Hospital de Lima Este-Vitarte humaniza la rehabilitación: TESTIMONIOS DE FE EN EL DÍA DE LA PERSONA CON DISCAPACIDAD

“Puede que yo no sea muy listo, pero sí sé lo que es el amor”. Esta es una de las mejores frases de la película ‘Forrest Gump’ y que encuentra asidero en los pacientes que deben enfrentar una discapacidad y hallan el mejor medicamento en el apoyo incondicional de sus familiares.

El 16 de octubre está establecido como el Día Nacional de la Persona con Discapacidad y el Hospital de Lima Este-Vitarte, dada su infraestructura de primera línea y profesionales competentes, resulta un establecimiento donde la esperanza cobra vida y los casos de rehabilitación son tangibles.

Ingresamos al nosocomio, dirigido por el doctor Juan Carlos Loayza Breña, y en el Servicio de Medicina Física y Rehabilitación nos topamos con dos historias cuya moraleja es que la discapacidad no te define; te define cómo haces frente a los desafíos que te presenta la discapacidad.

EMPRENDEDOR LECHERO. Simón Sevillano, de 71 años, lleva dos semanas de tratamiento en neurorrehabilitación luego de ser transferido desde Tingo María, su tierra natal, donde le sobrevino un accidente cerebrovascular (ACV). Como hospital especializado, el HEAV-HV lo sometió a análisis en neurología, cardiología y el inicio de la rehabilitación. 

Entre lágrimas y mientras ensarta argollas en un cono, en señal de que va en franca mejoría, este estoico vendedor de leche alcanza a contarnos que “ya siento un avance, antes no podía desplazarme”. Su hija Ángela Sevillano, su enfermera en casa, acota que “era bastante activo, por eso se desesperaba tras el ataque, pero ya muestra mejoramiento”.

Su ángel de la guarda, el licenciado Franz Muñico, flanqueado por las internas, manifiesta que a eso apunta el tratamiento: al progreso en el lenguaje y la coordinación, “que poco a poco experimente la libertad de sentirse bien”.

Y otra vez brotan lágrimas de los ojos de don Simón al contarnos que llevaba su motocicleta al mecánico cuando su salud se deterioró repentinamente.  

DE GLORIA GRANDE. En el servicio de neurorrehabilitación, específicamente en el 
gimnasio terapéutico, a paso acelerado, Horminda Hidalgo Gamarra (50) cumple una sesión más contra las secuelas que le dejó un infarto cerebral en 2020, cuando atendía su bodega en Gloria Grande (Ate). 

Ojo, el desencadenante fue una hipertensión no tratada, y, luego del accidente cerebrovascular, agradece la atención que recibe en el Hospital de Lima Este-Vitarte y, en el mismo orden, la paciencia de sus tres hijos y esposo. 

Con un lenguaje fluido confiesa “me estoy restableciendo” y su hija, Mayda Amaro Hidalgo, que la acompaña a sus citas, añade: “Ella había perdido el equilibrio y su mejoría es evidente”.

Le pedimos a doña Horminda un mensaje con ocasión del Día Nacional de la Persona con Discapacidad y fue categórica: “No se queden ahí, sentados, y sigan las indicaciones de los doctores”. Al escucharla, Vladimir Medina Victorio y Tany Orihuela Alegre, jefe de Medicina Física y Rehabilitación y Coordinadora de PPR Programa de Discapacidad, respectivamente, asienten con la satisfacción de cumplir una eficiente labor.

Según la doctora Tany Orihuela, el hospital registra incidencia de: