La pluma de Hugo Monteblanco

Hugo Monteblanco, talentoso escritor punteño, comparte su pasión por los cuentos en su primer libro, "Es hora de compartir mis cuentos". Agradece el respaldo cultural en La Punta, especialmente del alcalde Ramón Garay. Como educador, destaca la importancia de la literatura infantil como la primera ventana por la que los niños ingresan al mundo.

En sus relatos, encuentra inspiración en momentos y personajes de antaño, como el querido "Bolsa", un vendedor con ropita de marinero que caminaba por el jirón Cochrane y alrededores del Mercado Central del Callao, que ofrecía su producto con el grito característico de “¡Bolsa…!”.

La playa, especialmente La Punta y Punta Negra, sirven como fuentes inspiradoras para Hugo. Sus gráficos no son digitales; más bien, son meticulosamente dibujados a mano.

Precisamente, un niño que veraneaba en el segundo distrito, al leer lo que el autor escribía, hizo las primeras ilustraciones de sus cuentos. Luego, junto con su mamá, quien labora pintando en el Parque Central de Miraflores, se encargó de culminar los dibujos de su libro, que ahora ocupa estantes en bibliotecas de todo el país, destacando su inclusión en la Biblioteca Nacional del Perú y la Biblioteca Central de Cusco.

Monteblanco comparte con entusiasmo que su libro se utiliza en programas educativos a nivel internacional, como "¿Qué leeremos hoy?", liderado por la Dra. Irma Pelambre en México. El autor ha sido invitado a representar al Perú en un programa especial de narración de cuentos a nivel latinoamericano el próximo 15 de febrero.

Ha recibido reconocimientos de diferentes instituciones privadas y del Estado. En la última Noche de Arte del distrito, expresó al alcalde su deseo de crear cuentos locales que destaquen la identidad punteña, lo cual piensa concretar este 2024. La idea de realizar actividades en el CIAM le entusiasma mucho y está en proceso de coordinación.

Finalmente, su mensaje para futuros escritores es claro: ser hombres de bien trae satisfacciones duraderas. La experiencia de recibir un libro dedicado por un exalumno después de 6 años es un recordatorio de la alegría que puede traer la escritura y la conexión con la humanidad.