Un Legado de Compromiso y Humanidad en el Corazón del Hospital Nacional Hipólito Unanue

En el Hospital Nacional Hipólito Unanue (HNHU), existen trabajadores que tienen años de servicio cumpliendo sus actividades con dedicación, sacrificio y vocación. En esta ocasión, las licenciadas en enfermería de Centro Quirúrgico Rosa Morote Giraldo y Juana Alfaro Ramos, culminan una vida profesional entregada al cuidado del paciente, dejando una huella en el hospital y en todos quienes tuvieron el privilegio de trabajar a su lado.

Con más de cuatro décadas dedicadas a la labor de enfermería en el HNHU, la Lic. Rosa Morote Giraldo rememora los momentos que han dejado huella en su vida profesional. Entre ellos, uno que nunca olvidará: “Lo más importante y lo que me he grabado es cuando un paciente ingresó pidiendo a todo el personal de enfermería que le salven la vida. Eso es lo más profundo que quedó en mi corazón.”

Rosa recuerda cómo todo el equipo de médicos, anestesiólogos y enfermeras trabajaron como un solo equipo para atender un caso crítico, demostrando la fortaleza y coordinación del área: “Trabajar así en un hospital tan grande y ver que podíamos atender a pacientes graves te marca para siempre.”

La Lic. Juana Alfaro Ramos encontró su vocación desde niña, inspirada por su tía enfermera: “La veía suturar, curar, poner inyecciones y de ahí nació. Me identifiqué con el trabajo que hacía ella.” Pero la verdadera reafirmación llegó en un momento personal: “Cuando mi papá se accidentó empecé a ir al hospital, y ahí es donde me identifiqué y reafirmé más mi vocación.” Con 43 años de labor, Juana es reconocida por su calidez y su compromiso, elementos esenciales en un entorno quirúrgico donde la vida depende de la coordinación perfecta.

La salida de Rosa y Juana significa mucho más que una jubilación: es el cierre de una etapa fundamental dentro del área de Centro Quirúrgico del HNHU. Su experiencia, profesionalismo y su temple han formado a nuevas generaciones y han acompañado incontables intervenciones quirúrgicas.

Ambas se retiran con la satisfacción del deber cumplido y con la gratitud de un hospital que reconoce lo que su trabajo significa.