El compromiso de Mazaronquiari para recuperar su bosque

Crónica
El pueblo indígena nomatsigenga ha reforestado más de 8 hectáreas con especies forestales para iniciar el pago de una multa forestal.
Archivo JPGE de El compromiso de Mazaronquiari para recuperar su bosque
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Archivo JPGE de El compromiso de Mazaronquiari para recuperar su bosque
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17 de noviembre de 2025 - 6:00 a. m.

Junín. - Después de mapachear y chacchar su bolo de coca como pago a la tierra, Ronald y Celestino inician su recorrido por el área de reforestación de su comunidad. Ronald mide la altura de los plantones con una wincha, mientras Celestino utiliza un vernier para registrar el diámetro de los tallos. Al mismo tiempo, el equipo del Organismo de Supervisión de los Recursos Forestales y de Fauna Silvestre (OSINFOR) toma las coordenadas de ubicación de cada planta con un GPS, registra fotografías como evidencia y anota cuidadosamente todos los datos en una tablilla.


El sol empieza a quemar, las subidas y bajadas del terreno accidentado hacen más exigente la labor, pero nada amilana a los pobladores ni al equipo del OSINFOR que llegó a la comunidad nativa nomatsigenga de Mazaronquiari, en Pangoa, Junín, para supervisar 1000 plantones como muestra representativa de los 8141 que las comuneras y los comuneros sembraron en un área superior a ocho hectáreas.


Han pasado tres días de trabajo bajo el sol, la lluvia e incluso la caída de un rayo cerca del área supervisada, el equipo del OSINFOR concluye la verificación de las plantaciones reportadas por el jefe de la comunidad, Simón Cherisente Mahuanca. Estas acciones forman parte del primer informe del plan de recuperación de áreas degradadas presentado por la comunidad para compensar una multa forestal ascendente a S/191 802.60, en un periodo de cinco años.


“La comunidad ha decidido reforestar para saldar nuestra deuda. La población nos ha apoyado con el macheteo y la plantación, porque sabemos que, al final de cuentas, esto quedará para nosotros”, explica Simón, quien también nos cuenta que su pueblo ha sembrado moena alcanfor (Ocotea aciphylla), estoraque (Myroxylon balsamum), moena amarilla 1 (Aniba puchury-minor), moena amarilla 2 (Nectandra pearcei), tulpay (Clarisia racemosa), nogal negro (Juglans neotropica), tornillo (Cedrelinga cateniformis) y caoba (Swietenia macrophylla King).


De la infracción al compromiso: un nuevo rumbo para Mazaronquiari

En 2021, una sanción remeció a Mazaronquiari y a la empresa Madereras Pangoa E.I.R.L., como responsable solidario. En la última supervisión del OSINFOR se determinaron infracciones a la legislación forestal y de fauna silvestre: se había aprovechado y movilizado 30.072 m³ de madera de nogal amarillo y cumala sin declararlo a las autoridades ni contar con las guías de transporte forestal correspondientes. Además, se encontró evidencia del cambio de uso del suelo y desbosque para actividades agrícolas en 39.972 hectáreas, dentro de un área destinada exclusivamente al aprovechamiento sostenible de recursos forestales.


Ante esta situación, la comunidad asumió su responsabilidad con claridad y compromiso. “Nosotros como comunidad somos responsables. Hemos cometido una infracción dentro del área de aprovechamiento forestal, porque un comunero ha hecho su chacra”, admite con franqueza Simón. Sin embargo, Mazaronquiari tomó una decisión: convertir la sanción en una oportunidad de aprendizaje. Resolvieron pagar la multa mediante acciones de reforestación para recuperar sus áreas degradadas, con el objetivo de retornar a la legalidad y volver a usar los recursos de su bosque de manera sostenible.


“Hemos tenido una asamblea comunal, donde población y autoridades redactamos un acta para respetar el área de aprovechamiento forestal. El compromiso de cada uno es no cometer más errores, dar mantenimiento al área y, si hay una plantación que se está muriendo, la vamos a recalzar (para darle sostén y nutrientes)”, afirma convencido el jefe comunal.


Hoy más de 1400 hombres y mujeres nomatsigengas que habitan el territorio actúan de forma conjunta para proteger y recuperar su bosque. “Por ejemplo, llamamos a una asamblea, ponemos la fecha y venimos todos a trabajar”, dice el líder comunal. Sin embargo, este proceso también es posible porque la empresa contrató a un ingeniero forestal que brinda asistencia técnica a la comunidad en su camino hacia la compensación.


Determinación y organización nomatsigenga

A 10 minutos de la localidad, se extiende el área de reforestación establecida gracias al liderazgo y al trabajo del comité de vigilancia y control forestal comunitario, conformado por cinco comuneros elegidos en asamblea y reconocidos oficialmente por la Administración Técnica Forestal y de Fauna Silvestre de Satipo. “La comunidad nos ha nombrado para vigilar las áreas de reforestación”, cuenta Ronald Piori Marcos, un hombre de 42 años que ha ocupado diversos cargos y que actualmente es secretario de la comunidad y del comité.


“Mi motivación es la comunidad”, afirma Ronald, mientras toma una breve pausa en su labor de apoyo al equipo técnico del OSINFOR. “Cada mes verificamos que se cumpla con las tareas comunales: limpieza, revisión de coordenadas y mantenimiento de las áreas reforestadas. Todo esto lo hacemos porque más adelante vamos a aprovechar la madera de forma legal para cubrir las necesidades del pueblo”, dice con timidez en español.


Su compromiso no pasa desapercibido. La población y el propio jefe comunal reconocen el esfuerzo. “El comité de vigilancia nos orienta para manejar el área. Son como nuestros ingenieros: nos explican cómo plantar y cómo cuidar. Han sido capacitados por el OSINFOR y el SERFOR para poder apoyarnos en todas las actividades de la comunidad”, cuenta Simón.


El llamado final desde el altoparlante

El cuarto día de la visita del OSINFOR amanece con el sonido de la radio comunal. Minutos antes de las ocho, una voz en lengua nomatsigenga irrumpe en el aire: es Ronald, quien convoca por el altoparlante a los pobladores para reunirse en la casa comunal. Hombres y mujeres llegan poco a poco; algunos con su cushma (vestimenta típica) color naranja y otros cargando a sus hijos. Todos escuchan con atención las palabras de Samuel Arzapalo Huancas, supervisor del OSINFOR, quien comparte los resultados preliminares de la verificación del área de reforestación.


Tras la exposición, el jefe comunal toma la palabra y reafirma el compromiso de su pueblo: cuidar las plantaciones, levantar las observaciones y seguir las indicaciones para cumplir con la recuperación de las áreas degradadas.


Mientras los pobladores se dispersan y el sol comienza a imponerse sobre la tierra del pueblo nomatsigenga, en Mazaronquiari, la reforestación ya no es una tarea pendiente, sino una promesa que empieza a cumplirse: la de ver renacer el bosque y, con él, la esperanza de su gente.