Historias que nos unen: bálsamos que calman el cuerpo y la mente
Nota de prensaGimia y Bernardo, usuarios de Pensión 65, aprovechan los recursos de la naturaleza.





5 de abril de 2025 - 8:30 a. m.
“La naturaleza nos da insumos para crear elixires que calmen los dolores del cuerpo, apaguen los malos pensamientos y alivien el alma”, reflexionó Gimia Aricara Coacha (79), quien junto a su esposo Bernardo Ahuanari Maytahuary (84), se han convertido en los curanderos más longevos de la zona de Nanay, ubicado en el místico y mágico distrito de Iquitos (Loreto).
Ambos se conocieron en la década de 1960, cuando trabajan en el campo y sus padres les enseñaban la importancia de cada elemento que podemos encontrar en los bosques de la selva peruana, así como los brebajes que se hacen a partir de las raíces, tallos, hojas, flores, entre otras partes de los árboles, para tratar a sus vecinos y curar a quienes necesitan una luz de esperanza.
“Nosotros vemos patologías fuertes y leves, como hemorroides, cólicos, fiebres, próstata, hígado graso, calambres en zonas sensibles, males de ojo, y todo lo que nos puedan decir y esté en nuestras manos. Uno de los preparados más frecuente está hecho con las hojas de sacha tabaco, guanábano, palta, y casho. Queda una sustancia que luego colamos y lo mezclamos con un poquito de agua. Eso lo vendemos en una botellita, sus propiedades curativas alivian diversos dolores”, explicó don Bernardo.
Sufrieron una pérdida
Ahuanari y Aricara abrieron su consultorio de medicina tradicional en 1979, en la avenida Nanay, manzana G, lote 10, luego de una terrible pérdida. Cuando estaban pensando abrir un emprendimiento a base de sus conocimientos ancestrales, una de sus sobrinas tuvo una terrible enfermedad.
“Ella vivía en Orellana. Toda la familia quedó devastada por su fallecimiento, en especial nuestro segundo sobrino, quien era su hermano. En su trabajo le preguntaron por qué faltó tantos días y solo pudo decir, con el dolor que tenía, que asumiría las consecuencias, pero primero debía acompañar a su hermana en el tratamiento que seguía por un cáncer de vientre”, relató Gimia.
Después de este triste suceso, la pareja empezó ayudar a sus vecinos y demás personas que tenían una enfermedad, con el sueño de salvar vidas y redimir la responsabilidad que ellos sentían al no haber podido curar a su sobrina.
En los últimos años, la pareja de esposos se incorporó al programa Pensión 65 del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social, donde además de recibir una subvención económica, promocionan y exhiben sus habilidades de medicina tradicional a través de los encuentros de saberes productivos, que busca revalorar los conocimientos de los adultos mayores.
“La mayoría viene por el sacha tabaco y la uña de gato, que lo utilizamos para tratar las hemorroides, próstata, incluso algunas secuelas del covid-19, si lo combinamos con miel. También tenemos una crema como la resina, una especie de yeso que aplicamos en la zona de dolor”, manifestó Bernardo, quien miró a Gimia y selló el momento con un tierno beso, como señal de que continuarán unidos ayudando a su comunidad.
Brebajes místicos
Los usuarios de Pensión 65 también explicaron qué poción es la más solicitada. “También tenemos la sustancia de colmena para combatir el frío, los problemas respiratorios, dolores en las articulaciones y secuelas de la covid-19. Para hacer este tipo de medicina, debemos sacar la miel la miel de la colmena y hacerlo hervir. Luego se cuela bien y se pasa por una telita para finalmente exprimirlo. Eso tenemos que dejarlo reposar 8 días para que salga todo el gas y listo”, detalló Gimia.
Iquitos, 5 de abril de 2025
Iquitos, 5 de abril de 2025
Unidad de Comunicación e Imagen
Programa Nacional de Asistencia Solidaria Pensión 65
Esta noticia pertenece al compendio Historias Que Nos Unen