Presidente Sagasti en Cusco: Dejaremos un país en mejores condiciones de avanzar a pie firme hacia un futuro mejor

Nota de prensa
Jefe del Estado entregó el Sol o Escudo del Cusco al alcalde provincial Víctor Boluarte.

24 de junio de 2021 - 4:25 p. m.

El presidente de la República, Francisco Sagasti, encabezó hoy la ceremonia del “Inti Raymi del Bicentenario. La fiesta del sol brillando para el mundo”, y afirmó que su gestión dejará al próximo gobierno un país que, pese a la inestabilidad política y los desafíos de la pandemia de la COVID-19, estará en mejores condiciones de avanzar a pie firme hacia un futuro mejor.

Desde el Parque Arqueológico Nacional de Sacsayhuamán, en la región Cusco, donde se realizó la majestuosa ceremonia, el mandatario remarcó que “hemos hecho todo lo que se pudo hacer para dejarle a quien dirija los destinos de la Nación, en los primeros años del tercer siglo de nuestra vida independiente, un país mejor que el que encontramos al inicio de nuestro gobierno”. 

Al iniciar su discurso, el presidente Sagasti expresó su alegría y orgullo por participar en la fiesta del Inti Raymi, desde Sacsayhuamán, espacio que –dijo-, en el año del Bicentenario de la independencia, simboliza la grandeza del imperio incaico, la impronta imperecedera de una civilización milenaria.

El Cusco fue el punto de partida y de llegada del Qhapaq Ñan, el Gran Camino Inca, proyecto vial ambicioso que sigue asombrando a expertos y conocedores, que se construyó con la activa participación de todas las comunidades que enlazaba, anotó.

“Esta admirable obra vial, como otras magníficas construcciones hidráulicas y agrícolas de su época, es utilizada hasta hoy por nuestros habitantes y por los hermanos de territorios que son hoy Argentina, Bolivia, Chile, Colombia y Ecuador. Agradezco a los presidentes amigos y a la Secretaría General Iberoamericana por sumarse a esta fiesta en el mes jubilar del Cusco”, manifestó.

En otro momento, advirtió que “ahora, cuando estamos prontos a conmemorar el Bicentenario de la independencia, el virus de la desunión se añade al de la pandemia; su convergencia nos deja pérdidas irreparables y desafíos inconmensurables, tanto como individuos, como familias, como sociedad y como Estado”.
 
El Perú tiene una invaluable mezcla de culturas, empezando por aquellas de los pueblos ancestrales que celebramos hoy; seguida por lo que añadieron los españoles portadores, a su vez, de una amalgama de las culturas cristiana, árabe y judía. A ellas se suman la cultura afrodescendiente, la migración china y la llegada de japoneses y de europeos a lo largo de los años. Durante cinco siglos, esta mezcla de mezclas configuró lo que es la sociedad peruana, anotó.

Sostuvo que “esta rica diversidad, esta mezcla de mezclas que somos todos los peruanos, nos hace ver que hoy, al cumplir el Bicentenario de la independencia, debemos encontrar en esta diversidad los ingredientes de una unidad forjada en el crisol de la peruanidad”.

“Gracias a esta diversidad difundida por nuestro maravilloso territorio, y que forma parte de lo que somos como personas y como nación, es que continuamos labrando y fortaleciendo nuestra identidad pluralista, integrada y siempre en continuo despliegue, siempre evolucionando y cambiando”, resaltó y apuntó que la fiesta del Inti Raymi ofrece una magnífica oportunidad para recordar y afirmar, nuevamente, esto con energía.

Peruanidad fértil
El presidente Sagasti también destacó que, durante sus visitas a las distintas regiones del país, ha podido constatar que “nuestra peruanidad, si bien aún desarticulada, es una extraordinariamente fértil combinación de expresiones diversas, pero compartidas entre todos quienes tenemos el orgullo de ser peruanas y peruanos”.

“Es esto lo que nos confiere una infinita posibilidad de trabajar, innovar y crear conjugando una gran variedad de recursos naturales que poseemos, con la multiplicidad de nuestra gente; y lo que nos permitirá construir un futuro mejor para el Perú sobre los cimientos de la diversidad de diversidades que caracteriza a nuestro maravilloso país”, anotó.

“Estos diversos paisajes, sumados al ingenio y la creatividad de las diferentes culturas que se enriquecieron mutuamente a lo largo de nuestra historia, configuran el cuerpo y el alma del Perú. Están presentes en cada uno de nosotros. Aprovechémoslas para construir un Perú firme y feliz por la unión, como dice la primera moneda que acuñamos en la república”, remarcó.

Unidad
Asimismo, sostuvo que debemos empezar “el tercer siglo de nuestra vida independiente unidos, aceptando, respetando y valorando nuestras diferencias; rescatando lo valioso de nuestros conocimientos y técnicas ancestrales, pero haciendo uso también de los avances de la ciencia y la tecnología modernas”.

