Informe científico detalla cómo un aluvión desapareció una laguna glaciar cerca de Huaraz
Nota de prensaInaigem e Ingemmet realizaron una inspección técnica para entender el fenómeno y proponen medidas para evitar futuras tragedias.



19 de junio de 2025 - 11:24 a. m.
El pasado abril, un flujo de detritos sorprendió a los pobladores asentados sobre las márgenes de la quebrada Paria del distrito de Independencia, ubicado al noreste de la ciudad de Huaraz. A las 3:30 a. m., un flujo violento de agua, lodo y rocas descendió desde la quebrada Paria, arrasando con todo a su paso.
Nadie lo esperaba, pero este fenómeno tiene una explicación científica: un derrumbe cayó sobre una laguna de origen glaciar, denominada “A”, generando una reacción en cadena que terminó en el desborde de la laguna “B”. La laguna A, que inició todo, desapareció completamente.
Gracias a la respuesta inmediata de las instituciones científicas del país, como el Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (Ingemmet) y el Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña (Inaigem), hoy se tiene un panorama claro de lo que ocurrió, por qué ocurrió y cómo se puede mitigar para que no vuelva a suceder.
El origen del flujo de detritos
Nadie lo esperaba, pero este fenómeno tiene una explicación científica: un derrumbe cayó sobre una laguna de origen glaciar, denominada “A”, generando una reacción en cadena que terminó en el desborde de la laguna “B”. La laguna A, que inició todo, desapareció completamente.
Gracias a la respuesta inmediata de las instituciones científicas del país, como el Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (Ingemmet) y el Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña (Inaigem), hoy se tiene un panorama claro de lo que ocurrió, por qué ocurrió y cómo se puede mitigar para que no vuelva a suceder.
El origen del flujo de detritos
El evento se originó en las inmediaciones del nevado Vallunaraju, al noreste de la ciudad de Huaraz. Según la inspección técnica del Ingemmet e Inaigem, un derrumbe, proveniente del talud oriental del cerro San Cristóbal, cayó directamente sobre la pequeña laguna A, heredada por el derretimiento del glaciar. Este impacto violento generó olas de impulso que ocasionó el desborde inmediato y total sobre la laguna B, que no pudo contener el volumen adicional y se desbordó violentamente acarreando material detrítico aguas abajo.
Este tipo de fenómeno no es común, pero tampoco es nuevo. En los últimos cuatro años se han registrado más de 140 eventos GLOF (Glacial Lake Outburst Food, sus siglas en inglés; flujo e inundación por desborde violento de una laguna glaciar) en Perú, y solo en el 2025 ya van tres en la Cordillera Blanca. Sin embargo, lo ocurrido el 28 de abril fue particularmente destructivo. El flujo de lodo, agua y rocas recorrió más de 12 kilómetros, arrasando canales de riego, carreteras, viviendas y afectando a poblaciones como Jinua, Lirio, Cachipampa y Palmira.
Desde el punto de vista conceptual, un GLOF ocurre cuando un macizo (hielo o rocas) cae sobre una laguna de origen glaciar, que luego ocasiona su desborde de manera súbita y violenta generando posteriormente un flujo de detritos. Estas lagunas se forman por el derretimiento del hielo de un glaciar, comúnmente flanqueadas por morrenas (depósitos de tierra y rocas dejadas por la dinámica de los glaciares) o por represas naturales inestables. Basta un estímulo externo, como un derrumbe, un terremoto o lluvias intensas, para que esas barreras colapsen, liberando enormes volúmenes de agua en cuestión de minutos.
El trabajo del Ingemmet y el Inaigem
Este tipo de fenómeno no es común, pero tampoco es nuevo. En los últimos cuatro años se han registrado más de 140 eventos GLOF (Glacial Lake Outburst Food, sus siglas en inglés; flujo e inundación por desborde violento de una laguna glaciar) en Perú, y solo en el 2025 ya van tres en la Cordillera Blanca. Sin embargo, lo ocurrido el 28 de abril fue particularmente destructivo. El flujo de lodo, agua y rocas recorrió más de 12 kilómetros, arrasando canales de riego, carreteras, viviendas y afectando a poblaciones como Jinua, Lirio, Cachipampa y Palmira.
