Cárceles Productivas: un nuevo reto frente al cambio climático
Nota de prensaInternas elaboran productos para cuidar el medioambiente.
27 de marzo de 2023 - 6:00 p. m.
NOTA DE PRENSA N° 208-2023-INPE
La política de Cárceles Productivas que promueve el INPE, la cual tiene como marco legal el DL N° 1343, busca también implementar y fortalecer talleres de emprendimientos en establecimientos penitenciarios del país, utilizando material reciclado, y que significa un reto contra el cambio climático y una nueva oportunidad para las personas privadas de libertad.
En el penal de Anexo Chorrillos, despliega sus labores Mama Qucha, una empresa social y ambiental que busca reinsertar a las mujeres en el mercado laboral e inspirando cambios de hábitos hacia un mar libre de plástico, evitando su contaminación.
Desde el 2019, sus productos y accesorios de plástico reciclado los encuentra en carteras, billeteras, porta pasaportes, porta laptops, cartuchera, neceseres y monederos. “Mama Qucha, nace del amor por el mar y el deseo de protegerlo de bolsas plásticas”, nos dice su cofundadora Gabriela Marín Morón.
Un mar libre de plástico
En el taller trabajan siete internas y el plástico lo consiguen de recicladoras, restaurantes, donaciones de allegados y bodegueros, mientras que sus productos se exhiben y venden en tiendas orgánicas de Lima y Piura y recientemente en Suiza, con monederos y bolsas reutilizables.
“Creemos en un mar libre de plástico, no solo es un sueño, trabajamos día a día para que sea posible y nuestra meta es desarrollar productos que nos permitan a todos vivir sosteniblemente”, agrega Marín.
El cambio si existe
Por su parte, Alana Linder, junto a Gabriela, se han convertido en los pilares de esta empresa, buscando reciclar plásticos para hacer productos y dándole una nueva vida. “Mama Qucha, nació como una empresa para proteger los océanos y en el camino hemos encontrado ayudar a mujeres de cárceles productivas, que cuando cumplan su condena puedan salir y emprender ellas mismas”, agrega, desplegando su entusiasmo.
Alana nos explica el trabajo que se realiza, el proceso de reciclar el plástico, su depuración, el corte, la limpieza, separación por colores o tipos, sumada a la creatividad o imaginación de todo el equipo, el trabajo en el molde, la costura y el final en sus acabados.
“Gracias a Mama Qucha podemos demostrar a la comunidad que si existe la resocialización y que gracias a ellas podemos trabajar y demostrar que el cambio si existe”, afirma.
A veces somos como el plástico
En el taller desde el 2020, Cinthia Ramírez, tiene una responsabilidad especial, a sus manos llega el plástico que no sirve y le da el valor necesario, lo limpia, lo clasifica, le pone el color de acuerdo a su imaginación, contribuyendo en el nacimiento del nuevo producto.
Señala, que el producto es único en textura, colores, franjas y fragmentos. “Una persona privada de libertad a veces somos como el plástico, muchas veces lo traen porque ya no les sirve, sin embargo aquí le damos una segunda opción de vida”, finaliza Cinthia, quien con la voz entrecortada agradece la oportunidad de trabajar en esa empresa.
Internos emprendedores
Como un claro ejemplo de que los internos pueden convertirse en emprendedores, en el Establecimiento Penitenciario de Tacna en el marco de la política de Cárceles Productivas, el INPE cuenta con un convenio vigente suscrito como persona natural con el ex interno José Centeno, quien con su taller de trabajo en jebe se confeccionan ligas para amarres, tapa barros y pisos para todo tipo de vehículos.
Desde el año 2019, son 22 internos que de manera manual se encargan de los diseños y diversidad de sus formas. No usan energía eléctrica, las máquinas que utilizan son a base de fuerza.
