Historias que nos unen: la sazón del corazón de Huimbayoc

Nota de prensa
Zarela Shapiama, usuaria de Pensión 65, se convirtió en una fuente de conocimientos.
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22 de febrero de 2025 - 8:30 a. m.

Hay sabores que generan un vaivén de emociones, provocan que el paladar explore nuevas sensaciones y nos transporten a momentos específicos de nuestras vidas, que recordamos con profundo amor. Esa es la experiencia que desencadena el talento de Zarela Shapiama de Mori, una mujer que a sus 75 años se ha convertido en una fuente de conocimientos gastronómicos, conocedora de las recetas más tradicionales del distrito de Huimbayoc (San Martín).

Rodeada de una hermosa vegetación y a orillas del imponente río Huallaga, la localidad que se encuentra a cuatro de horas de Tarapoto es el escenario perfecto para quienes desean dejarse llevar por la naturaleza y vivir una experiencia inolvidable, acompañado de los más sublimes potajes de la selva peruana, como el ancestral juane de gallina o el reconfortante chilcano de pescado.

Doña Zarela vive en el jirón Buenos Aires, a dos calles de la Municipalidad de Huimbayoc, donde las mismas autoridades en articulación con el equipo de Pensión 65 han promovido su arte culinario. “Participo en las ferias que se organizan en la placita, vienen turistas que quieren conocer más de San Martín y quedan asombrados por el sabor de mi juane, sudado de gamitana o paco, al igual que un buen filetito a la parrilla artesanal”, comentó la septuagenaria.

“Para tener un plato rico hay que concentrarse en el aderezo, picar bien la cebolla, mezclarlo bien con el tomate, ajo, y sacha culantro. Todo tiene que dorar, con mucha paciencia, amor y calma, porque si uno no lo hace con cariño y gusto, la comida sale mal y en vez de dar una alegría, podemos provocar un desmayo”, declaró entre risas.

Shapiama de Mori ya es reconocida por sus vecinos y personas que llegan a conocer Huimbayoc. “Creo que les gusta mis preparaciones, en especial mi patarashca envuelta en hojas de bijao. Es la magia de los platos de la selva, al menos eso me han dicho”, agregó. Los amigos y comensales de la usuaria del programa Pensión 65 han corroborado su habilidad gastronómica, incluso definen cada bocado como un abrazo al alma.

“Mi casa es mi lugar seguro, pero dentro de ella, el espacio donde más me gusta estar es mi cocina, me llena de paz y felicidad saber que mis manos provocarán una bonita sensación en los demás”, detalló.

Todo lo que aprendió Zarela lo absorbió de su madre, a quien le preguntaba los secretos de los diversos manjares que hacía, en especial del juane y el ceviche de doncella o paiche, que se convirtieron en sus potajes favoritos y cada vez que prueba alguno de ellos, se traslada a los momentos más bellos de su infancia. “Continuaré cocinando con mucho amor, demostrando la sazón que tiene el corazón de Huimbayoc”, concluyó emocionada.

Vio una oportunidad

Cuando Zarela terminó la primaria, no pudo continuar con sus estudios. Se quedó en casa ayudando a su madre, pero miró el panorama de un ángulo diferente y vio una oportunidad en medio de la oscuridad. “Mi papá apoyó a mis hermanos, pero solo de cierta manera, porque cuando crecieron también los mandó a trabajar para que paguen lo suyo. Yo me quedé con mi mamita y aprendí a cocinar. Fue así que me enseñó y me dediqué a vender mis platillos, que fueron bien recibidos”, relató.



San Martín, 22 de febrero de 2025
Unidad de Comunicación e Imagen
Programa Nacional de Asistencia Solidaria Pensión 65

Esta noticia pertenece al compendio Historias Que Nos Unen