Historias que nos unen: Una historia tejida con resistencia

Nota Informativa
En el Día del Adulto Mayor, Dionicia Apaza.
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26 de agosto de 2023 - 8:30 a. m.

Resistir no es aguantar, resistir es luchar contra la adversidad. Así lo hacen miles de mujeres como Dionicia Apaza, que alguna vez fue una niña que quería jugar o ir a la escuela, pero tenía que dedicarse a la chacra y el cuidado de las ovejas. Ese era el mandato en su hogar: las niñas no podían estudiar. Si alguno de sus hermanos lo hizo alguna vez, fue suerte para él.
Barriendo la casa, pasteando las vacas y alimentando las aves de corral, pasaron sus días en Pusi, la comuna cobijada en la provincia puneña de Huancané. Allí conoció a su esposo Ricardo Aquise, otro joven que tampoco pudo ir a la escuela porque tenía que dedicarse al campo y otras faenas.
Juntos decidieron forjar su proyecto de vida lejos de las orillas del lago Titicaca y migraron a la ciudad arequipeña de Camaná. Con poco, la familia empezó a agrandarse con la llegada de cada uno de sus hijos.

Cuando uno de ellos, Domingo, tenía unos 30 años, aprendió un oficio ejercido por muchos camanejos: la elaboración de esteras de carrizos para la fabricación de techos, paredes y pisos. De inmediato, el hijo le enseñó a su mamá y a su papá a tejer para que esta nueva actividad ayudara a la economía familiar.

Ya van 15 años desde aquella vez cuando iban a las acequias a buscar los carrizos. Algunas veces los conseguían cerca de su casa (en el distrito de Samuel Pastor) y otras en zonas alejadas.
A partir de aquellos días, Dionicia incursionó en la noble labor de pelar cada carrizo con una sierra antes de aplanarlo con una maquinita metálica de dos rodillos. Luego lo partía en dos con las manos y lo tendía en el suelo de su patio. En unos minutos, ya tenía varios listones de carrizo preparados para ser trenzados.
Hasta ahora, teje y teje esteras de tres metros por uno (3 m x 1) y otras de tres metros por dos (3 m x 2 m), que venderá a 23 y 45 soles, respectivamente.
Aunque ella y su esposo no las producen en cantidad, a sus más de 75 años de edad cada uno, prosiguen con la misma jornada cada vez que sus tejidos se acaban. Es su recurso para ayudarse económicamente y arrancarle una sonrisa a la vida todas las veces que pueden.
SABERES
DIONICIA APAZA tiene 76 años. Como parte de la intervención Saberes Productivos de Pensión 65, ahora enseña a otras personas usuarias de este programa a tejer esteras.
EN CAMANÁ, otros artesanos se dedican a fabricar esteras con totora (achones), que son utilizadas sobre todo para las paredes de las casas.
DIONICIA Y SU ESPOSO, Ricardo, viven en villa Don Jorge, en el distrito de Samuel Pastor, provincia de Camaná, Arequipa.
Lima, 26 de agosto de 2023
Unidad de Comunicación e Imagen
Programa Nacional de Asistencia Solidaria Pensión 65

Esta noticia pertenece al compendio Historias Que Nos Unen