El paciente que no podía parar de jugar

Crónica
Aparicio Tapia lucha contra la parálisis gracias a las terapias de realidad virtual del Hospital de Rehabilitación del Callao
OFICINA DE IMAGEN INSTITUCIONAL Y PROTOCOLO
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Fotos: OFICINA DE IMAGEN INSTITUCIONAL Y PROTOCOLO

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2 de agosto de 2023 - 8:21 a. m.

Por Martín Vargas Barrera
Aparicio Tapia tiene 22 años y sufre una complicada hemiplejia espástica, un tipo de parálisis maldita que le impide mover el brazo, mano y pierna de un lado del cuerpo. Nació con esa orden de inamovilidad que en casa fue recibida con pena, pero ante la cual su familia nunca tiró la toalla.

Y si sus padres no se amilanaron, menos lo iba hacer él. Puso el pecho ante la adversidad desde el colegio, cuando moría por jugar partidos, pero tenía que recular en el ajedrez y otros menesteres donde el cerebro fuera protagonista por encima del músculo.

“No podía caminar bien, arrastraba mi pie y hasta andaba jorobado. Me sentía desanimado, sin ganas de hacer nada y estresado”, recuerda Aparicio con cierta timidez que no impide que se exprese, que diga que la lucha continúa, que aquí nadie se rinde.

Cansado de las dificultades, Aparicio decidió buscar ayuda, quería cambiar su destino. Es así que llegó al Hospital de Rehabilitación del Callao con la esperanza de hallar un tratamiento eficaz, una técnica bendita que quite el stop que la mitad de su cuerpo obedece chúcaramente. Si bien ya es tarde para entrar a la selección del colegio, todavía es posible hacerle un gol de chalaca a la vida misma.

En el nosocomio chalaco, en la tierra de Campolo Alcalde y Carlos “Kukín” Flores, Aparicio recibió un pase de media cancha que promete ponerlo cara a cara con el truhan que le robó mil noches de salsa, paseos en bicicleta y esos timbres malogrados con la patota.

Aparicio parece emocionado. Viene recibiendo una terapia que le hace recordar los días en su Apurímac querido, cuando sus amigos jugaban Nintendo en cabinas. Cuando soñaba con ser Ryu de Street Fighter o darle una paliza a Koopa de Mario Bross. En el Hospital de Rehabilitación los especialistas abordan la parálisis a punta de píxeles, combaten la rigidez convirtiendo a Aparicio en un campeón de grand slam o en un temible comando que aniquila mercenarios.

Gracias al Nintendo Switch, el paciente ha comenzado a dar ganchos al aire con la prolijidad de un tal Mauro MIna, ha metido aces mejor que el mismísimo Rafael Nadal y salta de vez en cuando para evitar minas que un terrorista dejó para hacer estallar marines.

“La realidad virtual ayuda a los pacientes, de una forma lúdica, a mejorar sus movimientos corporales. Dependiendo de la discapacidad, se empleará determinado videojuego de forma progresiva”, explica Miguel Gallegos, quien está a cargo de las terapias de Aparicio.









Gallegos nos cuenta también que su paciente ha evolucionado tremendamente. Que ahora puede comer, vestirse y asearse solo. Incluso trabaja como ayudante en el taller de pintura y planchado de autos de su tío. Ha logrado ser independiente y no por la voluntad general de los pueblos, sino por la suya propia.

Aparicio no habla mucho, es más bien tímido, pero está bien. Lo que importa ahora no es que mueva la lengua. Aquí lo que cuenta es que esos músculos anestesiados despierten y se echen a andar. Que se dejen de vainas.

“Me encanta jugar. Gracias a estos equipos he avanzado mucho. Siento que la pelea no está perdida, por primera vez siento realmente que puedo ganarle la batalla a la parálisis”, confiesa Aparicio mientras nos pide ir para atrás, que le dejemos espacio porque seguramente Djokovic meterá una bola al fondo de la cancha.

Lo dejamos en su partido, pero mientras hacemos campo para que pueda quebrarle el servicio al tenista serbio, Gallegos nos cuenta que el Hospital de Rehabilitación del Callao es una de los tres nosocomios que brinda estas terapias en todo el Perú. Sólo en el Callao, son 5 pacientes al día, quienes reciben esta terapia lúdica.

Pero ahí no queda la cosa, según apunta la jefa del área, Juana Pisfil, el servicio del hospital para la rehabilitación de pacientes como Aparicio, pronto tendrá una nueva estrella. En pocos meses se sumará al equipo un robot para ayudar a más de mil pacientes mensuales.

Por ahora, los lentes de realidad aumentada y los juegos más violentos tienen un fin pacífico. Son cómplices, unas celestinas en píxeles que tienen una orden que deben cumplir sin dudas ni murmuraciones: devolver la esperanza y acabar con la orden de inamovilidad.



Callao, 26 de julio del 2023




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