El feliz reencuentro familiar de internos extranjeros contados desde el penal de Pucallpa
Nota de prensa



14 de noviembre de 2020 - 12:00 p. m.
NOTA DE PRENSA N° 876-2020–INPE
Mucha emoción, alegría y felicidad vivían los internos e internas de diversas nacionalidades del penal de Pucallpa, luego que se reencontraran virtualmente con sus familiares, incluso uno de ellos pudo conocer a su hija de meses de nacida y otro logró ver a su padre después de 10 años desde China.
-¡Tuve uno de los mejores regalos de mi vida!- expresaba Antonio Gomes Nascimiento (21) de Brasil mirando al cielo -¡Pude conocer a mi bebé!- Tuvieron que pasar 7 meses para que pueda verla por primera vez a su hija de 7 meses de nacida quien vive con la madre en la ciudad de Cruzeiro du Sul. Ahora él tiene el impulso necesario de seguir su proceso por promoción o favorecimiento al tráfico ilícito de drogas. Ya cumplió 11 meses y 10 días en ese centro de reclusión.
Al igual que él, otras personas privadas de la libertad de diversos países, se beneficiaron de las videollamadas debido a su buen comportamiento implementadas recientemente en el penal de Pucallpa, como una estrategia del INPE para reencontrarse virtualmente las familias.
Asimismo, emotiva fue la “visita” desde la lejana China que sostuvo Xian Zhi Chen (30) con su anciano padre quien vive en la milenaria ciudad de Pekín. Casi 10 años han pasado, desde que fue sentenciado por tenencia ilegal de armas de fuego, para que pueda “reencontrarse” gracias a la tecnología -¡Mi sueño se hizo realidad y pude conversar con él un poco!- expresó alegre y agradecido.
-¡Quisiera tocar y sentir a mi hijo!- exclamaba Pattaporn Yeram (30), quien después de 7 años internada en el penal por promoción o favorecimiento al tráfico ilícito de drogas, logró “reencontrarse” con sus hijos en Surin, provincia turística de Tailandia conocida por los paseos en elefantes. -¡Extraño mucho a mi familia, pero al menos los he podido ver! - contó muy emocionada.
Momentos en familia pudo vivir también, José Agudelo Ocampo (42) de Colombia, que después de casi 7 años albergado por robo agravado, pudo ver a su menor hija que vive en Bogotá junto a su madre y abuela de 93. -¡Me estoy perdiendo de ver crecer a mi hija y ser parte de su vida! – indicó, tras agradecer por la oportunidad.
Estos reencuentros virtuales han significado una fuerte carga emotiva a cada uno de los internos e internas de este establecimiento penitenciario y la distancia no fue obstáculo para lograrlo.