MIMP: Padres que trasladan bienestar y tranquilidad en tiempos de pandemia

Nota de prensa

Fotos: Mimp

21 de junio de 2020 - 9:49 p. m.

José Espinoza y Raúl Utrilla, ambos conductores de la Dirección de Personas Adultas Mayores afirman que ser padre de familia es lo más lindo, ellos nos dicen que será un día del padre diferente pero que nunca falta amor y ternura para sentir que sus hijas e hijos son la bendición más grande que pudo darles la vida. Espinoza padre hace 29 años, se casó a los 20 años, para disfrutar de su familia, él concibe que lo más bello de su familia es pasar el tiempo con sus hijos y nietos. Nos cuenta que “Trabaja en el MIMP desde hace seis años y que esto ha cambiado su vida, sintiéndose bien con el mismo porque a través de su labor protege a los que más necesitan; además, aprendió la importancia de los adultos mayores en el hogar, siempre agradece a Dios y pide que le permita continuar trabajando para brindar el servicio protección y cuidado a las personas adultas mayores que están en riesgo”.

Asimismo, nos dice que “Cuando ve con el equipo de profesionales de la DIPAM, los casos de abandono a personas adultas mayores, advierte que en su mayoría son hombres, los mismos que tienen descendencia y que lamentablemente por errores cometidos y malas decisiones muchos se encuentran situación precaria. Por eso, a aquellas hijas e hijos que tienen la dicha de tener a su padre junto a ellos, le digo, que siempre los amen y dialoguen con ellos brindándoles confianza, no los dejen a su suerte, respeten siempre sus opiniones y decisiones, sin criticarlos”.

José o como lo llaman sus amigos Pepe, afirma que “Serpadre y a la vez amigo de sus hijos, hace que la relación entre ellos este llena de confianza permitiéndole aconsejardesde su experiencia. Quiero hijos que contribuyan con la sociedad, que nunca falten el respeto a nadie y mucho menos permitan que la violencia exista en sus hogares”. Asimismo, nos dice que “La pandemia y las medidas de seguridad de quedarse en casa, ha reforzado la unión familiar además la fe en mi hogar se ha fortalecido”.

Raúl Utrilla, es padre hace 30 años de una hija y dos hijos, comenta que, “Cada vez que veo a una persona adulta mayor en situación de abandono por parte de los hijos, siento que es injusto que un padre que ha trabajado y entregado su juventud, su fortaleza termine en situación de abandono, o quizá en otros casos donde el padre (adulto mayor) ha cometido errores en el pasado sea tratado con la misma dureza e indiferencia. Creo que una persona conforme pasa el tiempo y tiene experiencias de vida, debe formarse para ser mejor persona y no cometer los mismos errores que el padre cometió, es importante que las y los hijos permitan una oportunidad a sus padres siempre”.

Además, nos cuenta que “Durante el estado de emergencia que vengo laborando y acompañando a mis colegas, hemos pasado por muchas experiencias gratificantes y también tristes, hubo un caso que pese a todo el trabajo oportuno de la DIPAM advertimos que la naturaleza se impuso a nuestro ímpetu de socorro y perdió la vida un adulto mayor. Conocí la impotencia de mis compañeros, vi las lágrimas caer en los rostros de profesionales comprometidos, me conmoví les brindé contención, afecto transmitiendo fortaleza para procesar la frustración. Muchos de mis colegas son jóvenes en comparación conmigo, muchos tienen la ternura en sus sonrisas y en sus formas y ello me recuerda lo bello de ser padre”.

“Yo, a mis 30 años, perdí a mi papá, ya pasaron 24 años que no me acompaña. Recuerdo que él y mi madre se dedicaban a su restaurante, Mi papá tenía una personalidad conservadora, mi hermano heredo la misma personalidad, en mi caso yo soy todo lo contrario creo que un padre debe ser amigo, compañero debe ser cariñoso. Si tendría que decirle algo a mi padre, le diría que comprendo su forma de ser y que me disculpe si en algún momento lo hice renegar. Guardo su memoria con cariño y lo extraño siempre”.

Nos cuenta que “Cuando llego a casa después de cada jornada me llena de alegría, ver a mis hijos exigirme tiernamente cumplir con el ritual de limpieza al entrar al hogar, ellos rosean el alcohol, colocan la bandeja de lejía, y orientan el lavado de manos, me protegen y así yo los protejo. Esta experiencia es bonita puesto que siento que me esperan con entusiasmo y alegría, son tiempos diferentes,pero estamos juntos”.

José y Raúl, sostienen que, “No solo trabajan por llevar el alimento diario a casa, sino que su labor contribuye en salvar vidas y que lo hacemos con colegas profesionales solidarios” Nos cuentan que en casa trasmiten a sus hijos su día a día, buscando reflexión en ellos y pidiendo no juzgar y verlos con indiferencia a aquellas personas en situación de calle”.

Ambos, nos dicen que la labor de conducir el vehículo de la DIPAM, no solo es tener al volante un carro, sino que va más allá, es “Trasladar una vida sin esperanza y vulnerable a una donde sus derechos son restituidos y vivan dignamente. No solo trasladamos de un lugar a otro, sino que trasladamos protección y bienestar a las personas adultas mayores”

José concluye, “A las hijas e hijos que abandonan y maltratan a sus padres, les digo que es su responsabilidad hacerse cargo de ellos y que, si consideran que su padre tuvo errores, le brinden una oportunidad. Es importante aprender a perdonar y dar un nuevo sentido a las experiencias difíciles, esto nos hará sentir bien consigo mismo y con la familia”.