“Empleemos toda posibilidad, toda herramienta, para vivir en armonía con la naturaleza y protegerla; para transformarnos en un país solidario y próspero, que no excluya ni discrimine a nadie por su origen o por su idioma, por sus rasgos o su condición”, subrayó.

Afirmó que los verdaderos enemigos, contra los cuales solo podremos luchar y vencer unidos, son la intolerancia, el racismo, la discriminación, la corrupción y la violencia en todas sus expresiones. 

“La historia nos concede una nueva oportunidad en el Bicentenario de la independencia. Solo reconciliándonos, unidos y en confraternidad, en diálogo abierto y sincero, con confianza y esperanza en nuestro futuro, es que podremos hacer uso creativo y fructífero de nuestras diferencias, que son insignificantes al lado de nuestras potencialidades”, enfatizó.

Al preguntar cómo iniciar esta difícil, pero esencial tarea de dejar de lado la discordia, el rencor y la sospecha, el mandatario señaló: “empecemos por buscar las respuestas en cada uno de nosotros, identificando y reconociendo nuestros prejuicios, tomando conciencia de nuestros sesgos al juzgar las motivaciones y el comportamiento de otros”.

En segundo lugar, esforzándonos por aceptar nuestras limitaciones, por darnos cuenta que no tenemos siempre la razón, y por descubrir puntos de vista válidos que difieren de los nuestros, indicó.

En tercer lugar –señaló-, rescatando la generosidad y la gratitud de que todos somos capaces, aunque a veces tengamos que hurgar en las profundidades de nuestro ser para encontrarlas, y luego compartirlas con todos los que nos rodean.

Por último, empleando la solidaridad, la empatía y el aprecio mutuo que, desde los albores de nuestra especie, ha permitido a las sociedades humanas desarrollar valores que guían el avance hacia la supervivencia, el bienestar, la prosperidad y el bien común, detalló.

“Sé, por experiencia propia, que iniciar la tarea de reconciliación partiendo de lo que tiene en su interior cada uno de nosotros no es cosa fácil. Sé, también, que es aún más difícil hacerlo como sociedad, como conjunto de individuos inmersos en un tejido de complejas y sesgadas relaciones interpersonales”, advirtió.

Pero, al menos -señaló-, empecemos por tomar conciencia de que el desprecio y el resentimiento son, por lado y lado, manifestaciones nocivas y funestas de la capacidad de reconocernos como iguales todos los seres humanos.

Sostuvo que, en la vida cotidiana y social, pero sobre todo “en nuestra vida política no dejemos espacio para la intolerancia, el extremismo, la descalificación y el odio, cuyas únicas armas son la mentira y la hipocresía que llevan al envilecimiento de la condición humana”.

En otro momento, manifestó: “digamos las cosas como son y no como quisieran que sean los que nos escuchan; trascendamos nuestras aspiraciones individuales, trabajemos en conjunto y adoptemos como norte el bien común”.

“Tomemos como ejemplo esta majestuosa obra que nos rodea, el Sacsayhuamán, construida piedra sobre piedra, cuidadosamente labrada, con infinita paciencia, con la técnica y el arte de nuestros antepasados. Solas son impresionantes, pero ensambladas nos ofrecen una maravilla arquitectónica y un ejemplo. Si nos unimos podremos construir una sociedad que se aproxime a lo que deleita nuestra vista en este lugar”, afirmó.

Entrega del Escudo del Sol
“Al agradecer la hospitalidad de esta emblemática y milenaria tierra, tengo el privilegio de responder a un anhelo histórico del Perú y, especialmente, de todos los cusqueños. El Sol o Escudo del Cusco, que estuvo fuera del Perú durante muchos decenios, hoy vuelve a casa”, destacó el mandatario. 

Remarcó que esto ha sido posible gracias al esfuerzo conjunto de los ministerios de Cultura y de Relaciones Exteriores y de la Municipalidad Provincial del Cusco; así como al Museo Indígena Americano del Instituto Smithsonian y al Gobierno de los Estados Unidos. 

“Deseo que esta gran pieza de orfebrería, elaborada por artistas del antiguo Perú, que es ahora Patrimonio Cultural de la Nación, reluzca por siempre en el corazón de todas las peruanas y peruanos, que ilumine el camino del desarrollo solidario, pacífico, en unión, con confianza y esperanza, para todo el Perú”, puntualizó el mandatario tras entregar el Escudo del Cusco al alcalde provincial Víctor Boluarte.

A la ceremonia asistieron las presidentas del Congreso de la República, Mirtha Vásquez; y del Poder Judicial, Elvia Barrios; el gobernador regional del Cusco, Jean Paul Benavente; el alcalde provincial Boluarte; la jefa del Gabinete Ministerial, Violeta Bermúdez; y los ministros de Comercio Exterior y Turismo, Claudia Cornejo; de Cultura, Alejandro Neyra; y de Economía y Finanzas, Waldo Mendoza.

Asimismo, gobernadores regionales y alcaldes provinciales y distritales de Cusco; así como la embajadora de Colombia en el Perú, María Claudia Mosquera; entre otras autoridades.