Katia, la talento de Utcubamba que trabaja en potenciar la pitahaya y otros superalimentos de Amazonas

Nota de prensa
La joven busca apoyo de algún inversor para comercializar sus innovaciones a base de alimentos nativos.
Katia Rodriguez en celebración Bajada de los Reyes Magos en su pueblo, el caserío La Pirca.
Katia Rodriguez elaborando el Néctar de Cocona y Naranjilla, su proyecto de tesis para egresar de la universidad.
Katia Rodriguez con su equipo de elaboración de la Jalea de Pitahaya y Tuna.

25 de julio de 2022 - 12:37 p. m.

El Perú, que este 28 de julio cumple un año más de independencia, está lleno de riquezas naturales, entre ellas, alimentos con alto valor nutricional; sin embargo, algunos son poco conocidos y comercializados. Katia Rodriguez Frias, talento de la región Amazonas, conoce está realidad desde muy pequeña, desde el caserío que la vio nacer: La Pirca, ubicado en el distrito de Lonya Grande, provincia de Utcubamba.

A Katia siempre le gustó estudiar y entendió que era importante poner en valor la producción agrícola de su comunidad. Es así que decidió estudiar Ingeniería de Industrias Alimentarias en la Universidad Nacional de Jaén, sueño que hoy lo está cumpliendo, y gracias a sus méritos académicos ganó la Beca Permanencia del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación. Esta beca le subvenciona sus gastos de alimentación, movilidad y útiles de escritorio.

Ahora cursa el décimo ciclo de la carrera y ya trabaja para concretar su meta de apoyar a los agricultores en mejorar la producción y venta de los alimentos nativos. Tal es así que fue parte de dos proyectos estudiantiles que transforman alimentos nativos en productos novedosos.

El primero fue desarrollar una galleta con el tubérculo nativo la pituca, que es muy parecido a la papa y de gran consumo en las regiones del oriente del país. La estudiante de 22 años comenta que está demostrado científicamente su alto valor nutricional en fibra, carbohidratos, vitaminas y minerales. El proyecto Galleta de Pituca fue elaborado como parte de un curso universitario y seleccionado para presentarlo en la Feria de Exposición de Nuevos Proyectos Alimenticios, de la Universidad Nacional Toribio Rodríguez de Mendoza del Amazonas. 

El segundo fue la Jalea de Pitahaya y Tuna. “El producto salió bastante agradable. Siempre buscamos que tenga cierto carácter nutricional, un aporte mayor”, indica Katia, y resalta que la pitahaya también es considerada como un superalimento. La joven subraya que estas frutas son consumidas como antioxidantes y ayudan a la rápida digestión de los alimentos. Ambos productos, manifiesta, tuvieron buena aceptación.

Asimismo, para su tesis está trabajando un tercer proyecto: Néctar de Cocona y Naranjilla. La cocona es considerada como superalimento, y la mezcla con la naranjilla es un reto porque, sostiene, no hay estudios previos de esta. Katia trabaja en definir la concentración de las pulpas de cada fruta y de la estevia que se usará. Este producto tampoco tendrá saborizantes ni colorantes. “Se busca brindar un producto bajo en calorías y que pueda ser consumido por todo el público, de consumo agradable y sin la culpabilidad de estar generando un daño a nosotros mismos”, subraya, y agrega que espera pueda tener el apoyo de algún inversor y los productos puedan comercializarse.

“Espero apoyar con lo que he aprendido. Gestionar algún tipo de producto o nueva idea y enseñarla a los pobladores para que cultiven y vendan sus alimentos. Ese es mi sueño”, reitera.

“El ser becado es una gran ayuda para seguir creciendo”

Katia, desde el colegio, buscaba obtener una beca del Estado y postuló al concurso por Beca 18, pero no logró obtenerla. No se rindió y postuló e ingresó a la Universidad Nacional de Jaén. Como estudiante de universidad pública concursó y resultó como una de las ganadoras de Beca Permanencia, oportunidad que le permitió dejar de trabajar y dedicarse solo a los estudios. “Fue una gran ayuda tanto para mí como para mis padres. Con una beca no te preocupas por el aspecto económico, sino por aprender”, menciona.

“Provengo de un caserío de Amazonas, un tanto alejado y aunque no se quiera, existe una brecha entre la educación rural y de la ciudad. Fue difícil adaptarme a ese ritmo, alejarme de mi familia porque tenía que salir de casa (trasladarse a otra región a estudiar) para poder continuar con mis estudios. Pero la universidad ha sido un camino muy bonito. El ser becado es una gran ayuda para seguir creciendo”, concluye Katia.

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