Palabras de bienvenida del Canciller González-Olaechea en la 17° Conferencia Internacional de Promoción de Inversiones
Discurso
28 de noviembre de 2023 - 1:13 p. m.
Muy buenos días,
Señora Presidente y CEO de America's Society and Council of the Americas, estimada Susan,
Señor Ministro de Economía y Finanzas, colega Alex Contreras,
Señores y señoras representantes del cuerpo diplomático acreditado ante el Perú,
Señoras y señores, a todos quienes online siguen en vivo esta transmisión y la continua conferencia durante toda la mañana,
Apreciados a todos,
Este encuentro es parte de lo que cada año organizamos la American Society / Council of the Americas y el Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú.
Congregarnos como los primeros sapiens alrededor de una necesidad, esta auspiciosa conferencia refleja una política de estado peruana.
Desde hace 30 años garantizamos las inversiones, practicamos la disciplina monetaria y fiscal y respondemos a una visión de largo plazo.
Por eso custodiamos nuestros avances y privilegiamos nuestras rutas comerciales por cuanto somos una república comprometida con la libertad y la institucionalidad democrática que procura la paz y la seguridad internacionales en el marco del derecho internacional público y del derecho humanitario y que sólo apuesta y compromete sus mejores esfuerzos por la resolución pacífica de los conflictos.
El pueblo peruano apuesta todos los días por la esperanza de una vida digna forjada en la observancia de los pilares republicanos, en la solidaridad y en la cooperación dentro y fuera de sus fronteras.
Ante los desafíos que nos plantea la transición de una era de cambios a un cambio de era, la era disruptiva, signada por la conjunción de la inteligencia artificial, las nuevas formas de comunicación y la bioingeniería, debemos volver a nuestras fuentes procurando la mejor ecuación naturaleza/ humanidad y gestionar estos cambios con transparencia, dignidad y eficiencia.
A poco de la vigésima octava conferencia de las NNUU sobre el cambio climático, el Perú reafirma su militante vocación, acaso protagónica, procurando mitigar sensiblemente los evidentes impactos negativos que ya sufrimos en todas partes del cambio referido.
Recordemos que:
“Todo tiene que ver con todo, en todos los puntos y en todos los momentos; todo es relación y nada existe fuera de esa relación”
Con estas sencillas palabras sustraídas de la razón kantiana, Werner Heidemberg nos recuerda desde la década del 30 pasada, que la economía, la política y el medio ambiente, por ejemplo, están intrínsecamente compenetrados como la blancura respecto al objeto blanco.
Abocándonos a la preocupación y al compromiso que nos convoca: que para talar un árbol debemos plantar dos.
Así se impone el principio de la primacía de la realidad, esta incontrastable verdad que nos salta a la vista y nos horada las conciencias poniendo a prueba constante nuestra visión del mundo, cambiante por naturaleza y que hoy no deja espacio ni para dudar acerca de la prioridad impostergable de afrontar el cambio climático.
El Perú es un país bendito bañado en tradiciones ancestrales y cuyos apus nos enseñaron a rendir culto a nuestra biodiversidad en perfecta comunión con nuestros saberes ancestrales.
Debemos buscar un esquivo equilibrio entre la necesidad de aprovechar nuestras riquezas naturales y preservar la mayor cantidad de espacios verdes y riquezas marinas.
En un siglo hemos sustituido un tercio de la tierra por uno de cemento y hemos extendido las ciudades sembrando fierro en nuestros campos. En los últimos 30 años hubo más cambios que en los mil años precedentes.
Con más actores, la guerra fría mutó de ideológica a geoeconómica. Hoy nuestras tierras son codiciadas como el oro del lejano oeste o las de nuestras canteras varias veces milenarias.
La crisis de la confianza, binaria como el cerebro, se expande con apellidos: humanitaria, alimentaria, financiera, laboral, sanitaria y más. Así, transitamos del mundo bipolar al unipolar, al multipolar y ahora al apolar, una extraña suerte anomia internacional.