Asimismo, entre los establecimientos penitenciarios que trabajan con material reciclado, tenemos Chiclayo, Cajamarca, Chota y Jaén. Los internos trabajan con botellas, cartones de la plancha de huevos con cola sintética y pintura.
La política de Cárceles Productivas que promueve el INPE, la cual tiene como marco legal el DL N° 1343, busca también implementar y fortalecer talleres de emprendimientos en establecimientos penitenciarios del país, utilizando material reciclado, y que significa un reto contra el cambio climático y una nueva oportunidad para las personas privadas de libertad.
En el penal de Anexo Chorrillos, despliega sus labores Mama Qucha, una empresa social y ambiental que busca reinsertar a las mujeres en el mercado laboral e inspirando cambios de hábitos hacia un mar libre de plástico, evitando su contaminación.
Desde el 2019, sus productos y accesorios de plástico reciclado los encuentra en carteras, billeteras, porta pasaportes, porta laptops, cartuchera, neceseres y monederos. “Mama Qucha, nace del amor por el mar y el deseo de protegerlo de bolsas plásticas”, nos dice su cofundadora Gabriela Marín Morón.
Un mar libre de plástico
En el taller trabajan siete internas y el plástico lo consiguen de recicladoras, restaurantes, donaciones de allegados y bodegueros, mientras que sus productos se exhiben y venden en tiendas orgánicas de Lima y Piura y recientemente en Suiza, con monederos y bolsas reutilizables.
“Creemos en un mar libre de plástico, no solo es un sueño, trabajamos día a día para que sea posible y nuestra meta es desarrollar productos que nos permitan a todos vivir sosteniblemente”, agrega Marín.
El cambio si existe
Por su parte, Alana Linder, junto a Gabriela, se han convertido en los pilares de esta empresa, buscando reciclar plásticos para hacer productos y dándole una nueva vida. “Mama Qucha, nació como una empresa para proteger los océanos y en el camino hemos encontrado ayudar a mujeres de cárceles productivas, que cuando cumplan su condena puedan salir y emprender ellas mismas”, agrega, desplegando su entusiasmo.
Alana nos explica el trabajo que se realiza, el proceso de reciclar el plástico, su depuración, el corte, la limpieza, separación por colores o tipos, sumada a la creatividad o imaginación de todo el equipo, el trabajo en el molde, la costura y el final en sus acabados.
“Gracias a Mama Qucha podemos demostrar a la comunidad que si existe la resocialización y que gracias a ellas podemos trabajar y demostrar que el cambio si existe”, afirma.
A veces somos como el plástico
En el taller desde el 2020, Cinthia Ramírez, tiene una responsabilidad especial, a sus manos llega el plástico que no sirve y le da el valor necesario, lo limpia, lo clasifica, le pone el color de acuerdo a su imaginación, contribuyendo en el nacimiento del nuevo producto.
Señala, que el producto es único en textura, colores, franjas y fragmentos. “Una persona privada de libertad a veces somos como el plástico, muchas veces lo traen porque ya no les sirve, sin embargo aquí le damos una segunda opción de vida”, finaliza Cinthia, quien con la voz entrecortada agradece la oportunidad de trabajar en esa empresa.
Internos emprendedores
Como un claro ejemplo de que los internos pueden convertirse en emprendedores, en el Establecimiento Penitenciario de Tacna en el marco de la política de Cárceles Productivas, el INPE cuenta con un convenio vigente suscrito como persona natural con el ex interno José Centeno, quien con su taller de trabajo en jebe se confeccionan ligas para amarres, tapa barros y pisos para todo tipo de vehículos.
Desde el año 2019, son 22 internos que de manera manual se encargan de los diseños y diversidad de sus formas. No usan energía eléctrica, las máquinas que utilizan son a base de fuerza.
Asimismo, entre los establecimientos penitenciarios que trabajan con material reciclado, tenemos Chiclayo, Cajamarca, Chota y Jaén. Los internos trabajan con botellas, cartones de la plancha de huevos con cola sintética y pintura.