Historias que nos unen: Teodomiro y Margarita: Para el amor no hay edad

Nota Informativa
• Con más de 60 años de casados, Teodomiro y Margarita viven el más puro amor en las buenas, malas y peores.
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Fotos: Programa Nacional de Asistencia Solidaria Pensión 65

Unidad de Comunicación e Imagen.

14 de febrero de 2023 - 9:00 a. m.

“Que todos se enteren de tu querer, si tú mueres primero, yo te prometo, escribiré la historia de nuestro amor con toda el alma llena de sentimiento, la escribiré con sangre, con tinta sangre del corazón…”, es el fragmento de la canción Nuestro Juramento del bolerista Julio Jaramillo. Esta pieza musical ha estado presente desde hace sesenta y un años en la vida de Teodomiro Araujo Arrieta (85) y Margarita Ramos Rodríguez (82), esposos y usuarios de Pensión 65.

Margarita es natural de Huarochirí, mientras que Teodomiro es huancavelicano, sin embargo, el destino los llevó a conocerse en el restaurante de la tía de la señora Margarita, ubicado en San Bartolo, lugar donde ella apoyaba y también merendaba. Ella tenía trece años, mientras que don Teo bordeaba los diecisiete años. “Desde un inicio me di cuenta de que era todo un conquistador, bastante coqueto, me hablaba y me decía que era muy hermosa. Hasta ahora, siempre me dice cosas bonitas”, cuenta Margarita entre una risa de satisfacción.

Fue en ese entonces que empezaron a verse con más frecuencia, algo que a la tía de Margarita no le causaba nada de gracia. “Mi tía no quería, en absoluto, que me vea con Teo, porque consideraba que yo no estaba en edad para esas cosas. Un día nos encontró en el balcón y nos pegó.”, recuerda.

Teodomiro estuvo realmente impactado e ilusionado con Margarita, a tal de punto de hablar con su familia para que intercediera por él y pueda convencer a la mamá de Margarita para que puedan estar juntos, sin mentiras ni secretos. Con la venia de ambas familias, Teodomiro y Margarita se fueron a vivir juntos en 1958, año donde concibieron a su primera hija.

El momento crucial
Teodomiro no continuó en su trabajo en San Bartolo, pero conoció a muchas personas, y una de ellas lo quiso llevar a trabajar a Estados Unidos. Era la oportunidad de oro para él y su familia, sobre todo en el aspecto económico, no obstante, su papá lo convenció de quedarse debido a que Margarita estaba gestando e iba a ser muy difícil que la deje sola. Teodomiro dejó de lado el “sueño americano” y decidió quedarse junto a su amada.

En 1962 llegó el ansiado matrimonio, momento mágico para ambos, pues marcó el inicio de una unión que no se rompe ni romperá hasta el final de sus días. Tuvieron cuatro hijos, de los cuales uno ya partió al cielo. “Yo extraño mucho a mi hijo. Fue muy noble y me dejó mi casita”, menciona Margarita, con sentimientos a flor de piel.

En las buenas y malas
Hace cuatro años uno de sus hijos fue diagnosticado con Leucemia, noticia que impactó a Teodomiro, a tal punto de causarle un derrame cerebral. Ante esa situación, Margarita tuvo que vender su casa para pagar las medicinas y la hospitalización de su hijo y esposo.  Fue en ese entonces que, gracias a una primera hermana, Margarita y Teodomiro fueron a vivir a Quilmaná, provincia de Cañete.

“Desde allí, Teodomiro no puede valerse por sí mismo, sufre mucho para caminar y yo lo ayudo, poniendo en práctica el juramento que nos hicimos al casarnos. Voy a estar para él, así como él para mí hasta el último día de nuestras vidas”, afirma.

En la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, Teodomiro y Margarita nos dan una lección de amor, sentimiento que el mundo necesita para dejar de lado los rencores, el odio, la falta de empatía y así vivir cada día como si fuera el último.

La clave del éxito
Intrigados por conocer cuál es la clave para mantenerse unidos por más de seis décadas, doña Margarita nos dice tres pilares fundamentales: comunicación, respeto y amor. Existen muchas parejas que, hoy en día, se rinden fácilmente ante los problemas. “Uno elige a su compañero o compañera de vida hasta la muerte. Así haya problemas, el amor, compromiso y respeto debe existir siempre”, afirma.

“Además, cuando hay hijos de por medio, son ellos lo que más sufren cuando hay peleas y discusiones en una pareja porque crecen con ese pensamiento. No se puede obligar a nadie a que lo amen, pero si aún existe el sentimiento, se debe hacer de todo por conservar ese amor, sobre todo por los hijos, ellos no tienen la culpa. Mi madre me enseñó que el amor es para toda la vida”, concluye.

14 de febrero de 2023
Unidad de Comunicación e Imagen
Programa Nacional de Asistencia Solidaria Pensión 65

Esta noticia pertenece al compendio Historias Que Nos Unen