Con la big data, las plataformas digitales, el e-business, el e-commerce, el e-marketing, llegaron nuevas terminologías, grafologías y actitudes. Todos, desnudos y anónimos, somos data y targets. Es el nuevo tempus Gutenberg.
Duplicamos capacidades de computadoras cada 18 meses y los robots se pagan en 24. La tubo-navegación, las fibras inteligentes en la ropa o debajo de la piel cuidan nuestra salud, la comunicación humano-máquina, la realidad aumentada y la ubicuidad de los sensores, entre tantos avances, nos conducen al nuevo mundo enfrentando variados y colosales retos.
La libertad geográfica cambió para siempre el sentido del tiempo y del espacio y nos convertimos en pasivos nubenautas.
Los libros sagrados privilegian la solidaridad y la cooperación. Los hebreos las extendían desde su sangre y raza al elegido pueblo de Israel. El cristianismo ensambla ambos preceptos de sobrevivencia en la familia expandida desde las catacumbas de la fe, horadando y convirtiendo conciencias.
Así, el mundo andino, mi mundo, nos legó la ley de la hermandad, la ley de la reciprocidad y la ley de la cooperación, una trilogía escatológica que bien haríamos en reconsiderar ante la necesidad de procurar un mundo ecológicamente sostenible.
Por tal virtud, especial relevancia tenían nuestros apus por su hábitat y por la pachamama, la diosa de la tierra y de la fertilidad. Fuente de las fuentes, esta deidad andina es maestra de la vida hasta en las noches de luna llena y que permitía observar el universo y seguir sus estrellas, así como en belén siglos después le siguieron los mismos astros para anunciar un nuevo amanecer.
Y es este nuevo amanecer que el Perú procurará para dinamizar sólo las inversiones que entiendan el ciclo de la vida, del campo que no debemos esterilizar, que la rentabilidad es incompatible con la depredación de nuestras casas y que los gobiernos son justos si aseguran la gobernanza ambiental y societaria.
Con proyectos limpios de desechos y libres de corrupción, con socios leales, con facilidades aeroportuarias, con centros logísticos estratégicamente ubicados, social y dignamente dirigidos, el Perú ofrece y ofrecerá lo que sus leyes garantizan y su pueblo espera.
Con la transparencia de un puquio, con la bondad de nuestro suelo y la alegría del jilguero, el Perú extiende sus brazos y corazones invitándolos a quedarse con nosotros, porque necesitamos y deseamos huéspedes y socios que como AS/COA, beban del mismo cáliz y celebren con nosotros la vida, la naturaleza invirtiendo en la comunidad de valores y una amplísima gama de proyectos que a todos beneficien y que nos permitan a los peruanos a superar las brechas de oportunidades entre quienes todo lo pueden y quienes todo lo esperan para ser una sociedad justa, desarrollada y que entienda la interculturalidad como la muestra privilegiada de la diversidad en la unidad.
Concluyo resaltando que la promoción de inversiones sostenibles, inclusivas y responsables en el Perú emergen como un imperativo moral para edificar un futuro equitativo y próspero entre el sector público y privado.
El dramaturgo alemán Bertolt Brecht nos pide:
“no aceptes lo habitual como natural, porque en tiempos de desorden, de confusiones, de humanidad deshumanizada, nada debe parecer natural, nada debe parecer imposible de cambiar”
“el día en que los pueblos indígenas, allí donde se encuentran, sean plenamente reconocidos y amparados en sus cosmovisiones, creencias, usos y costumbres, y cuando las tierras que habitan y las aguas que cursan sus territorios ancestrales se aprecien de tal forma que su afectación sea la de todos, la civilización humana podrá con justicia así llamarse”.
Retiro al nombre de la Cancillería y del país su más clara, cálida bienvenida y les agradezco a todos por la atención que han merecido estas palabras abriendo la conferencia que nos convoca en los mejores términos y con la mayor voluntad.
