Eduardo, el talento que busca mejorar el diseño e infraestructura de los colegios peruanos

Nota de prensa
Estudió en Harvard la maestría en Estudios de Diseño becado por el Pronabec y logró graduarse con honores.
Becario Eduardo Pélaez
Proyecto Aula_Espacios para el aprendizaje
Graduación en Harvard
Madres apoyando en el proyecto Aula

Fotos: Oficina de Comunicaciones y Relaciones Institucionales

14 de febrero de 2022 - 12:46 p. m.

Cuando Eduardo Peláez Cruz del Castillo apenas tenía 15 años, sufrió la pérdida de su mamá Carmen, quien era profesora de escuela pública. Los estudios fueron su refugio. Ingresó a la universidad a estudiar Arquitectura en su tercer intento y ya graduado en el 2017 cumplió su gran meta: consiguió ser aceptado por la Universidad de Harvard en Estados Unidos tras ser rechazado un año antes. En memoria de su mamá, Eduardo, actualmente, co-lidera el proyecto “Aula. Espacios para el aprendizaje”, cuyo fin es que los niños y jóvenes peruanos cuenten con óptimos espacios educativos que faciliten su aprendizaje.
 
Su mamá Carmen, quien además se desempeñó como catedrática en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, dejó en su hijo un gran legado en temas educativos. “Tenía 11 años cuando mi madre enfermó. Fueron años muy duros. Sin embargo, mis padres fueron muy fuertes, disciplinados y persistentes para llevar el día a día. Cuando ella partió, quise seguir su ejemplo”, comenta el ganador de la beca de posgrados Beca Generación del Bicentenario del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación. 
 
Un viaje a Venecia para participar en una bienal de arquitectura y una conversación con su mentor motivó a Eduardo a seguir la Maestría en Estudios de Diseño. “Apunté en lo más alto. Mi objetivo era ingresar a Harvard, pero no me admitieron en mi primer intento. Confiaba en los méritos que había conseguido y mis proyectos materializados en el campo profesional, sin embargo mi nivel de inglés era muy bajo. El director de la maestría me escribió para decirme que podían considerarme si conseguía una nota de 100 o más en el examen de TOEFL”, dice. 
 
En el 2017 volvió a postular a esta y tres universidades más: Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Universidad de Columbia y Universidad de Pensilvania. La última lo dejó en la lista de espera, pero logró la aceptación de Columbia y Harvard. “Con mi carta de admisión, logré ganar la beca del Pronabec que me cubrió la estadía y los gastos de la especialidad en Harvard. Me enfoqué en estudiar y en la mayoría de cursos obtuve de notas A, A+ y sobresaliente”, confiesa con orgullo. Incluso logró graduarse con honores con una tesis que trataba sobre cómo los barrios autoconstruidos se adaptan a sus riesgos medioambientales en Tailandia (Bangkok), India (Mumbai) e Kenia (Nairobi), y que fue calificada como sobresaliente. 
 
Proyectos para aprender 
En el 2015, Eduardo inició con “Aula. Espacios para el aprendizaje” junto con otros tres arquitectos, Álvaro Echevarría, Joan Horna y Carolina Linares. “Nuestro objetivo es mejorar los aprendizajes de los niños y jóvenes de instituciones educativas públicas y privadas. Trabajamos en conjunto con los padres de familia, directores, docentes y estudiantes”, explica. ¿Por qué lo hacen? El enfoque pedagógico ha cambiado, pero los espacios educativos, no. Esto dificulta el aprendizaje de los menores. 
 
Como parte de su iniciativa, ellos ofrecen el talleres de miniarquitectos en los que enseñan a armar maquetas sobre cómo quisieran que sea su colegio, utilizando materiales reciclados, seguros y de bajo costo. Luego buscan financiamiento para concretar la construcción de los espacios educativos, como salas de juego y bibliotecas. A la fecha, han impacto en más de 800 niñas y niños a nivel nacional y han concretado cuatro proyectos en comunidades y zonas con escasos recursos económicos o en condición de vulnerabilidad. 
 
Uno de los pilotos que ya se hizo realidad es “Nube de colores”, que consistió en realizar una cobertura de botellas plástico para evitar que los estudiantes se afecten por la fuerte exposición solar en el colegio San Miguel de Arcángel en el Callao. También se intervino el “Retablo y comedor” en el colegio Juan Velasco Alvarado en Chincha, afectado por el terremoto del 2007.  Los otros dos proyectos ejecutados son “3x1”, que consta de una escalera, un aula libre y una sala de lectura en el colegio 7216 Villa de Jesús en Villa María del Triunfo; y el “Taller de los niños”, un centro de desarrollo familiar donde se fortalece el vínculo de los padres e hijos en San Juan de Lurigancho.  
 
Ahora, están concentrados en sacar adelante una iniciativa de infraestructura social que une el programa de “Aprendo en Comunidad” con el programa de las Ollas Comunes a través de una “Sala multiusos móvil + huerto comunitario”. Se espera materializar en el primer semestre del 2022 e incluye pequeños huertos, cocina, comedor y atrapanieblas. Además, Eduardo se encuentra desarrollando un proyecto de turismo sostenible con una comunidad altoandina para poner en valor paisajes naturales y fortalecer economías locales. 
 
El becario, hijo de una mamá limeña y un papá cajamarquino, recuerda que en su etapa universitaria derrumbó varios prejuicios sobre la arquitectura. “Piensan que el arquitecto diseña solo para personas de nivel socioeconómico alto, pero no es así. Un arquitecto debe y tiene que aportar en el diseño de las ciudades, de barrios, de familias que desean contar con una mejor vivienda”, dice. Él ya lo está aplicando y sabe que tiene que seguir capacitándose, por eso se prepara para su nueva meta: estudiar un doctorado en una universidad top del extranjero y sabemos que lo logrará.