Historias que nos unen: Rosa, la guardiana de los sabores de Sama

Nota Informativa
Usuario de Pensión 65 vive en distrito de Sama, en Tacna
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Fotos: Pensión 65

Unidad de Comunicación e Imagen

27 de mayo de 2023 - 12:00 a. m.

Rosa aprendió a cocinar de su mamá y ella de su madre, quien a su vez lo hizo de la suya. Cuatro generaciones unidas por el arte culinario. Y es que la cocina para Rosa Eustaquia Care Caqui no solo es una tradición, sino también es una forma de mantener vivos los recuerdos de familia y, sobre todo, una manera de “alegrar el alma y el estómago”. 
 
Cuenta que tenía solo 12 años cuando descubrió que podía cocinar casi tan bien como su mamá. Entonces decidió que nunca más dejaría este arte. Así empezó a ponerle más interés y averiguar los secretos de la cocina tradicional tacneña. 
 
Rosa Care cumplirá en dos días 82 años y es considerada una de las mejores cocineras de Sama, provincia de Tacna. Cuenta que hace unos meses el Ministerio de Cultura y la Universidad San Martín de Porres, la incluyó en la publicación “Sama, memoria y testimonios”, donde se rescata la historia de afrodescendientes de Sama que han contribuido a la gastronomía local.
 
Fue la mayor de seis hermanos y nació y creció en el distrito de Sama, donde aún vive. Y aunque su mamá fue el principal soporte de su vida, señala que su padrastro fue una buena persona. 
 
Rosa tenía 16 años cuando se marchó a vivir a Tacna para terminar la escuela, y desde el colegio se corrió la noticia que era una buena cocinera. Las llamadas de los clubes y restaurantes prestigiosos de la ciudad no tardaron en llegar. Querían su sazón en sus mesas. 
 
Pese a su temprana edad, Rosa ya contaba con cierta independencia económica y entonces, cuando empezaba a disfrutar de su éxito culinario, el amor tocó su corazón. Tenía 18 años cuando Julio Calderón Albarracín, su paisano sameño, fue en su búsqueda y le pidió que se unieran para siempre. 
 
No lo dudó y regresó a Sama, donde crío a 10 hijos (8 mujeres y dos varones). “Fue difícil, pero no imposible. Yo cocinaba y mi esposo cultivaba la chacra y criaba nuestros borreguitos”, Su esposo murió hace 15 años en un accidente automovilístico.  
 
Actualmente, doña Rosa habilitó en una parte de la sala-cocina de su casa, situada en la Mza. 09 de la Av. Héroes de la Guerra del Pacifico, un pequeño restaurante, de solo tres mesas, el cual, pese a estar alejado, es concurrido por amigos, vecinos, familiares y visitantes que llegan seducidos por su sazón.  
 
Cuenta que parte del dinero que recibe de su Pensión 65 lo usa para comprar los insumos que le ayudan a preparar picante de camarones, chupe de camarones, adobo de cerdo, sancochado, alfajores, bollos, empanadas, kekes, entre otros. “Todo lo hago al natural y con buenos ingredientes para que no haga daño”, explica. 
 
Aunque a solo dos de sus 8 hijas, les gusta cocinar, pero no pierde la esperanza de que podrá heredar a todos sus hijos y nietos sus secretos culinarios. Por ahora cuenta con orgullo uno de mis nietos está cocinando en Chile y le va bien”. 
 
Doña Rosa confiesa que su principal sueño fue sacar adelante a sus hijos, pero ahora desea viajar. “Tal vez conocer el Cusco y Lima. Me gustaría visitar las iglesias, las calles antiguas”.

 Lima, 26 de mayo de 2023
 
Unidad de Comunicación e Imagen
Programa Nacional de Asistencia Solidaria - Pensión 65

Esta noticia pertenece al compendio Historias Que Nos Unen