Huánuco: DE KICHKI AL RURAQ MAKI
Nota de prensa




Fotos: Ofic. de Imagen Institucional del Gobierno Regional Huánuco
7 de diciembre de 2021 - 1:11 p. m.
CRÓNICA:La alfarería es una de las manifestaciones culturales más importantes de nuestros pueblos y desde tiempos ancestrales a formado parte de la vida cotidiana de los peruanos, un arte que se mantiene hasta la fecha. Siendo así, que el talento, técnica y pasión por los detalles, es la mayor virtud de María Torres Lugo (53), de la localidad de Huargesh del distrito de Kichki.
De 6 hermanos, ella a los 7 años aprendió el oficio de la alfarería incentivada por su madre, quien también aprendió de sus padres, por lo que considera que es una de las mejores herencias que le dejaron. A sus 13 años empezó a acompañar a su mamá a vender ollas de barro y otros utensilios, en el parque Santo Domingo donde en aquellos años realizaban ferias a Tomayquichwa, Ambo, Cerro de Pasco, Yanahuanca y otros lugares, donde se intercambiaban las ollas de barro por alimentos.
“Mi trabajo ha sido demasiado arduo”,recuerda María, “fue una vida muy difícil, pero logré apoyar a mi mamá hasta los 16 años”, dice acariciando los jarrones a los que sus manos han dado forma. Después llegó a la ciudad de Huánuco para trabajar, donde años después tuvo a su hija mayor y como madre soltera regresó a su pueblo donde siguió trabajando en la agricultura y alfarería para sacar adelante a su bebé, actualmente tiene 3 hijos.
Con esa motivación, María luchó día a día para salir adelante perfeccionando su técnica, “como mi mamá no dejaba de vender sus trabajos, yo también me centré en eso por la necesidad de mantener a mi hija mayor”, expresó, ya que con ese trabajo educa a sus hijos.
Años más tarde, María tuvo la oportunidad de asistir en la feria del “Muru Raymi” en Huancapallac capital de su distrito; lugar donde conoció al presidente de la Asociación de Artesanos de Huánuco Rolando Santiago, quien la incentivó a participar en otras ferias y por quien conoció a Soledad Mujica la encargada de la feria de Ruraq Maki “Hecho a Mano” evento que realiza el Ministerio de Cultura, donde tuvo la oportunidad de participar, ya que propicia el encuentro de creadores de arte tradicional de distintas regiones del país.
- ¿En qué te ayudó la feria Ruraq Maki?
En llevar mi trabajo a Lima para venderlo, yo vi que no abastecía el mercado con mis ollas de barro, por eso nace mi idea de formar una asociación, ya que era necesario llevar entre 400 a 500 piezas.
- ¿Cómo se llama la asociación que diriges como presidenta?
Después de la primera experiencia en el Ruraq Maki conformé la Asociación Agropecuaria Artesanal Pucahuayta con 25 integrantes a quienes enseñé esta labor de la alfarería, ya que la mayoría son madres que buscan salir adelante.
- Después de dos años se reactiva esta feria, ¿ustedes van a participar?
Gracias a Dios otra vez vamos a salir a la feria, porque por la pandemia se detuvo, y desde el 10 al 19 de diciembre participaremos en la ciudad de Lima, ofreciendo nuestro trabajo hecho a mano.
“Yo hago obras con bastante minuciosidad, porque se pueden romper antes que seque, además los detalles toman mucho tiempo”, describe su trabajo, a lo que ella considera un arte ancestral que no dejaría nunca porque le recuerda a su madre, y porque quiere dejar un legado con su enseñanza.
Hay muchas personas que no valoran el trabajo de los alfareros, pero hoy es el momento de reconocer esta noble y ancestral labor, que ha permitido sobresalir a María y muchas madres emprendedoras, por lo que aprendieron a usar la tecnología para ofrecer sus trabajos y venderlos, por lo que si desean adquirir sus ollas de barro los invitan a llamar al 927227304.
Redacción: Lizet C. Simon Casalla