La tejedora del Colca
Nota de prensa


17 de setiembre de 2021 - 3:31 p. m.
En la provincia de Caylloma, Arequipa, la señora Consuela convierte la lana de camélidos como la alpaca y la vicuña, en vistosas mantas, chalinas, polleras, chompas y ponchos, que adorna con sus diseños predilectos: recreaciones de la flora y la fauna del cañón del Colca. Ella es una tejedora tradicional, cuyo estilo se remonta a la época prehispánica. “Fue muy difícil educar sola a mi hijo. Gracias a Dios, pude sobrevivir trabajando con mis hilados de lanas y tejidos de prendas, para que a su vez no se pierdan las costumbres y nuestra cultura”, dice. En el marco de Saberes Productivos de Pensión 65, transmite su arte a otros adultos mayores y a las nuevas generaciones.
Las mujeres cayllominas conservan hasta el día de hoy las tecnologías prehispánicas para confeccionar prendas como ponchos, mantas, chompas o chullos con una simbología que se remonta al Incanato, alimentada en siglos posteriores con imágenes hispánicas y republicanas. Una de las conocedoras de este saber tradicional es la señora Consuela Victoria Cacya, quien al día de hoy sigue utilizando lanas de camélidos como la alpaca o la vicuña para tejer abrigadoras creaciones.
Ella aprendió este arte en su más tierna juventud, “cuando bailaba hasta más no poder, perdía la voz de tanto cantar y me cansaba de hacer guerra con las otras parcialidades del distrito, durante los carnavales de Chivay”, según cuenta. A los veinte años se enamoró y se casó, y tuvo a su hijo Zacarías, que fue como un pequeño modelo para el que tejió todo tipo de prendas: guantes, chullos, medias, abrigos… un nuevo impulso para su creatividad de tejedora.
Sin embargo, tiempo después su marido la abandonó, y ella tuvo que salir adelante sola con su hijo. “Fue muy difícil educar sola a mi hijo. Gracias a Dios, pude sobrevivir trabajando en mis hilados de lanas y tejidos de prendas, para que a su vez no se pierdan las costumbres y nuestra cultura”, sostiene Consuela. Fue una etapa muy triste de su vida, que pudo sobrellevar gracias a su talento.
“Lo mejor de mi saber es que tengo todo el conocimiento para poder elaborar los productos y eso nadie me lo quita”, indica Consuela, conocedora de la sabiduría de sus manos. Ella ha enseñado a hilar a su hijo y también a su nieto, quienes le ayudan en sus labores.
“Lamentablemente, ahora se me hace muy complicado tejer mantas grandes, por mi edad siento dolores en mis extremidades”, comenta la artesana. Esto tiene un impacto directo en su economía, pues sus telares son su principal fuente de ingresos. En ese sentido, el apoyo de Pensión 65 viene a ser fundamental para su familia. “Yo siempre pido con fe, y Dios me da todo lo que necesito”, apunta la señora Consuela, una de las mejores tejedoras de Caylloma.
En el marco de Saberes Productivos de Pensión 65, transmite su arte a otros adultos mayores y a las nuevas generaciones.