<html>Opinion publica a la medida <i>articulo de Fernando Tuesta Soldevilla</i> Diario El Comercio</html>

Nota de prensa

22 de abril de 2004 - 12:00 a. m.

Como todos los meses, vemos constantemente aparecer encuestas de opinion que inciden claramente en la creacion de la agenda politica peruana. Los sondeos de opinion fueron el gran descubrimiento de los Años treinta y tuvieron impacto de manera decidida en la comunicacion politica moderna. Sobre la base de un reducido numero de personas y con margenes de error peque?os se podia conocer las ideas, sentimientos y expectativas de toda una poblacion. Esto entusiasmo tanto al mundo academico como periodistico. El problema se planteo cuando el reduccionismo academico y el periodismo deslumbrado por el nuevo instrumento confundieron los estados de opinion con la opinion publica. De alli a llamar a las encuestas -que no son sino estados de opinion- encuestas de opinion publica hubo solo un paso. Cuando esto ocurrio, no fue sorpresa que se definiera simplistamente a la opinion publica como aquella que miden las encuestas de opinion. Esta identificacion entre encuesta de opinion y opinion publica dejo de lado las implicancias políticas y de comunicacion politica que involucra. La opinion publica es un concepto generico, no cuantificado. Considerar la sociedad como una mera coleccion de individuos aislados es un craso error de partida. La opinion publica no es la resultante de la sumatoria de las opiniones particulares. Sin embargo, en la base, las encuestas tratan a la opinion publica como una sumatoria de opiniones individuales recogidas en una situacion de aislamiento, por lo que se transforma en una opinion aislada. El gran sociologo frances Pierre Bourdieu se?alaba, no sin razon, que en la vida real las opiniones son fuerzas, y las relaciones de opinion son conflictos de fuerza entre grupos. La consecuencia de este proceso es convertir al sondeo de opinion en un instrumento de acción politica, imponiendo la ilusion de que existe una opcion publica como suma de opiniones individuales. El empleo del muestreo al azar es valido para encuestar conocimientos e informaciónes del publico, pero tiene problemas para abordar opiniones. Por lo tanto, las opiniones individuales y aisladas tienen distinta fuerza que agrupadas y reconocidas entre si. Por ejemplo, una encuesta del National Opinion Research Center (NORC) de la Universidad de Chicago en 1964 arrojo como resultado que el 7% de los estadounidenses adultos consideraba que Hitler tuvo razon al querer matar a los judios. Este 7% equivalia a unos 8 millones de individuos. No llamo a preocupacion, pues estos sentimientos se expresaron a un entrevistador de manera individual sin que ninguno de ellos se percatara de su fuerza colectiva. El otro problema es el referido la misma acción de encuesta, pues en la medida que el encuestado es sorprendido y obligado a responder a preguntas que no se ha planteado y, por lo tanto, transforma respuestas eticas en respuestas políticas por el simple efecto de la imposicion de la problematica. Por otro lado, las preguntas hechas en una encuesta de opinion no son aquellas que todas las personas encuestadas se planteen realmente. Esto trae problemas adicionales, pues la condicion para responder adecuadamente a una pregunta politica es que el entrevistado pueda ser capaz de constituirla como politica y, posteriormente, poder aplicar categorias propiamente políticas que pueden ser mas o menos adecuadas, refinadas, etc. En consecuencia, estos pocos elementos apuntan a diferenciar a la opinion publica de los estados de opinion: no hay, pues, que confundirlos y menos hacer de ellos valores casi absolutos. Fernando Tuesta Soldevilla Sociologo Ver El Comercio On Line