Señora Presidente y CEO de America's Society and Council of the Americas, estimada Susan,
Señor Ministro de Economía y Finanzas, colega Alex Contreras,
Señores y señoras representantes del cuerpo diplomático acreditado ante el Perú,
Señoras y señores, a todos quienes online siguen en vivo esta transmisión y la continua conferencia durante toda la mañana,
Apreciados a todos,
Este encuentro es parte de lo que cada año organizamos la American Society / Council of the Americas y el Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú.
Congregarnos como los primeros sapiens alrededor de una necesidad, esta auspiciosa conferencia refleja una política de estado peruana.
Desde hace 30 años garantizamos las inversiones, practicamos la disciplina monetaria y fiscal y respondemos a una visión de largo plazo.
Por eso custodiamos nuestros avances y privilegiamos nuestras rutas comerciales por cuanto somos una república comprometida con la libertad y la institucionalidad democrática que procura la paz y la seguridad internacionales en el marco del derecho internacional público y del derecho humanitario y que sólo apuesta y compromete sus mejores esfuerzos por la resolución pacífica de los conflictos.
El pueblo peruano apuesta todos los días por la esperanza de una vida digna forjada en la observancia de los pilares republicanos, en la solidaridad y en la cooperación dentro y fuera de sus fronteras.
Ante los desafíos que nos plantea la transición de una era de cambios a un cambio de era, la era disruptiva, signada por la conjunción de la inteligencia artificial, las nuevas formas de comunicación y la bioingeniería, debemos volver a nuestras fuentes procurando la mejor ecuación naturaleza/ humanidad y gestionar estos cambios con transparencia, dignidad y eficiencia.
A poco de la vigésima octava conferencia de las NNUU sobre el cambio climático, el Perú reafirma su militante vocación, acaso protagónica, procurando mitigar sensiblemente los evidentes impactos negativos que ya sufrimos en todas partes del cambio referido.
Recordemos que:
“Todo tiene que ver con todo, en todos los puntos y en todos los momentos; todo es relación y nada existe fuera de esa relación”
Con estas sencillas palabras sustraídas de la razón kantiana, Werner Heidemberg nos recuerda desde la década del 30 pasada, que la economía, la política y el medio ambiente, por ejemplo, están intrínsecamente compenetrados como la blancura respecto al objeto blanco.
Abocándonos a la preocupación y al compromiso que nos convoca: que para talar un árbol debemos plantar dos.
Así se impone el principio de la primacía de la realidad, esta incontrastable verdad que nos salta a la vista y nos horada las conciencias poniendo a prueba constante nuestra visión del mundo, cambiante por naturaleza y que hoy no deja espacio ni para dudar acerca de la prioridad impostergable de afrontar el cambio climático.
El Perú es un país bendito bañado en tradiciones ancestrales y cuyos apus nos enseñaron a rendir culto a nuestra biodiversidad en perfecta comunión con nuestros saberes ancestrales.
Debemos buscar un esquivo equilibrio entre la necesidad de aprovechar nuestras riquezas naturales y preservar la mayor cantidad de espacios verdes y riquezas marinas.
En un siglo hemos sustituido un tercio de la tierra por uno de cemento y hemos extendido las ciudades sembrando fierro en nuestros campos. En los últimos 30 años hubo más cambios que en los mil años precedentes.
Con más actores, la guerra fría mutó de ideológica a geoeconómica. Hoy nuestras tierras son codiciadas como el oro del lejano oeste o las de nuestras canteras varias veces milenarias.
La crisis de la confianza, binaria como el cerebro, se expande con apellidos: humanitaria, alimentaria, financiera, laboral, sanitaria y más. Así, transitamos del mundo bipolar al unipolar, al multipolar y ahora al apolar, una extraña suerte anomia internacional.
