Historias que nos unen: manos alfareras que dejan huellas

Nota de prensa
Lucinda Huamán, usuaria de Pensión 65, enseña su arte en Chachapoyas.
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24 de mayo de 2025 - 8:00 a. m.

A los 15 años, Lucinda Huamán Ysla absorbió los conocimientos sobre alfarería de su madre. Décadas más tarde, le pidió mantener viva esta tradición cuando tenga hijos y posteriormente nietos, como símbolo del legado que guarda el distrito de Huancas, provincia de Chachapoyas (Amazonas), y que, desde el 2012, es considerado Patrimonio Cultural de la Nación.

Ahora, que tiene 73 años, es parte del programa Pensión 65 y participa activamente de la Intervención Saberes Productivos, que revalora sus conocimientos, se ha puesto como objetivo dejar su habilidad a los más jóvenes de su localidad, para que tengan una fuente de trabajo, un ingreso adicional y fortalezcan la identidad de su amada tierra, llena de vegetación, paz y energía natural.

“El proceso inicia con la obtención de arcilla, que lo traigo de las canteras cercanas al distrito. Una vez en casa, lo moldeo con mucha dedicación a la forma que quiero. Yo hago piezas de todo tamaño, desde ollas, cantaros, cashque (sartén honda), chochos (pieza grande y honda para guardar la bebida tradicional guarapo a base de caña)”, explicó la septuagenaria.

En ese sentido, dijo que su trabajo le ha permitido viajar a otras provincias para enseñar a los más jóvenes y promocionar sus cerámicas en las ferias que se organizan con los gobiernos locales. Incluso, realiza clases grupales, donde se reúnen niños y adolescentes de los centros educativos aledaños, para que conozcan los secretos de la alfarería.

Su arte se ha convertido en uno de los atractivos de Huancas, a tal punto que en ciertas temporadas llegan turistas para verla trabajar y adquirir sus productos. “Vienen y me observan, y también piden aprender lo que sé”, detalló, evidenciando que en su distrito se puede vivir una experiencia cultural completa.

“Antes tenía vergüenza porque mientras moldeaba la arcilla llegaban turistas para verme trabajar. Ahora ya es parte de mi día y me siento feliz, muy orgullosa de ser alfarera, ya que gracias a este saber eduqué a mis hijos”, agregó.

Los vecinos de Lucinda comentaron que es una persona muy creyente en Dios, por el don que tiene. Huamán añadió que, desde febrero de 2024, forma parte del programa del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social y con la subvención que recibe pudo ampliar su emprendimiento.

Llena de entusiasmo y cariño, aseguró que continuará haciendo vasijas, ollas y demás piezas representativas de Chachapoyas. “Hice un espacio en mi casa para la elaboración de estas cerámicas. Vendo lo que hago y recibo visitas para que conozcan mi tradición. Así me hacen compañía y viven lo hermoso que es este arte”, concluyó Lucinda, la alfarera que busca dejar huella en los corazones de las nuevas generaciones.

Recibe amor

Producto de su paciencia y gran dedicación a la hora de enseñar su arte a los más jóvenes, Lucinda recibe todo el amor y cariño de sus alumnos, pequeños niños y adolescentes que le dicen maestra, incluso la llaman “mamita”, en señal de respeto y estima. “Voy a dos colegios en la ciudad de Chachapoyas y he visto que son muy empeñosos”, comentó.


Amazonas, 24 de mayo de 2024
Unidad de Comunicación e Imagen
Programa Nacional de Asistencia Solidaria Pensión 65

Esta noticia pertenece al compendio Historias Que Nos Unen