Vivir con esquizofrenia: ¿Es posible tener una vida normal?
Nota de prensaMédica psiquiatra ofrece orientación vital para quienes cuidan a personas con afecciones en su salud mental.

24 de mayo de 2025 - 9:34 a. m.
En el Perú, miles de familias conviven diariamente con la esquizofrenia, una enfermedad mental compleja que aún está rodeada de estigmas, mitos y profundas carencias de atención. Vanessa Herrera, médica psiquiatra y directora ejecutiva de la DEIDAE de Salud Colectiva del Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado - Hideyo Noguchi”, brinda recomendaciones clave para acompañar y cuidar adecuadamente a las personas con este diagnóstico.
“No es cierto que quien tiene esquizofrenia será violento o que no podrá llevar una vida normal. Con tratamiento, apoyo familiar y atención oportuna, la recuperación es posible”, afirma la especialista. La esquizofrenia puede controlarse y, en muchos casos, permitir que la persona retome sus estudios, trabaje e incluso establezca relaciones afectivas saludables”, puntualizó.
Sin embargo, el panorama es preocupante: casi la mitad de personas con esquizofrenia en el país no reciben tratamiento. Entre las razones más comunes figuran la falta de recursos económicos, la desconfianza en los servicios de salud, y la idea errónea de que el problema “pasará solo”. A esto se suma la sobrecarga emocional de los familiares, en especial madres y padres, que terminan también afectándose psicológicamente.
“El estrés, la ansiedad, el insomnio y la depresión son muy frecuentes entre cuidadores principales”, explica la médica Herrera. A menudo, los padres priorizan la salud del hijo o hija con esquizofrenia, pero descuidan la suya propia, lo que agrava la situación del entorno familiar y deteriora la capacidad de contención.
Detectar los primeros signos es fundamental. Entre las señales de alerta más frecuentes están el aislamiento progresivo, escuchar voces inexistentes, creencias de persecución sin fundamento, cambios de ánimo, abandono de rutinas básicas como la alimentación, o conductas extravagantes. Cualquiera de estos comportamientos amerita atención especializada inmediata.
Actualmente, el país cuenta con casi 300 Centros de Salud Mental Comunitarios (CSMC), que brindan atención gratuita con un equipo de profesionales que incluye psiquiatras, médicos de familia, psicólogos, enfermeras y terapeutas. Para la especialista Herrera, estos centros representan una alternativa segura, accesible y humana para el tratamiento integral de la esquizofrenia.
Pero no todo depende del sistema de salud. El apoyo emocional de la familia es crucial. “No basta con que el paciente tome su medicación, necesita comprensión, una red de apoyo, y la posibilidad de reintegrarse a su comunidad sin ser marginado”, señala la especialista. La terapia familiar es una herramienta poderosa para enseñar a manejar los síntomas y reducir el estrés del entorno.
Vanessa Herrera recuerda que el Seguro Integral de Salud (SIS) cubre los tratamientos y medicamentos para esta condición, incluyendo antipsicóticos genéricos eficaces. A pesar de ello, muchas familias enfrentan el problema de la falta de stock en farmacias hospitalarias. “Es necesario exigir que se respete este derecho y denunciar cuando no se cumple”, recomienda.
Otro aspecto fundamental es romper el estigma. “Encerrar al paciente, evitar que lo vean, ocultarlo o tratarlo como peligroso solo agrava su exclusión. Hay que construir una sociedad más empática e informada”, dice Herrera. Los prejuicios también impiden que las personas con esquizofrenia se integren plenamente en su comunidad.
En casos extremos, la falta de apoyo puede llevar a tragedias evitables. La sobrecarga emocional de los cuidadores puede derivar en crisis graves, incluso en conductas autolesivas o suicidas. La atención oportuna no es solo para el paciente: es también para quienes lo rodean.
Frente a este desafío, la psiquiatra exhorta a las familias a buscar ayuda. “No tengan miedo ni vergüenza. Acudan a los centros de salud mental, busquen información confiable, hablen con profesionales. Hay esperanza, incluso en los casos más complejos, si se actúa a tiempo”, subraya.
Cualquier persona puede acceder a los servicios de salud mental, muy cerca a sus domicilios acudiendo a un centro de salud mental comunitario que forma parte de la Red Nacional de Centros de Salud Mental Comunitarios perteneciente al Ministerio de Salud. Además, se tiene la línea gratuita del MINSA 113 opción 5, donde se brinda orientación en temas de salud emocional.
La esquizofrenia no es una condena. Con tratamiento médico adecuado, acompañamiento emocional, atención familiar y el respaldo de una red de salud comprometida, es posible vivir con dignidad, integrarse y proyectar una vida plena. Es tiempo de dejar atrás el silencio y el miedo, y actuar con conocimiento, amor y esperanza.
