MIMP IMPLEMENTÓ REFUGIOS TEMPORALES PARA ALBERGAR A NIÑAS, NIÑOS, ADOLESCENTES Y PERSONAS ADULTAS MAYORES EN SITUACIÓN DE CALLE

Nota de prensa
A través del Inabif, se han atendido a 82 menores de edad y 78 personas adultas mayores. Son cuatro refugios temporales ubicados en los distritos de Villa María del Triunfo, La Molina, Pueblo Libre y San Juan de Lurigancho.

Fotos: Sub Unidad de Comunicación e Imagen

Sub Unidad de Comunicación e Imagen

19 de julio de 2020 - 8:00 a. m.

Wenceslao Collazos Zapata (82 años), mecánico de oficio, dormía por el óvalo Canta Callao, en el distrito de San Martín de Porres. No tenía dónde vivir y cuenta que fue víctima de violencia, motivo por el cual huyó de casa sin retorno, quedando en estado de abandono. El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) lo rescató y llevó a uno de los cuatro refugios temporales implementados a través del Inabif, que atienden, previa medida de protección, a personas adultas mayores, personas con discapacidad, niñas, niños y adolescentes, en situación de abandono y que se encontraban expuestas, en la vía pública, al contagio del nuevo coronavirus.

“Cuando ingresa una persona adulta mayor es evaluada por un médico y se le hace la prueba rápida de descarte del COVID-19. Luego es incorporada a los grupos de atención, de acuerdo a su perfil y estado de salud. Todos los días recibe una alimentación adecuada y realiza terapia física, de requerirlo. Realizamos talleres de salud bucal, lavado de manos, pintura, canto y baile. Nuestra misión es su bienestar”, señala Rosa Vargas Olivera, licenciada en enfermería quien trabaja en el refugio temporal ubicado en el distrito de Villa María del Triunfo, donde se da protección a adultos mayores y a personas con discapacidad.

A este espacio de atención temporal, se le suma otro ubicado en el distrito de La Molina, donde también se brindan servicios gerontológicos, geriátricos, así como apoyo psicológico y actividades de entretenimiento para dar calidad de vida a la población vulnerable que alberga.

Para Wenceslao su vida ha cambiado, así lo manifiesta y está agradecido por el cuidado y dedicación que le brindan. “Me siento muy bien. Me dan desayuno, almuerzo y comida, ropa limpia, los doctores todos me tratan con afecto, no solo conmigo sino con todo el resto de la gente. Aquí en el refugio he encontrado un hogar, una familia”, cuenta el adulto mayor con una sonrisa que por momentos se desdibuja cuando piensa que así debieron tratarlo también sus hijos.

Garantizamos sus derechos

En otro lado de la ciudad de Lima, en el distrito de Pueblo Libre, adolescentes mujeres víctimas de violencia y sus hijas e hijos, viven en el refugio temporal ubicado en la sede central del Inabif, en el mismo espacio donde funcionaba la cuna institucional, hasta antes del estado de emergencia nacional y aislamiento social.

Mientras que en San Juan de Lurigancho se atienden a niños y adolescentes también en situación de desprotección familiar. Ambos refugios están a cargo de un equipo multidisciplinario de profesionales en educación, trabajo social, psicología y en salud. Aquí, las y los residentes realizan actividades deportivas como futbol y vóley.

Cabe señalar que, en los cuatro refugios temporales, las niñas, niños, adolescentes, personas con discapacidad y personas adultas mayores en situación de desprotección reciben atención que consiste en alojamiento, alimentación saludable, servicios médicos, recreación, y soporte emocional y social. Ello, cumpliendo el Decreto de Urgencia Nº 029-2020 que encargó al MIMP brindar refugio temporal a la población vulnerable que se encontrara en la vía pública durante el periodo de la emergencia sanitaria. El Inabif asumió esta responsabilidad y ha implementado estos servicios de refugio temporal.

“Con los refugios temporales se garantiza una doble protección. Por un lado, a las y los residentes que ya están en los centros del Inabif, donde no ingresan nuevos usuarios o usuarias a fin de prevenir la transmisión del COVID-19; y por otro, se garantiza los servicios de atención adecuados para la población vulnerable encontrada en la vía pública”, señala Jessyca Diaz Valverde, directora ejecutiva del Inabif.