Así se vivió la inolvidable carrera IPD 8k

El cielo grisáceo recién se asomaba en la ciudad capital. Eran pasadas las seis de la mañana y la temperatura estaba algo fría, pero nada que pueda evitar las ganas de volver al asfalto. La gente llegaba vestida de corto y con las famosas medias de compresión coloridas, resaltando la escena. Desde Arenales, 28 de Julio, Petit Thouars y la Estación Estadio en Paseo de la República ya se identificaban los polos de la “Carrera IPD 8K” que con devoción portaban cada uno de los peregrinos que se iban apostando en los alrededores del máximo templo nacional. Los colegas de la prensa siempre puntuales caminaban por el escenario buscando capturar las fotos previas, haciendo las tomas de rigor, tuiteando los detalles y preparando el micro para sacar la mejor entrevista. La policía ya acordonaba las calles aledañas como marcando la ruta. Los trabajadores del IPD se desplazaban como hormigas obreras por todos los espacios previendo detalles y organizando la fiesta. A las siete de la mañana mucha gente poblaba el campo del Estadio Nacional. Una gran tarima se imponía en el arco norte con los colores y el nombre que identificaba la carrera. Un área de masajes se hacía notar, así como la zona de hidratación, baños y un área de información. Oscar Fernández no podía faltar a la cita y como anfitrión tuvo su mejor traje de gala, ese que siempre lo identificó en su época como deportista. Junto a sus dos pequeñas hijas - que heredaron su estampa de atleta -se confundía entre el resto de la comunidad ‘runner’ que ya calentaba los motores para la prueba. Pero la fiesta en el templo sagrado no podía iniciar la ceremonia sin el ícono más venerado en la historia de nuestro deporte nacional. Teófilo Cubillas hizo su aparición y fue inevitable que todos los devotos se acercaran a darle la mano, abrazarlo o a fotografiarse con él; de alguna manera le rendían tributo a una figura que con su presencia hacía bullir de alegría y motivación a los asistentes. A “El Nene” se le sumó la congresista y gloria del vóley peruano, Leyla Chihuán; así como Gonzalo Rodríguez Larraín, un apasionado y ferviente creyente de esta religión que lo llevó a fundar “Perú Runners” - ‘más que un estilo de vida’ – que también se hizo presente en la casa de todos; tampoco podía faltar Jorge “EL Chupo” Arriola, el sempiterno amante a los deportes; y no menos importante, la inagotable Julia Barrera quien fue una colaboradora más, y con su ‘ritmo color y sabor’ marcó la diferencia poniéndole garbo a la celebración. La partida se dio a las 8 am en punto tras un conteo que pegó el grito al unísono junto a las serpentinas que pululaban sobre el cielo y que reflejaban los matices de la masa que partió con gran ímpetu, mientras el público presente en la Calle José Díaz vitoreaba a todo pulmón. Solo pasó un poco más de 20 minutos (20’ 30 minutos) para que el ganador rompiera la cinta que esperaba en la pista atlética del Nacional. De a poco iban cruzando la meta todos los corredores de la IPD 8k que ya marcaba la diferencia por su formato de inclusión. Familias enteras, niños y niñas, corredores de pesos varios, masters, exatletas, campeones y no campeones, deportistas TOP PERÚ, invidentes (con sus guías), paradeportistas en sillas de ruedas (otros a pie), de Talla Baja, corredores amateurs y ‘perruners’ juntos – muchos de ellos con varias carreras en su haber -, patriotas con la cara pintada de rojiblanco, descalzos y con bandera en mano, representantes del éjercito, participantes internacionales – argentinos, costarricenses, estadounidenses, colombianos, venezolanos – y féminas peculiares como Eli Vargas quien culminó la carrera ataviada de egipcia, sin duda fue una de los personajes más llamativos de esta inolvidable edición.  Los retos personales no podían faltar: la olímpica Yanet Sovero llegó sin contratiempos a la meta deteniendo el crono en 30 minutos, y esperando por más de 15 minutos a su rival, nuestro compañero periodista Carlos Álvarez que ahora deberá cumplir la apuesta sin opción a protesta. No cabe duda que vivimos una jornada exitosa, un día que unió los corazones de todos los peruanos en todo el país corriendo por nuestros hermanos del norte. La idea de seguir apoyándolos se cumplió, y más que lo monetario fue que todos los peruanos volvimos a dar muestras que en #UnaSolaFuerza se pueden lograr los sueños y objetivos.

Nos veremos nuevamente en la edición 2018 de la Carrera IPD