Delina con nueva vida

Delina recién tenía 8 años, pero ya conocía la injusticia y la discriminación. A tan corta edad, ella fue forzada por su familia a realizar trabajados domésticos en otras casas, lugares en donde ella no recibía otra retribución más que malos tratos.  

 

Luego de años conviviendo con esas malas experiencias, ella fue rescatada del ambiente explotador en donde sobrevivía y pasó a ser albergada en un centro privado que le brindó atenciones básicas, pero no al nivel profesional requerido en su caso.  

 

 

Fue en ese contexto que, a los 16 años, ella pasó a ser protegida por el Estado y trasladada al Centro de Acogida Residencial (CAR) Miski Illariy, del Programa Integral Nacional para el Bienestar Famiiliar (Inabif), donde recibió atención especializada para poder superar las duras experiencias que vivió. Además, comenzó a desarrollar su talento en canto y bordado gracias a los talleres que se desarrollan en el hogar.

 

En el CAR, Delina tuvo los cuidados necesarios, nuevos aprendizajes, pero lo más importante, sonrisas, jornadas de alegría y relaciones de amistad con sus compañeras. Su vida, al fin, había comenzado a cambiar. Sin embargo, el destino le tenía deparado un evento incluso más importante: tener una familia.

 

 

Los esposos Felipe y Teresa, junto con su familia, suelen visitar de forma voluntaria el centro, en donde pasan momentos agradables con las residentes, sobre todo en fechas importantes. Fue así que asistieron a las actividades programadas por el Día de la Madre. Aquella tarde conocieron a Delina. 

 

“La conexión fue inmediata” cuenta la adolescente entre lágrimas de alegría cuando le preguntan sobre el día que conoció a su actual familia. El proceso fue largo y cuidadosamente impulsado por el CAR para que todos los documentos estén preparados y se siga el procedimiento que la ley requiere.