Entierran con honores a líder alférez que de un disparo truncaron su proyecto de vida en medio de la lucha antidrogas

Noticias como estás no son nada agradables informarlas, pero lo hacemos con todo el apasionamiento y dolor del mundo para hacer saber a los peruanos que un hermano policía ha dejado esta vida por cumplir su trabajo en la lucha antidrogas cuando en medio de un operativo en Huanta-Ayacucho intervino la vivienda de Enrique Montes Taipe, investigado por el delito de tráfico ilícito de drogas.

El alférez PNP Marco Antonio Cosme Vergara nació un 14 de mayo de 1998 en Lima y se enrola en la escuela de oficiales de Chorrillos desde el 12 de abril de 2018 ingresando en el segundo lugar lo que le permitió ser brigadier de la segunda sección. La convivencia de esos extensos cinco años ha permitido que los 179 integrantes de la promoción “Comandos Perfección” lo reconozcan como un gran líder, solidario y con don de servicio al prójimo.

Kissia Mariciello Hidalgo Villagómez, su compañera de carpeta o “carpetacha” de escuela lo recuerda con gran aprecio desde aquellas muchas veces cuando su mamá, aprovechando sus horarios libres le llevaba empanadas a la escuela que eran compradas desde una tienda del frente de la escuela de Chorrillos. Decimos que era un gran líder porque con el ejemplo lo pregonaba. Cuando pedían nombres para los roles de servicio a los técnicos de la escuela él les decía: Yo doy mi nombre mi técnico para el servicio y los que desean que me sigan”.

“Ñañita”, la “carpetacha”, también nos comentó que Marco Antonio a quien le decían de cariño “Tío Cosme”, será recordado como una excelente persona y profesional en la comisaría Nueva Esperanza de la División Policial Sur 3. Incluso, siempre que se podía la abuelita de Kissia le hacía el desayuno con gran aprecio diciéndole que era una gran persona y todo un caballero.

Ya preocupado por seguir ganando grandes experiencias y conocimiento en el mundo policial, el 2024 “Tío Cosme”, junto a cinco de sus promociones llegan a la Dirección Antidrogas que fueron juntados nuevamente por decisiones jerárquicas y designios de la vida. Él se va al equipo de búsqueda y ella al grupo “Escorpión”. Desde ese espacio laboral ya había participado de otras comisiones donde le fue bien y a las cuales viajaba para luchar y combatir el crimen y las organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico.

Para esta otra comisión de servicios, “Tío Cosme” le solicita a su gran compañera Kissia, a quien la trataba de cariño “Ñañita”, cubrirla en su servicio de pesaje de drogas por seis días para que pueda participar de la detención de sujetos investigados por el delito de tráfico ilícito de drogas en Ayacucho. Ella por la confianza y compañerismo que se tenían acepta, de acuerdo a las coordinaciones realizadas con los jefes, sin saber ni presagiar que sería la última vez que lo vería con vida. “Si yo no hubiera aceptado, él estaría con vida”, acota.

El fatídico 4 de noviembre todos los medios locales y nacionales informaban que el alférez Marco Antonio había perdido la vida luego de recibir un disparo de un sujeto investigado por tráfico ilícito de drogas en medio de un operativo policial en Ayacucho. Eran un joven oficial que se había formado en un curso especializado en inteligencia y ansiaba hacer toda una carrera policial en la emblemática Dirandro.

Hoy 6 de noviembre en el parque ecológico campos santo Santa Rosa de Lima del distrito de San Juan de Miraflores su hermana Cinthya Katherine Cosme Vergara, representando el gran dolor causado por perder a un hermano menor, dijo que es difícil asimilar esta muerte porque recientemente también falleció el papá. Destaca la hermana al decir que era un joven íntegro, con roles y talentos desde pequeño con vocación de servicio.

Minutos antes de fallecer la hermana con lágrimas en los ojos narró textualmente que le dijo su hermano: “Hoy no es un día de estar tristes, sino un día de gozo porque me voy con el padre celestial junto a mi papá; los amo”. Y así fue. Su entorno familiar, hermanos de armas y amigos más cercanos lo recordarán como un joven con convicciones firmes con sólidos principios establecidos porque en él predominaba el amor, la lealtad, el respeto, el don de la generosidad, solidaridad que lo mantenía para sobresalir en todas los proyectos que él se proponía.

La doliente también se preguntó en pleno entierro: “Porque tan pronto, porque tan joven o porque tuvo que ser así; pero el cumplió su misión aquí en la tierra; él amaba y disfrutaba lo que hacía. Los que lo conocen saben que él está muy gozoso porque murió haciendo lo que quería, tenía un inmenso amor por su patria, su don de servicio incondicional y eso hay que recordarlo”, puntualizó. Es cierto que una vida no vale un operativo y que hoy muchos se encuentran abatidos y quebrantados, consternados y quizá tengan que replantear todo, pero es momento de seguir. Hoy apelo al cielo para que su justicia se haga manifiesta a quienes corresponda.

Para finalizar Cinthya Katherine pidió que todos se queden con lo mejor de él con su integridad porque no necesitaba de un título ni espectadores para hacer lo correcto. Su recuerdo quedará por siempre en los corazones y hoy lo oramos y lo despedimos como un héroe nacional.

Con estas líneas escritas con parte de lo prometedor de su vida, hacemos saber nuestro dolor e indignación porque jóvenes policías como Marco Antonio, son jóvenes que aman ser policías y que combaten día a día incansablemente contra delincuentes, bandas y organizaciones criminales, que solo lo que buscan es hacer un grave daño a la sociedad, pero encuentran en el camino a policías que se enfrentan a ellos y no tienen otra opción que matarlos para no ser capturados.

“Seamos conscientes que el hecho de tener una camiseta de policía no puede hacer que nos juzguen porque eso no nos hace ni más ni menos; todas las profesiones son buenas y la de un policía es dar hasta su vida en pleno trabajo”; así lo sentenció la “carpetacha”.

El pabellón fue izado a media asta en todas las dependencias policiales del Perú, el emblema institucional publicado a negro en todas las redes sociales y el féretro con el joven oficial enterrado en el cementerio del que participaron el comandante general PNP Víctor Zanabria Angulo, el jefe del estado mayor, teniente general PNP Óscar Arriola Delgado, la corporación de oficiales y familiares.