Historias que nos unen: confección y costumbre en Jesús
Nota de prensaDon Amadeo Romero, usuario de Pensión 65, conserva las enseñanzas heredadas de sus tíos.





29 de noviembre de 2025 - 8:00 a. m.
El distrito de Jesús (Cajamarca) tiene una serie de costumbres que sus pobladores guardan en sus corazones y transmiten a las nuevas generaciones, desde el valor de la fiesta patronal “Dulce Nombre de Jesús”, la preparación del reconfortante caldo verde, hasta la cestería en base a las varillas de sauce y laurel, como lo hace don Amadeo Romero de los Santos a sus 70 años.
El adulto mayor es usuario del programa Pensión 65 del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) y participa constantemente de las ferias que se organizan con el gobierno local, donde promociona sus productos de tejido artesanal, como canastas, paneras, pasteleras, porta lapiceros, entre otros.
Con mucha nostalgia, el septuagenario recuerda sus primeros pasos en el caserío de Yuracmarca y como aprendió este arte de sus tíos Saúl Vigo y Clemente Quispe, quienes tejían en el patio de sus casas en el centro poblado Chuniguillay. “Iba hasta allá para aprender”, agrega el artesano, conocido en diversos distritos por su destreza a la hora de armar sus productos.
“Mi papás, Segundo y Peregrina, me enseñaron el trabajo de campo, al igual que mis hermanos, pero yo quería hacer algo más. Un día visité a mis tíos y cómo hacían sus tejidos a mano, para luego venderlos en las plazas y usarlos en las fiestas de la provincia”, cuenta Romero de los Santos, mientras camina por la cuadra siete del jirón Ica hacia su domicilio.
Después de ingresar a su sala, coloca una tina azul con agua y se sienta en una pequeña silla de madera para iniciar su jornada. De inmediato, agarra las varillas y, luego de remojarlas, las entrelaza rápidamente, gracias al legado que recibió de sus maestros.
“Uno de los momentos más bonitos fue cuando terminé de aprender la técnica de mis tíos. Me emocioné porque me gusta trabajar y hacer estas piezas que decoran y usan para diversas costumbres, siento que contribuyo a mi distrito”, sostiene.
Al terminar una bandeja en forma de corazón, adelanta que su siguiente obra será un par de botitas para quienes deseen embellecer su comedor, una oficina o cualquier espacio que crean conveniente.
“Mi distrito es hermoso porque la gente es acogedora y empática, todos cuidan mucho las tradiciones que tenemos, como el tejido con varillas, las danzas, la música con instrumentos clásicos, y más. Como artesano no quiero que las costumbres se pierdan, que sigan por mucho tiempo los chunchos y las pallas, el clarín, los carnavales, todo lo bonito de Jesús”, manifiesta don Amadeo, quien se ha convertido en uno de los máximos exponentes de la cestería cajamarquina, gracias al apoyo que recibe del Estado, que le permite solventar su emprendimiento.
Transmisión
Con el objetivo de transmitir sus conocimientos a los más jóvenes, Amadeo Romero desea enseñar su técnica a los niños de su localidad. “Solo lo hice con mis cinco hijos, pero ahora que se dedican a otros trabajos, sería bueno que de clases”, indica entusiasmado el usuario de Pensión 65.
Cajamarca, 29 de noviembre de 2025
El adulto mayor es usuario del programa Pensión 65 del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) y participa constantemente de las ferias que se organizan con el gobierno local, donde promociona sus productos de tejido artesanal, como canastas, paneras, pasteleras, porta lapiceros, entre otros.
Con mucha nostalgia, el septuagenario recuerda sus primeros pasos en el caserío de Yuracmarca y como aprendió este arte de sus tíos Saúl Vigo y Clemente Quispe, quienes tejían en el patio de sus casas en el centro poblado Chuniguillay. “Iba hasta allá para aprender”, agrega el artesano, conocido en diversos distritos por su destreza a la hora de armar sus productos.
“Mi papás, Segundo y Peregrina, me enseñaron el trabajo de campo, al igual que mis hermanos, pero yo quería hacer algo más. Un día visité a mis tíos y cómo hacían sus tejidos a mano, para luego venderlos en las plazas y usarlos en las fiestas de la provincia”, cuenta Romero de los Santos, mientras camina por la cuadra siete del jirón Ica hacia su domicilio.
Después de ingresar a su sala, coloca una tina azul con agua y se sienta en una pequeña silla de madera para iniciar su jornada. De inmediato, agarra las varillas y, luego de remojarlas, las entrelaza rápidamente, gracias al legado que recibió de sus maestros.
“Uno de los momentos más bonitos fue cuando terminé de aprender la técnica de mis tíos. Me emocioné porque me gusta trabajar y hacer estas piezas que decoran y usan para diversas costumbres, siento que contribuyo a mi distrito”, sostiene.
Al terminar una bandeja en forma de corazón, adelanta que su siguiente obra será un par de botitas para quienes deseen embellecer su comedor, una oficina o cualquier espacio que crean conveniente.
“Mi distrito es hermoso porque la gente es acogedora y empática, todos cuidan mucho las tradiciones que tenemos, como el tejido con varillas, las danzas, la música con instrumentos clásicos, y más. Como artesano no quiero que las costumbres se pierdan, que sigan por mucho tiempo los chunchos y las pallas, el clarín, los carnavales, todo lo bonito de Jesús”, manifiesta don Amadeo, quien se ha convertido en uno de los máximos exponentes de la cestería cajamarquina, gracias al apoyo que recibe del Estado, que le permite solventar su emprendimiento.
Transmisión
Con el objetivo de transmitir sus conocimientos a los más jóvenes, Amadeo Romero desea enseñar su técnica a los niños de su localidad. “Solo lo hice con mis cinco hijos, pero ahora que se dedican a otros trabajos, sería bueno que de clases”, indica entusiasmado el usuario de Pensión 65.
Cajamarca, 29 de noviembre de 2025
Unidad de Comunicación e Imagen
Programa Nacional de Asistencia Solidaria Pensión 65
Esta noticia pertenece al compendio Historias Que Nos Unen




