Cocina de bandera
Nota de prensa

9 de julio de 2021 - 7:48 p. m.
En el distrito de Sama, en Tacna, vive una mujer que disfruta haciendo feliz a la gente con sus exquisitos platillos tradicionales. Para ella es una gran satisfacción ver a todos los participantes de una gran mesa contentos. Pero cocinar para tantos ahora es algo muy trabajoso para su edad, las rodillas le duelen. Lo bueno es que los años pasan y en su comunidad, en su familia, la siguen valorando. Sus hijas, nietos y nietas, ponen en práctica lo que les ha enseñado. La cocina fue el principal sustento de la economía familiar y lo sigue siendo.
“Si sigues hablando como una lora nunca vas a aprender. Mejor observa y haz lo que te diga. ¡Presta más atención!”. A veces, su madrina le decía cosas así, entre risas, cuando le enseñaba a cocinar en su casa en el distrito de Sama, en Tacna. Rosa era una adolescente muy alegre y conversadora, pero con muchas ganas de conocer los secretos culinarios de su madrina. Lo primero que aprendió a cocinar fue el picante de camarones. Con los años, Rosa Eustaquia Care Caqui se volvió una maestra en la preparación de platos típicos de la cocina tradicional de su región, como el picante a la tacneña, el adobo tacneño, el chicharrón de chancho con maíz tostado y la cazuela tacneña.
Al llegar a la juventud, la cocina ya era un arte para Rosa, una verdadera vocación, una pasión, que no solo le trajo recompensas emocionales –“no hay como ver a un comensal feliz luego de probar un plato tuyo”, dice–, sino que también le trajo el amor. A su esposo lo conoció en Sama, mientras cocinaba en casa con su madre. Él quedó impresionado no solo por su determinación al momento de mezclar los ingredientes en el fogón a leña, sino por el picante a la tacneña que tuvo la suerte de probar, pues era hijo de una amiga de la madre de Rosa.
“Lo más bonito en la vida es ver a tu familia unida progresando; lo difícil es separase de la familia...”, dice Rosa, quien hasta ahora es reconocida por su gran sazón en la cocina tradicional del Sama. “¿Qué es lo principal que hay que enseñarle a los más jóvenes? Todos nuestros conocimientos, por más pequeños que sean, así ellos tendrán herramientas para defenderse en la vida”.
Una de las cosas que más le gusta a Rosa es cocinar un buen plato a la leña para bastantes comensales. “Para mí es una gran satisfacción ver a todos los participantes de una gran mesa contentos. Pero cocinar para tantos ahora es algo muy trabajoso para mi edad… Lo bueno es que los años pasan y en mi comunidad, en mi familia, me siguen valorando, y mis hijas, nietos y nietas, ponen en práctica lo que les he enseñado. La cocina fue el principal sustento de la economía familiar y lo sigue siendo. A mí ahora me duelen las rodillas y mis hijas, nietos y nietas, no solo cocinan, sino que también se encargan de las ventas de la comida… Me siento muy orgullosa de ser una representante de la cocina tradicional tacneña. Nuestra cultura es rica, única… Pocos países en el mundo tienen una gastronomía tan diversa”.