romper el silencio y acudir sin demora.
Cualquier persona puede acceder a los servicios de salud mental, muy cerca a sus domicilios acudiendo a un centro de salud mental comunitario que forma parte de la Red Nacional de Centros de Salud Mental Comunitarios perteneciente al Ministerio de Salud. Además, se tiene la línea gratuita del MINSA 113 opción 5, donde se brinda orientación en temas de salud mental en general.
La salud mental también depende del entorno. La urbanización descontrolada, el estrés laboral, la desconexión familiar y la falta de espacios de descanso aumentan el riesgo de trastornos mentales. “Cuidar la salud mental es tan vital como cuidar el corazón. Es una inversión en vida y bienestar”, remarca la psiquiatra.
En este Día Mundial de la Esquizofrenia, el llamado es claro: informarse, no juzgar, actuar con empatía y promover entornos inclusivos. La esquizofrenia no es una sentencia. Es un desafío que, con apoyo, ciencia y solidaridad, puede superarse.