Historias que nos unen: “Los corazones buenos nunca pierden”

Nota de prensa
Celestino y Praxides, usuarios Pensión 65, comparten su amor por la textilería.
Celestino y Praxides
Celestino y Praxides 2
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Celestino y Praxides 4
Celestino y Praxides 5

31 de mayo de 2025 - 8:00 a. m.

En tiempos donde los sentimientos son fugaces y la confianza se quiebra por promesas que solo quedan en el frío olvido, aún existen parejas que fortalecen la esperanza de que la vida se encarga de enviar un amor que garantice paz, respeto y llene de vitalidad nuestras almas, como la que conforma Celestino Quintana Ávalos (72) y Praxides Oyola Guisado (71), quienes tienen más de 56 años casados y pasan sus días compartiendo su pasión por la textilería artesanal.

Los septuagenarios viven en el apacible barrio de San Cristóbal, ubicado en el distrito de Curahuasi, provincia Abancay (Apurímac). Se conocieron cuando él tenía 17 años y ella 16, tras coincidir en la pequeña plaza de armas de su localidad e intercambiar un tímido saludo. Sus padres trabajan confeccionando ponchos, telares, entre otros productos.

La primera vez que tuvieron una cita, Celestino le llevó una chalina que su madre había hecho para él. Praxides quedó cautivada y le preguntó si sus manos lo habían confeccionado. El muchacho se quedó sin palabras y tuvo que confesar que su progenitora lo hizo, pero se lo entregó a ella como muestra del cariño que estaba naciendo.

La joven sonrió y tomándolo de la mano le dijo: “Yo te enseño, solo prométeme que seguiremos juntos cuando las arrugas comiencen aparecer en nuestros rostros”. Fue así que los dos quedaron cautivados y a los tres meses de conocerse, estaban seguros que llegarían al altar y unirían sus vidas para siempre.

Después de 56 años, la pareja, que ahora forma parte del programa Pensión 65, se mantiene más sólida que nunca, luego de enfrentar diversas complicaciones y desafíos como familia. Ahora, tienen un emprendimiento donde realizan chalinas, ponchos, mantas y otros productos a base de la lana de sus ovejas, y lo promocionan en las ferias que se organizan con el gobierno local.

“Hemos pasado por distintos problemas, como todo hogar, pero eso no significa que el amor tiene que debilitarse. Al contrario, cada experiencia nos enseña a estar más unidos. Uno debe seguir adelante, porque lo que hemos aprendido con el tiempo es que los corazones buenos nunca pierden. Podemos cometer errores, pero no podemos quedarnos ahí, debemos continuar, entregarnos a la vida, con sinceridad, y llegarán cosas bonitas”, reflexionó Praxides.

Celestino confirmó sus palabras moviendo la cabeza. “Al final del día, las personas destinadas a estar juntas, se encuentran de alguna manera. Eso pasó con mi esposa, nos vimos una vez en la plaza, nuestros padres se conocían, pero nunca supimos del otro, hasta que nos volvimos a ver y quedamos en salir a pasear”, comentó risueño, mientras contemplaba lleno de ternura a su compañera de vida.

Taller en San Cristóbal

La pareja de usuarios de Pensión 65 tiene un taller donde confeccionan y realizan distintos productos a base de lana, ubicado en el corazón del barrio San Cristóbal. “Trabajo en esto hace 20 años, gracias a mi esposa que me enseñó todo acerca de la textilería artesanal, su compañía ha sido muy importante”, comentó Celestino. “Yo creo que él me impulsó, porque sabía este arte desde los 8 años, pero su apoyo fue importante para emprender”, agregó la adulta mayor, con profunda admiración.


Apurímac, 31 de mayo de 2025
Unidad de Comunicación e Imagen
Programa Nacional de Asistencia Solidaria Pensión 65

Esta noticia pertenece al compendio Historias Que Nos Unen