Historias que nos unen: esculturas con mística ancashina
Nota de prensaDon Mario, usuario de Pensión 65, transmite conocimientos a sus sobrinos.





6 de diciembre de 2025 - 8:00 a. m.
A 15 kilómetros de la carretera que conecta Huaraz con Caraz (Áncash), se encuentra el taller de don Mario Quispe, un hombre de 72 años que transforma la arcilla en esculturas que concentran la mística regional. Su talento lo ha convertido en uno de los artesanos más veloces de la región y en un referente de la alfarería, por la esencia cultural que transmite en cada uno de sus productos.
Su historia como ceramista se inició hace 35 años, cuando pierde su licencia de conducir y con el objetivo de conseguir un empleo rápido visita a un amigo caricaturista, quien deseaba trasladar sus dibujos a un espacio físico. Fue así que don Mario decide apoyarlo y expresar toda su imaginación en representaciones en base a la arcilla.
“Recordé a mi madre y la forma que hacía vasijas, jarras, tazones, y otros productos. Ella era alfarera e indirectamente aprendí todo con tan solo verla”, comenta con mucho cariño el adulto mayor sobre su progenitora, Margarita Huanaco, quien le dio la vida y la llave para que ingrese al mundo del arte.
En la actualidad, don Mario es usuario del programa Pensión 65 del Ministerio de Desarrollo e inclusión (Midis), entidad que le ha permitido impulsar su emprendimiento y promocionar su talento en base a sus conocimientos tradicionales.
Él recibe la subvención económica de S/350, cada dos meses, con lo que puede comprar sus insumos e iniciar su negocio, pero además es parte de un soporte integral que le facilita ofertar sus trabajos en los Encuentros de Saberes Productivos y ferias que se realizan con el gobierno local.
“Pienso en todo lo que he vivido, desde estar desempleado hasta ser un ejemplo para algunos ceramistas. Uno de los momentos más bellos fue cuando viajé a Bolivia y gané un concurso internacional. Estuve muy feliz porque representaba a mi país y demostraba lo que sé hacer”, recuerda el septuagenario.
Legado
A sus 72 años, el señor Quispe Huanaco quiere mantener vivo su legado. Por eso, enseña todos los secretos del proceso a su hijo y otros tres sobrinos, quienes lo apoyan y desean continuar con el arte de la alfarería.
“Mi mamá fue alfarera, hacía cosas muy bonitas para las casas. Yo tomé eso para ganarme la vida, porque mi papá, Manuel, quería que trabaje en el campo, pero me sentía mejor con la cerámica. Ahora veo esa emoción en mi hijo y sobrinos”, precisa.
“Creo que soy muy bueno, pero siempre hay que mantener la humildad porque aprendí de cero y fueron muy buenos conmigo. Me motiva hacer músicos antiguos con grandes sonrisas, como la Pastorita Huaracina. O, por ejemplo, Chimbote, ubicado en la costa, me impulsa a hacer pescadores con su ganancia del día proveído por el mar”, añade don Mario, quien recientemente recibió la visita del presidente de la República, José Jerí, quien comprobó su habilidad como uno de los maestros alfareros más ágiles de la región Áncash.
Áncash, 5 de diciembre de 2025
Su historia como ceramista se inició hace 35 años, cuando pierde su licencia de conducir y con el objetivo de conseguir un empleo rápido visita a un amigo caricaturista, quien deseaba trasladar sus dibujos a un espacio físico. Fue así que don Mario decide apoyarlo y expresar toda su imaginación en representaciones en base a la arcilla.
“Recordé a mi madre y la forma que hacía vasijas, jarras, tazones, y otros productos. Ella era alfarera e indirectamente aprendí todo con tan solo verla”, comenta con mucho cariño el adulto mayor sobre su progenitora, Margarita Huanaco, quien le dio la vida y la llave para que ingrese al mundo del arte.
En la actualidad, don Mario es usuario del programa Pensión 65 del Ministerio de Desarrollo e inclusión (Midis), entidad que le ha permitido impulsar su emprendimiento y promocionar su talento en base a sus conocimientos tradicionales.
Él recibe la subvención económica de S/350, cada dos meses, con lo que puede comprar sus insumos e iniciar su negocio, pero además es parte de un soporte integral que le facilita ofertar sus trabajos en los Encuentros de Saberes Productivos y ferias que se realizan con el gobierno local.
“Pienso en todo lo que he vivido, desde estar desempleado hasta ser un ejemplo para algunos ceramistas. Uno de los momentos más bellos fue cuando viajé a Bolivia y gané un concurso internacional. Estuve muy feliz porque representaba a mi país y demostraba lo que sé hacer”, recuerda el septuagenario.
Legado
A sus 72 años, el señor Quispe Huanaco quiere mantener vivo su legado. Por eso, enseña todos los secretos del proceso a su hijo y otros tres sobrinos, quienes lo apoyan y desean continuar con el arte de la alfarería.
“Mi mamá fue alfarera, hacía cosas muy bonitas para las casas. Yo tomé eso para ganarme la vida, porque mi papá, Manuel, quería que trabaje en el campo, pero me sentía mejor con la cerámica. Ahora veo esa emoción en mi hijo y sobrinos”, precisa.
“Creo que soy muy bueno, pero siempre hay que mantener la humildad porque aprendí de cero y fueron muy buenos conmigo. Me motiva hacer músicos antiguos con grandes sonrisas, como la Pastorita Huaracina. O, por ejemplo, Chimbote, ubicado en la costa, me impulsa a hacer pescadores con su ganancia del día proveído por el mar”, añade don Mario, quien recientemente recibió la visita del presidente de la República, José Jerí, quien comprobó su habilidad como uno de los maestros alfareros más ágiles de la región Áncash.
Áncash, 5 de diciembre de 2025
Unidad de Comunicación e Imagen
Programa Nacional de Asistencia Solidaria Pensión 65
Esta noticia pertenece al compendio Historias Que Nos Unen