Finalmente, la médica psiquiatra invoca a todas las familias: “No tengan miedo. La esquizofrenia no debe vivirse en secreto. Acudan por ayuda, escuchen sin juzgar, cuiden también de ustedes mismos. Cada día cuenta. Cada gesto de apoyo salva. Y sí: sí es posible volver a estudiar, trabajar, amar y vivir con dignidad”, puntualizó.
“No es cierto que quien tiene esquizofrenia será violento o que no podrá llevar una vida normal. Con tratamiento, apoyo familiar y atención oportuna, la recuperación es posible”, afirma la especialista. La esquizofrenia puede controlarse y, en muchos casos, permitir que la persona retome sus estudios, trabaje e incluso establezca relaciones afectivas saludables”, puntualizó.
Sin embargo, el panorama es preocupante: casi la mitad de personas con esquizofrenia en el país no reciben tratamiento. Entre las razones más comunes figuran la falta de recursos económicos, la desconfianza en los servicios de salud, y la idea errónea de que el problema “pasará solo”. A esto se suma la sobrecarga emocional de los familiares, en especial madres y padres, que terminan también afectándose psicológicamente.
“El estrés, la ansiedad, el insomnio y la depresión son muy frecuentes entre cuidadores principales”, explica la médica Herrera. A menudo, los padres priorizan la salud del hijo o hija con esquizofrenia, pero descuidan la suya propia, lo que agrava la situación del entorno familiar y deteriora la capacidad de contención.
Detectar los primeros signos es fundamental. Entre las señales de alerta más frecuentes están el aislamiento progresivo, escuchar voces inexistentes, creencias de persecución sin fundamento, cambios de ánimo, abandono de rutinas básicas como la alimentación, o conductas extravagantes. Cualquiera de estos comportamientos amerita atención especializada inmediata.
Actualmente, el país cuenta con casi 300 Centros de Salud Mental Comunitarios (CSMC), que brindan atención gratuita con un equipo de profesionales que incluye psiquiatras, médicos de familia, psicólogos, enfermeras y terapeutas. Para la especialista Herrera, estos centros representan una alternativa segura, accesible y humana para el tratamiento integral de la esquizofrenia.
Pero no todo depende del sistema de salud. El apoyo emocional de la familia es crucial. “No basta con que el paciente tome su medicación, necesita comprensión, una red de apoyo, y la posibilidad de reintegrarse a su comunidad sin ser marginado”, señala la especialista. La terapia familiar es una herramienta poderosa para enseñar a manejar los síntomas y reducir el estrés del entorno.
Vanessa Herrera recuerda que el Seguro Integral de Salud (SIS) cubre los tratamientos y medicamentos para esta condición, incluyendo antipsicóticos genéricos eficaces. A pesar de ello, muchas familias enfrentan el problema de la falta de stock en farmacias hospitalarias. “Es necesario exigir que se respete este derecho y denunciar cuando no se cumple”, recomienda.
Otro aspecto fundamental es romper el estigma. “Encerrar al paciente, evitar que lo vean, ocultarlo o tratarlo como peligroso solo agrava su exclusión. Hay que construir una sociedad más empática e informada”, dice Herrera. Los prejuicios también impiden que las personas con esquizofrenia se integren plenamente en su comunidad.
En casos extremos, la falta de apoyo puede llevar a tragedias evitables. La sobrecarga emocional de los cuidadores puede derivar en crisis graves, incluso en conductas autolesivas o suicidas. La atención oportuna no es solo para el paciente: es también para quienes lo rodean.
Frente a este desafío, la psiquiatra exhorta a las familias a buscar ayuda. “No tengan miedo ni vergüenza. Acudan a los centros de salud mental, busquen información confiable, hablen con profesionales. Hay esperanza, incluso en los casos más complejos, si se actúa a tiempo”, subraya.
Cualquier persona puede acceder a los servicios de salud mental, muy cerca a sus domicilios acudiendo a un centro de salud mental comunitario que forma parte de la Red Nacional de Centros de Salud Mental Comunitarios perteneciente al Ministerio de Salud. Además, se tiene la línea gratuita del MINSA 113 opción 5, donde se brinda orientación en temas de salud emocional.
La esquizofrenia no es una condena. Con tratamiento médico adecuado, acompañamiento emocional, atención familiar y el respaldo de una red de salud comprometida, es posible vivir con dignidad, integrarse y proyectar una vida plena. Es tiempo de dejar atrás el silencio y el miedo, y actuar con conocimiento, amor y esperanza.
Finalmente, la médica psiquiatra invoca a todas las familias: “No tengan miedo. La esquizofrenia no debe vivirse en secreto. Acudan por ayuda, escuchen sin juzgar, cuiden también de ustedes mismos. Cada día cuenta. Cada gesto de apoyo salva. Y sí: sí es posible volver a estudiar, trabajar, amar y vivir con dignidad”, puntualizó.