Desde el punto de vista conceptual, un GLOF ocurre cuando un macizo (hielo o rocas) cae sobre una laguna de origen glaciar, que luego ocasiona su desborde de manera súbita y violenta generando posteriormente un flujo de detritos. Estas lagunas se forman por el derretimiento del hielo de un glaciar, comúnmente flanqueadas por morrenas (depósitos de tierra y rocas dejadas por la dinámica de los glaciares) o por represas naturales inestables. Basta un estímulo externo, como un derrumbe, un terremoto o lluvias intensas, para que esas barreras colapsen, liberando enormes volúmenes de agua en cuestión de minutos.
El trabajo del Ingemmet y el Inaigem
Ambas instituciones en el marco de sus competencias vienen desarrollando trabajos en este tipo de fenómenos desde hace años. Inaigem había identificado a las lagunas A y B como cuerpos de agua en formación, aún sin nombre oficial, pero de alto riesgo. En 2021, incluso se registraron señales de inestabilidad en la zona.
Tras el evento del 28 de abril, expertos de ambos institutos realizaron una inspección técnica conjunta para identificar la causa del evento, evaluar los daños y proponer medidas de mitigación. Detectaron que aún quedan tres lagunas en situación crítica: la laguna B, con un volumen de 30 mil metros cúbicos, y otras dos (C y D) en formación, aún en contacto directo con el glaciar y ubicadas en zonas propensas a derrumbes.
El informe de Ingemmet e Inaigem recomienda reducir el volumen de estas lagunas a través de sifones o canales de descarga. También se aconseja no usar explosivos cerca de estas zonas, ya que las vibraciones pueden generar nuevos deslizamientos. Además, se pide instalar un Sistema de Alerta Temprana (SAT) para dar tiempo de evacuación ante futuros eventos.
Por último, ambas instituciones sugieren revisar el ordenamiento urbano, ya que muchas viviendas y canales se encuentran en zonas de alto peligro. El desarrollo en áreas de montaña debe considerar no solo la belleza del paisaje glaciar mediante el turismo, sino considerar además los riesgos que implica vivir en territorios moldeados por el hielo, la roca y el tiempo.
El aluvión del 28 de abril es una alerta de la naturaleza. Gracias al trabajo científico y técnico de instituciones como Ingemmet e Inaigem, hoy se cuenta con conocimiento para actuar antes de que ocurra un desastre. La clave está en transformar ese conocimiento en decisiones políticas y acciones concretas, para aumentar la resiliencia de la población ante los peligros geológicos.
Tras el evento del 28 de abril, expertos de ambos institutos realizaron una inspección técnica conjunta para identificar la causa del evento, evaluar los daños y proponer medidas de mitigación. Detectaron que aún quedan tres lagunas en situación crítica: la laguna B, con un volumen de 30 mil metros cúbicos, y otras dos (C y D) en formación, aún en contacto directo con el glaciar y ubicadas en zonas propensas a derrumbes.
El informe de Ingemmet e Inaigem recomienda reducir el volumen de estas lagunas a través de sifones o canales de descarga. También se aconseja no usar explosivos cerca de estas zonas, ya que las vibraciones pueden generar nuevos deslizamientos. Además, se pide instalar un Sistema de Alerta Temprana (SAT) para dar tiempo de evacuación ante futuros eventos.
Por último, ambas instituciones sugieren revisar el ordenamiento urbano, ya que muchas viviendas y canales se encuentran en zonas de alto peligro. El desarrollo en áreas de montaña debe considerar no solo la belleza del paisaje glaciar mediante el turismo, sino considerar además los riesgos que implica vivir en territorios moldeados por el hielo, la roca y el tiempo.
El aluvión del 28 de abril es una alerta de la naturaleza. Gracias al trabajo científico y técnico de instituciones como Ingemmet e Inaigem, hoy se cuenta con conocimiento para actuar antes de que ocurra un desastre. La clave está en transformar ese conocimiento en decisiones políticas y acciones concretas, para aumentar la resiliencia de la población ante los peligros geológicos.