La pava aliblanca, guardiana del bosque seco

Crónica
El OSINFOR supervisa y brinda acompañamiento técnico a zoocriadero de Lambayeque que impulsa la conservación y puesta en valor de esta especie endémica del norte peruano.
Archivo JPGE de La pava aliblanca, guardiana del bosque seco
Archivo JPGE de La pava aliblanca, guardiana del bosque seco
Archivo JPGE de La pava aliblanca, guardiana del bosque seco
Archivo JPGE de La pava aliblanca, guardiana del bosque seco
Archivo JPGE de La pava aliblanca, guardiana del bosque seco

9 de octubre de 2025 - 6:00 a. m.

Chiclayo. - A primera vista, si la ves de lejos, parece un ave tranquila. Apenas más grande que una gallina, de pico pequeño, mirada paciente y el cuerpo vestido principalmente con plumas negras, acompañado de plumas blancas que se ven solo cuando alza vuelo. Antes de cada amanecer, la pava aliblanca (Penelope albipennis) agita sus alas y lanza un llamado estridente que puede escucharse a casi un kilómetro de distancia, con el objetivo de marcar el territorio que comparte con su pareja.

Esta especie endémica del Perú —única en el mundo— habita los bosques secos del norte, especialmente en Lambayeque, Piura y Cajamarca. Sin embargo, su existencia está en peligro crítico de extinción debido a la caza ilegal y la destrucción de su hábitat. Durante casi un siglo se le creyó extinta, hasta que en 1977 fue redescubierta, lo que resaltó la necesidad de priorizar su conservación.

En medio de estas amenazas, en el distrito de Olmos, a unas dos horas y media de Chiclayo (región Lambayeque), la Asociación Crax Perú cuenta con un zoocriadero autorizado que se dedica a la conservación de la pava aliblanca mediante la reproducción en cautiverio (ex situ). Este centro de cría busca asegurar un stock genético para realizar la reintroducción de esta especie en su hábitat natural en el futuro.

“Esta especie emblemática está a punto de desaparecer, y centros de cría como este son claves para su futura reintroducción. La pava aliblanca es la guardiana del bosque seco, porque al desplazarse largas distancias y excretar semillas, ayuda a regenerar de manera natural árboles y arbustos de este ecosistema”, explica Freddy Palas, coordinador de la oficina descentralizada del Organismo de Supervisión de los Recursos Forestales y de Fauna Silvestre (OSINFOR) en Chiclayo.

Reproducción limitada
Cuando uno ingresa al zoocriadero, entre los árboles de algarrobo y zapote se ubican los ambientes que albergan varios ejemplares de la pava aliblanca. A un lado, los especímenes en etapa de reproducción; al otro, los individuos juveniles; y muy cerca, los polluelos; cada grupo con su propio alimento. En cada recinto se instalaron troncos propios del bosque seco para que reposen sus garras, pues según nos cuenta Jhon Pérez, especialista de fauna que está a cargo de este centro de cría, no descansan sobre cualquier madera. Reconocen su hogar.

A diferencia de las gallinas, esta ave silvestre solo se reproduce una vez al año. De cada intento de emparejamiento, la hembra pone entre dos y tres huevos. Tras 30 días de incubación, muchas veces solo sobrevive un polluelo, debido a factores de fertilidad y condiciones ambientales. Ese pequeño polluelo necesitará al menos dos años para comenzar a reproducirse. La pava aliblanca tiene un reloj biológico más lento que no le permite reponerse tan rápido como otras aves.

“El trabajo que realizamos consiste en formar nuevas parejas reproductivas para salvar a esta especie. Actualmente, contamos con 98 ejemplares registrados. El manejo se hace a través de apareamiento natural, emparejamiento por selección e incubación artificial”, complementa Jhon Pérez.

Educación ambiental
Además de la conservación en cautiverio, Crax Perú desarrolla programas de educación ambiental con las comunidades locales donde aún sobrevive la especie de forma silvestre, buscando sensibilizar sobre su situación crítica y la urgencia de protegerla. El factor educativo es un eje de acción para la conservación de la pava aliblanca.

“Además de la educación ambiental, trabajamos con ayuda del SERFOR y el OSINFOR en la asistencia técnica, a fin de garantizar el bienestar de esta especie emblemática de nuestro bosque seco, y la actualización del libro de operaciones para asegurar el origen legal de los ejemplares”, enfatiza el representante de Crax Perú.

Este zoocriadero es el único a nivel nacional que alberga a la pava aliblanca con fines de conservación. En este contexto, el OSINFOR supervisa el cumplimiento del plan de manejo aprobado y brinda acompañamiento técnico para asegurar el bienestar de los ejemplares en este tipo de centros de cría, así como para contribuir a la recuperación de la especie y, con ello, a la protección de los bosques secos del norte del país.