Una gran fiesta se vivió en la inauguración de los Juegos Panamericanos Toronto 2015
Nota de prensa
13 de julio de 2015 - 11:31 a. m.
UNA GRAN FIESTA SE VIVIÓ EN LA INAUGURACIÓN
DE LOS JUEGOS PANAMERICANOS TORONTO 2015
La inauguración de los Juegos Panamericanos Toronto 2015 fue una espectacular fiesta con una ceremonia tan colorida y musical como de costumbre, esta vez con el sello y los simbolismos del Circo del Sol y con una invitación a materializar los sueños, tanto de los deportistas como de los espectadores.
El evento duró casi tres horas y reunió a unos 45.000 espectadores en el estadio Rogers Centre y finalizó con el encendido del pebetero a manos de la exestrella canadiense de la NBA Steve Nash.
El mensaje de la inauguración apeló al esfuerzo, a la perseverancia y al trabajo como claves en pos de la evolución y la transformación, tanto de los países como de los individuos, para así superar las adversidades y lograr los objetivos y sueños de cada uno.
La diversidad y multiculturalidad de la ciudad canadiense estuvo muy presente durante todo el acto y prueba de ello fue la participación de 625 artistas procedentes de 25 países, todo ello a escasos metros y bajo el cobijo de la imponente Torre CN, el gran emblema de la ciudad.
El Circo del Sol, con sede en Quebec, llevaba preparando este espectáculo desde noviembre de 2013 y sus integrantes le han dedicado 22 semanas y 1.000 horas de ensayos, aderezados con 125 minutos de música original compuesta especialmente para la ocasión.
Los aspectos culturales e históricos de la ciudad se mezclaron con el deporte y las acrobacias características de la compañía canadiense para ofrecer una narrativa que sirvió como metáfora sobre el deporte y la vida.
Bailes, color y ritmos tribales fueron la nota predominante en una ceremonia que rindió homenaje, a través del ritmo del carnaval Powwow, a las cuatro naciones ancestrales de la zona del Greater Horseshoe de Ontario (Canadá): los Mississaugas de New Credit, los Métis, las Seis Naciones del Grand River y los Huron Wendat.
La primera ovación de la velada se la llevó la leyenda del atletismo Donovan Bailey, que saltó -al menos, figuradamente- desde la Torre CN para descender desde el cielo del pabellón con un arnés y entregar la llama panamericana a una joven promesa canadiense, Faith (Fe) Zacharias, una clavadista de 15 años que tomó decidida el simbólico testigo ofrecido por el ídolo local.
Bailey no estaba solo. Junto a él, sus compañeros del equipo de relevos 4x100 que se alzó con el oro en Atlanta 1996: Carlton Chambers, Robert Esmie, Glenroy Gilbert y Bruny Serin.
Esa cálida bienvenida precedió a la unión del público y los atletas en el tradicional desfile de las naciones, donde los más de 6.000 deportistas de los 41 países y territorios, armados con sus cámaras y teléfonos móviles para inmortalizar el momento, fueron vitoreados por el público del estadio.
El desfile de la delegación peruana tuvo como gran abanderado a Diego Elìas, una de nuestras principales cartas para sumar medalla de oro.