Con la big data, las plataformas digitales, el e-business, el e-commerce, el e-marketing, llegaron nuevas terminologías, grafologías y actitudes. Todos, desnudos y anónimos, somos data y targets. Es el nuevo tempus Gutenberg.
Duplicamos capacidades de computadoras cada 18 meses y los robots se pagan en 24. La tubo-navegación, las fibras inteligentes en la ropa o debajo de la piel cuidan nuestra salud, la comunicación humano-máquina, la realidad aumentada y la ubicuidad de los sensores, entre tantos avances, nos conducen al nuevo mundo enfrentando variados y colosales retos.
La libertad geográfica cambió para siempre el sentido del tiempo y del espacio y nos convertimos en pasivos nubenautas.
Los libros sagrados privilegian la solidaridad y la cooperación. Los hebreos las extendían desde su sangre y raza al elegido pueblo de Israel. El cristianismo ensambla ambos preceptos de sobrevivencia en la familia expandida desde las catacumbas de la fe, horadando y convirtiendo conciencias.
Así, el mundo andino, mi mundo, nos legó la ley de la hermandad, la ley de la reciprocidad y la ley de la cooperación, una trilogía escatológica que bien haríamos en reconsiderar ante la necesidad de procurar un mundo ecológicamente sostenible.
Por tal virtud, especial relevancia tenían nuestros apus por su hábitat y por la pachamama, la diosa de la tierra y de la fertilidad. Fuente de las fuentes, esta deidad andina es maestra de la vida hasta en las noches de luna llena y que permitía observar el universo y seguir sus estrellas, así como en belén siglos después le siguieron los mismos astros para anunciar un nuevo amanecer.
Y es este nuevo amanecer que el Perú procurará para dinamizar sólo las inversiones que entiendan el ciclo de la vida, del campo que no debemos esterilizar, que la rentabilidad es incompatible con la depredación de nuestras casas y que los gobiernos son justos si aseguran la gobernanza ambiental y societaria.
Con proyectos limpios de desechos y libres de corrupción, con socios leales, con facilidades aeroportuarias, con centros logísticos estratégicamente ubicados, social y dignamente dirigidos, el Perú ofrece y ofrecerá lo que sus leyes garantizan y su pueblo espera.
Con la transparencia de un puquio, con la bondad de nuestro suelo y la alegría del jilguero, el Perú extiende sus brazos y corazones invitándolos a quedarse con nosotros, porque necesitamos y deseamos huéspedes y socios que como AS/COA, beban del mismo cáliz y celebren con nosotros la vida, la naturaleza invirtiendo en la comunidad de valores y una amplísima gama de proyectos que a todos beneficien y que nos permitan a los peruanos a superar las brechas de oportunidades entre quienes todo lo pueden y quienes todo lo esperan para ser una sociedad justa, desarrollada y que entienda la interculturalidad como la muestra privilegiada de la diversidad en la unidad.
Concluyo resaltando que la promoción de inversiones sostenibles, inclusivas y responsables en el Perú emergen como un imperativo moral para edificar un futuro equitativo y próspero entre el sector público y privado.
El dramaturgo alemán Bertolt Brecht nos pide:
“no aceptes lo habitual como natural, porque en tiempos de desorden, de confusiones, de humanidad deshumanizada, nada debe parecer natural, nada debe parecer imposible de cambiar”
“el día en que los pueblos indígenas, allí donde se encuentran, sean plenamente reconocidos y amparados en sus cosmovisiones, creencias, usos y costumbres, y cuando las tierras que habitan y las aguas que cursan sus territorios ancestrales se aprecien de tal forma que su afectación sea la de todos, la civilización humana podrá con justicia así llamarse”.
Retiro al nombre de la Cancillería y del país su más clara, cálida bienvenida y les agradezco a todos por la atención que han merecido estas palabras abriendo la conferencia que nos convoca en los mejores términos y con la mayor voluntad.