Informe especial sobre telefonía

Nota de prensa

15 de mayo de 2006 - 12:00 a. m.

El Comercio.- Entre 1998 y 2001, en el mundo, el sector de las telecomunicaciones estuvo en su apogeo. Y el Perú no se mantuvo al margen. Hacia el 2001, eran ocho las nuevas licencias de telefonía fija en el país, destacando las de las estadounidenses AT&T y BellSouth, cuyos funcionarios anunciaban una férrea competencia a Telefónica. Posteriormente se les unirían Millicom y Americatel. Pero también habían propuestas locales. TeleCable y Boga Comunicaciones anunciaron acceso a Internet y telefonía fija a sus clientes de televisión por cable; en Consultoría y Gestión de Telecomunicaciones no dudaban de que tenderían una nueva red sobre la de Telefónica; y en la Red Científica Peruana estaban seguros de que se "vengarían" del monopolio. Paralelamente, en el sector de telefonía móvil surgían iniciativas. Al ingreso de Nextel y la adquisición de Tele2000 por parte de BellSouth, se sumó la incursión de TIM. En larga distancia se otorgaron más de 40 licencias, y en telefonía rural se licitaron tres proyectos para atender a 5.000 poblados. Todas, señales que apuntaban en la misma dirección: la elevada concentración en el mercado se reduciría, las tarifas bajarían y los poblados sin servicio serían un mal recuerdo de los 80. Pero el teléfono propio no llegó, pues las entrantes poco hicieron en términos de expansión. A fines del 2005, la penetración de la telefonía móvil fue de 20% (el promedio regional es 40%), mientras que la telefonía fija cerró en 9% (los vecinos están en 18%). Y es en ese contexto que, a dos días de celebrarse el Día Mundial de las Telecomunicaciones, vale preguntarse si hay algo que celebrar.