Historias que nos unen: Genaro Lipa: Músico y líder de su comunidad

“Antes era ‘putinillo’, pero me he vuelto ‘juliaquillo’”, dice Genaro Lipa Quispe, con una sonrisa amplía en el rostro. Él llegó a Juliaca hace nueve años, luego de la muerte de su esposa. Hoy tiene 77 años, seis hijos, es usuario de Pensión 65 y se ha convertido en un líder de los adultos mayores de su comunidad. 

 

“Nací en San Antonio de Putina. Fuimos tres hermanos. Nos dedicábamos a la chacra y la ganadería. No pudimos ir mucho tiempo al colegio pues teníamos que trabajar. Éramos niños cuando mis padres se separaron y luego formaron nuevas familias”, cuenta. 

 

La vida para don Genaro siempre estuvo llena de dificultades, pero como sucede con la mayoría de los adultos mayores pobres del país, no se rindió, y con la certeza de que así de difícil era la vida, llena de vicisitudes; siguió adelante. Cuenta que desde los 12 años se empleó en todo tipo de labores, lo que hizo de él un ‘mil oficios’. 

 

Sabe de minería, música, artesanía, zapatería, arreglar ropa, mucho de agricultura, ganadería y además sabe cómo curar los males del cuerpo y también del alma. 

 

Cuenta que dejó San Antonio de Putina con mucha pena. “Teníamos un terreno, ganadito, pero tuve que dejar todo porque falleció mi señora y ya no podía vivir en el campo solito”, dice, bajando la mirada ante un sol inclemente, en la azotea de la casa de su hijo Lucio, en Juliaca. 

 

“La alegría me la da la música. Cuando toco la mandolina o la tarqueada (danza típica quechua), me olvido de los problemas. Y cuando canto, eso ya no sé cómo explicarlo”, señala emocionado.

 

Antes de la pandemia, los primeros martes de cada mes, Genaro Lipa se reunía con otros adultos mayores de su comunidad en un espacio de la Municipalidad de Juliaca, como parte de las acciones que despliega el Centro Integral del Adulto Mayor (CIAM) y Pensión 65. 

 

Entonces intercambiaban opiniones respecto a las propiedades de las plantas medicinales y planificaban la venta de sus artesanías; todos aportaban, desde sus distintos puntos de vista y experiencias. 

 

Ahora han retomado algunas de sus actividades y como sabe que el estudio es un tema pendiente en su vida, hoy recibe clases del Círculo de Alfabetización (programa habilitado en convenio entre la municipalidad de San Román y la Dirección Regional de Educación - DRE). 

 

Pese al tiempo que dedica a los estudios y al cuidado de su salud (algo resquebrajada por los años), no quiere dejar de trabajar y por ello sigue arreglando el calzado de sus vecinos. Y aunque en estos últimos tiempos la situación no siempre le permite hacer lo que más le gusta (la música), no se da por vencido: “Hacemos música y danza en serio cuando celebramos alguna festividad y también llevamos nuestro arte a las escuelas. La música me da alegría y yo doy alegría a la gente con la música”.

15 de abril de 2023
Unidad de Comunicación e Imagen
Programa Nacional de Asistencia Solidaria Pensión 65